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La Rebelion De Los Colgados


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2013  •  2.819 Palabras (12 Páginas)  •  1.159 Visitas

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Introducción:

Hace menos de un siglo se vivía una situación bastante cruda en donde el paisano vivía una discriminación por hacendados en donde al indio y lo maltrataban y los esclavizaban laboralmente.

La situación era bastante amarga para el pueblo en donde no existía la libertad y mucho menos la expresión en donde su opinión no era válida, hacendados de la región no se preocupaban por sus esclavos solo se fijaban en su bienestar de ellos Sufren castigos horribles si no cumplen con el trabajo que tienen que hacer para poder mal comer. En esta montería cada individuo está obligado a cortar 4 toneladas diarias de caoba, de no cumplir con la cantidad establecida, son castigados de una manera cruel y dolorosa, son colgados de las extremidades durante largo tiempo en un árbol, la mayoría, por no decir que todos los indios que habitaban ahí han sido sometidos a este castigo.

Desarrollo:

Esta historia principalmente describe de manera cruda y realística la situación como social, económica en la cual Vivian los indios de México.

La historia comienza a principios del siglo XX, en gira al entorno de las injusticias de en contra de los indios y nos cuenta la historia de Cándido quien es un indio Chamulla, que proveniente de Chiapas, que al morir su esposa de una enfermedad llega a trabajar una montería acompañado de sus dos hijos Angelito y Pedrito y su hermana Modesta.

El se encuentra en este lugar debido a que un hombre malvado, Don Gabriel (un enganchador) le hizo un préstamo para poder salvar la vida de su esposa, un préstamo que para nada sirvió ya que su esposa murió, un préstamo de tan solo $250 pesos, por la cual tendría que pagar con trabajo, en un ranchito que formaba parte de la colonia agrícola, libre de Cuishin, en los alrededores de Chalchihuistan.

Pero Cándido no es el único que es sometido, ya que hay muchos indios que han llegado al mismo lugar por la misma situación. Sufren castigos horribles si no cumplen con el trabajo que tienen que hacer para poder “comer”.

Los jefes políticos así como funcionarios de otras dictaduras, se hallaban siempre naturalmente al lado de los poderosos finqueros. Cuando se les pedía que despojaran a alguna familia indígena de su pedacito de tierra, declarando la desprovista de sus derechos o valiéndose de cualquier otro medio criminal inmediatamente lo hacían, dejando a las víctimas a merced del finquero. Este se encargaba de pagar deudas de la familia y las multas exorbitantes que se infringían, por motivos de la mayoría de veces inexistentes, pero que tenían por objeto ahogarlas en deudas de tal manera que el finquero quedará en posibilidad de adquirir derechos absolutos sobre la familia.

El indio cree más en la fuerza de su destino que en el poder, y que importa porque Dios, Sabe que haga lo que haga no podrá escapar de ese destino.

Pero la necesidad y la falta de recursos económicos obligan a los indios a venderse a las personas de alto poder, y estar bajo su servicio sin reprochar, y sin ningún derecho y son obligados, únicamente a obedecer las órdenes que les dan, los quienes se pueden decir que son sus dueños o sus jefes.

Días más tarde y después de tantos caminar La nueva cuadrilla llego al campo del Sur en plena noche, donde Cándido ingresa a la Montería con sus hijos y su Hermana. Las monterías las dominaban los Monte llano, Don Acacio, Don Severo, y Don Félix. La noche que llego Cándido a la Montería con sus compañeros estos conversaban con algunos leñadores trabajaban desde hace unos años y se encontraban en los alrededores de la cocina se aproximan a mirar a los recién llegados, a cabo de unos minutos comienzan a conversar con algunos de los recién llegados sombre lo dura que era la vida hay y los distintos castigos que se imponían para hacerlos que rindieran en el trabajo como ellos lo ordenaba. .

Los boyeros como Pedro, Santiago, Procuro, explican las formas de castigo y desigualdades que existen en se lugar, entre patrón y trabajador.

Si te resistes te dan 3 macanazos y cuando vuelves en ti te encuentras colgado perfectamente en un árbol, con el ejército de hormigas rojas paseándosete por la nariz y las orejas, que te han untado de manteca para atraerlas mejor, feliz de que no se te hayan metido en el trasero o se te paseen por delante, cosa ambas muy desagradables. Los Castigados por no cumplir con sus con sus 4 toneladas diarias son colgados con lazos que se sujetan a los arboles y han sido simplemente desnudados por los capataces, dejando caer los hombres por la tierra brutalmente. Los capataces jamás se preocupaban de sus víctimas porque sabían que los muchachos vendrían a socorrerlos. Además los capataces no estaban obligados a velar por la salida de los colgados.

Los cuerpos de los colgados se mostraban sanguinolentos e inflamados. También el cuerpo cubierto de placas provocadas por los piquetes de las hormigas rojas y los mosquitos. Centenares de garrapatas de todos los tamaños se habían introducido en su epidermis. Las cosas no son tan graves cuando los cuelgan cerca de los jacales que lo peligroso es cuando lo cuelgan legos del campamento en vía de castigo especial. Porque entonces lo jabalíes y los perros salvajes los devoran sin que sea posible la defensa alguna. Que hay un castigo que invento don Severo, que a las 11 de la mañana toman al sujeto, lo llevan a un sitio en el que no hay ni arboles ni abrigo de especie alguna. Entonces lo desnudaba, lo atan de los pies y manos y lo entierran en la arena ardiente hasta debajo de la boca, no dejándole fuera más de la nariz, los ojos y el cráneo. Y todo ello bajo la caricia del sol.

Estos eran algunos castigos impuestos para hacer que se produjeran lo que requería, pero los Monte llano tenían demasiada experiencia y eran lo suficiente inteligentes para no llevar a sus trabajadores demasiado lejos del campamento, pies de haber colgado a la mayoría lejos, al día siguiente ya no encontrarían ni a uno solo vivo,

Lo único que tenían en la cabeza los colgados era; “Por todos los santos del cielo, Diosito, haz que me pueda yo tumbar mis 4 toneladas para que no me cuelguen”.

También relata Santiago que una noche escucho a un muchacho que cantaba en medio de los lamentos y gemidos de los colgados y parecía que su canto

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