La Revolución mexicana

La Revolución mexicana fue un conflicto armado que tuvo lugar en México el 20 de noviembre de 1910 y culminó en 1917, con la proclamación de la Constitución mexicana.

En esta época su tecnología principalmente era usada en armas, transporte comunicación, armamento, salud, entre otros.

Las armas y el ferrocarril fueron las principales aportación de la tecnología en esa época.

Si bien México contaba con un importante avance en las vías ferroviarias, la historia indica que fue Porfirio Díaz el encargado de expandir esta red. Durante su gobierno este proyecto fue una herramienta de transporte y control social. Gracias a los ferrocarriles se reprimieron varias sublevaciones, como fue el caso de Río Blanco.

Para 1910, año en que estalla la revolución mexicana, los trenes juegan un papel importante, México contaba con 19 mil 748 kilómetros de vías férreas y con varias empresas ferrocarrileras. La principal de ellas era Ferrocarriles Nacionales de México, S. A., que pertenecía en un 51 por ciento al Estado mexicano.

Como antes ya se menciono, el armamento en esta época también fue de suma importancia, ya que con este atacaban y se defendían.

La mayor parte de las armas usadas en la revolución eran portátiles. La más mortífera y letal era la ametralladora. De ella se usaron varios modelos, como Madsen, Lewis, Colt, norteamericana, Vickers, Inglesa, Hotchkiss y francesa. Por sus características balísticas, físico-mecánicas y por su abundancia se dio preferencia a la francesa.

El medio de comunicación más importante en este periodo fue el periódico existan diversos tipos como por ejemplo; “El Universal”, “El Monitor Republicano”, “La Voz de México, “El Imparcial”, de Reyes Spíndola, “El País” de Sánchez Santos, “El Hijo del Ahuizote”, “El Porvenir”, “Regeneración”, de los hermanos Flores Magón”, “El Demófilo”, “La Voz de Juárez”, “El Alacrán”, “Diario del Hogar”, de Filomeno Mata, “El Tiempo”, de Victoriano Agüeros, “La Libertad”.

Este ultimo representado por un grupo de jóvenes intelectuales como Justo Sierra, Telésforo García y Francisco G. Cosmes. Que reconocieron tener subsidio del régimen pero sin perder autonomía.

Otro medio que fue utilizado fue la literatura mexicana llena por completo e interpretada por medio de corridos o narraciones las ideas, anhelos, pasiones y sentimientos que la nación quiere llegar a alcanzar.

Un elemento más, es el boceto que por medio del arte pictórico expresaba los sentimientos y emociones del pueblo, eso sin llegar a mencionar aquellas frases propias de la revolución, entre ellas esta:

“madrugar”, que aludía a la forma de asesinar a los contrarios, con alevosía y traición.

En el aspecto de la salud, con el desplazamiento de las tropas surgieron nuevas enfermedades y se recrudecieron otras que se magnificaron con las hambrunas y los desastres naturales.

La fiebre amarilla, la viruela, el tifo y la influenza española azotaron el país, tanto en las costas como en las grandes ciudades como Monterrey, Guadalajara y Saltillo. En esta época se erradica el mosquito transmisor de la fiebre amarilla Aedes aegypti, mediante la eliminación de los depósitos de agua estancada. Además se erradica la viruela y se realizan los primeros estudios sobre la transmisión del tifo.

La situación que guardaba, pues, la salud pública en aquel año crucial, era, sencillamente, pésima. A menudo esta situación se reflejaba en la opinión pública, o al menos en la prensa periódica, y de vez en cuando asomaban ideas lúcidas sobre las conexiones entre la salud pública y factores de naturaleza social, económica o cultural. Así, por ejemplo, cuando el doctor Porfirio Parra hizo alguna investigación sobre las condiciones de la vivienda en México, halló que por lo menos la tercera parte de la población de la capital vivía en cuartos en los que había lumbre y excrementos durante todo el día, y sugirió la celebración de un congreso para tratar de “conciliar los intereses de los propietarios con los sagrados intereses de la vida y de la salud del pueblo”.

La mujer demostró un gran potencial en el poder curativo durante esta época, ya que curaba a sus esposos o hijos. En 1907 se inaugura la primera escuela de enfermería en nuestro país.

Este fue el primer avance grande en el aspecto de la salud, aunque no eran suficientes las mujeres que egresaban a esta escuela para curar a todos los enfermos.

PORFIRIO DIAZ

En Puebla protagonizó poco después una brillante acción militar, cuando realizó un asalto sangriento y rápido contra sus enemigos de esta ciudad, que se refugiaron en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la Capital de la República y la tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar pues adelantó la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez.

En noviembre de 1871 había lanzado el llamado "Plan de la Noria", en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y, a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral. Por fin, en 1876 consiguió expulsar a Lerdo, y accedió a la Presidencia. En 1880 la Cámara lo declaró Presidente Constitucional. Durante el largo tiempo en que gobernó Díaz se realizaron obras importantes en varios puertos, y se tendieron 20.000 kilómetros de vías férreas. Las líneas de ferrocarril se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la frontera con los Estados Unidos de América para facilitar el intercambio comercial. También sirvieron para facilitar la circulación de productos entre distintas regiones de México, y como medio de control político y militar. El correo y los telégrafos se extendieron por buena parte del territorio nacional. Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se regularizó el cobro de impuestos y, poco a poco, se fueron pagando las deudas. La agricultura progresó espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, con vastas producciones de henequén, caña de azúcar y algodón.

México tuvo un crecimiento económico nunca visto, pero, como poca gente tenía dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo sólo favoreció a unos cuantos mexicanos y a los extranjeros. La desigualdad entre los muy ricos, que eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, abrió una profunda brecha en la sociedad mexicana. Se formaron enormes latifundios, los indígenas perdieron muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del campo tuvieron que ocuparse como

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