La Universidad en América Latina y Argentina: Problemas y desafíos políticos y de gestión

La Universidad en América Latina y Argentina: Problemas y desafíos políticos y de gestión

Una Universidad debería tener una relación de retroalimentación tanto con la sociedad como con el Estado. Desde ya que la universidad pública debe colaborar con diferentes espacios de ambos, tanto por su propia identidad como desde su responsabilidad pública. Pero cómo saber si la Universidad es pertinente con la Sociedad en la que está inmersa. Quizás una manera sería analizando si hay una correlación entre la necesidad y la demanda de los distintos sectores sociales, o si existe un compromiso a una mejora en la calidad de vida de la comunidad en su totalidad.

Sería importante también analizar si lo que la universidad realiza es conocido por la sociedad, si ello es de significación para la comunidad y si al mismo tiempo, si esas acciones son valoradas y apoyadas por los diferentes actores sociales. Desde lo vivenciado en mi carrera, la interacción con la sociedad fue prácticamente nula, sin ninguna actividad de extensión ni tampoco del desarrollo de responsabilidades sociales. Esto me limita a pensar que este efecto va dejando a su paso graduados con ningún tipo de responsabilidad social.

A futuro si esta relación se volviera efectiva desplegaría en cambio ciudadanos consecuentes de una buena democracia, buenos servicios públicos, una buena calidad de vida y un estado de derecho.

La Autonomía Universitaria se logra no solo con el sustento de la sociedad sino también con la impronta de la democratización de la institución. Particularmente al atravesar mi vida universitaria me tocó participar tanto en el sufragio de un nuevo rector y consejo como de la elección de un nuevo centro de estudiantes. Esto significo para mí, una perspectiva de progreso en algunos aspectos y no tanto en otros, por ejemplo la posibilidad de ser parte de un consejo de alumnos que asistía a las reuniones para acreditación de la carrera, que a su vez permitieron mejorar el presupuesto para cada departamento. También fui testigo de la digitalización de la biblioteca, que facilito su acceso y de nuevos equipos para los laboratorios. No obstante sería importante destacar que cada catedra permanecía intacta, lo que era favorable y desfavorable a su vez porque no existía un régimen que evalúe o que impulse una posibilidad de mejoras en cuanto al nivel académico.

Sería importante fomentar la democratización en las universidades para que se impulsen nuevos estatutos y reformas en las mismas que promuevan la cantidad y calidad de graduados, pero sin caer en la falta de empatía o negligencia a las necesidades y demandas de la sociedad.

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