La Virgen Que Forjo Una Patria

Hace quinientos años, en la conquista de América, apareció una misteriosa pintura que traía en el manto la imagen de un indígena. Esa imagen con el rostro de mujer, levantó tal asombro que consiguió unir al instante la cultura indígena con la europea. Pero ¿Quién era la señora de la imagen? ¿Qué fue lo que vieron los españoles y los indígenas en esa para que sus diferencias se acabaran y poder unirse? México ha sido famoso por su cine, sin embargo la religión, el que expresa la espiritualidad e identidad del pueblo ha estado presente en la producción cinematográfica desde 1917 y hasta 2009 a través de la temática de la Virgen de Guadalupe, la cual ha sido el símbolo para las creaciones fílmicas, insignia de unión y pertenencia a la cultura y religión mexicanas. La Virgen morena del Tepeyac ha destacado en historias y guiones que han representado siempre las manifestaciones del milagro guadalupano. La Virgen de Guadalupe apareció en 1531, cuando habían pasado diez años de la llamada Conquista de México con la caída de Tenochtitlán. A pesar de ello no había una fusión ni integración entre indígenas y españoles, comenzaba una incipiente mezcla racial, pero costumbres, religión, gobierno y sobre todo el mestizaje cultural se realizaba como un proceso lento y complejo. La conquista había dejado heridos a los indígenas, pues los españoles no entendían el valor de su cultura y trataban de imponerse, por un lado como padres amorosos y buenos misioneros y por otro, como hombres civiles y militares que abusaban de ellos de diversas formas; los nativos veían morir sus tradiciones, dioses y costumbres, mientras que los españoles veían idolatría y pecado en ellos. Parecían dos mundos irreconciliables hasta la aparición de la Virgen de Guadalupe, quien coadyuvó a unificar a la naciente patria mexicana. A partir de este hecho, la Virgen de Guadalupe se consolidó en símbolo de lo mexicano, del nacionalismo, pero sobre todo de la identidad, pues representaba la fusión de lo indígena y lo español: la mujer de luna y estrellas con rasgos indígenas y mensaje cristiano que con el paso de los siglos se transformaría en un personaje emblemático de México y su historia. Asimismo la imagen de Guadalupe ha sido una de las protagonistas entrañables en los procesos sociales de la nación mexicana, que ha encontrado su manifestación plena en uno de medios de comunicación más importantes en México: el cine, pues a través de él se ha constituido en tema atemporal, iniciando su tratamiento desde el periodo silente, pasando por la transición al sonoro, la época de oro y hasta la actualidad, construyendo historias alrededor de milagros guadalupanos y tratando de reafirmar su presencia a través del culto. Sin embargo, lo que es innegable en todo este cine dedicado a la emperatriz de América es su recurrente retorno al mito iniciático: la aparición a Juan Diego y con ello el vínculo perpetuo con el pueblo mexicano.

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