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La expansión atlántica de Europa

alexishgfdsaEnsayo5 de Marzo de 2016

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1. Explicación de los contenidos conceptuales

1. Contexto de la literatura del Descubrimiento y Conquista de América[pic 3]

La expansión atlántica de Europa

A fines de la Edad Media, los viajes del veneciano Marco Polo abrieron una nueva perspectiva sobre los países del lejano Oriente: Cathay (China), Cipango (Japón), islas de las especias (Insulindia) y demás regiones ribereñas del Océano índico.

El tráfico naciente entre las ciudades de Flandes y de Italia convertía, sobre todo al puerto portugués de Lisboa, en escala obligada y, por tanto, en centro de activo intercambio. A principios del siglo XV Portugal había terminado la lucha contra los musulmanes y tenía enfrente un mar desconocido y dilatado, como incitación perenne a la aventura y al viaje. Así lo comprendió el príncipe Enrique, y gracias a él, su patria, tan pequeña, había de adquirir, en poco tiempo, un maravilloso imperio colonial.

Por su parte, los descubrimientos oceánicos españoles comenzaron con el viaje de Cristóbal Colón en 1492, durante el reinado de los Reyes Católicos. La demora con respecto a Portugal se explica porque España no se libró de los musulmanes hasta ese año, en que cayó el reino de Granada, último baluarte del Islam en la península ibérica.

Al trasladarse el comercio marítimo al Atlántico, perdieron vitalidad económica y fuerza política los Estados de Génova y Venecia. En cambio, España y Portugal se convirtieron en centros del nuevo escenario geopolítico- económico.

Para evitar disputas España y Portugal firman, el 7 de junio de 1494, ante el Papa Alejandro VI, el Tratado de Tordesillas, que fijó un meridiano divisorio que identificaba las tierras que pertenecían a cada país. Los territorios situados al Oeste del meridiano serían españoles y los de lado Este, serían portugueses.

La mentalidad de descubridores y conquistadores

En apenas tres décadas, a comienzos del siglo XVI, unos pocos miles de hombres al servicio de España descubrieron el Hemisferio Occidental y conquistaron gran parte de México, Centroamérica y Suramérica, así como las islas del Caribe. ¿Por qué lo hicieron?


[pic 4]» * El deseo de obtener metales preciosos obviamente dio impulso en gran medida a la exploración y la conquista. La corona española necesitaba dinero para librar las guerras contra los franceses en Italia y los turcos otomanos en el Mediterráneo.

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  • Pero la gloria fue un motivo tan poderoso como el oro para que los hombres j cruzaran mares turbulentos, caminaran por territorio inexplorado y lo reclamaran para un distante soberano.
  • La inspiración para tal atrevimiento provenía, en gran parte, de los romances de caballería que dominaban las listas de libros más vendidos en Europa a inicios del siglo XIV. Los conquistadores narraron sus aventuras en los términos aprendidos en las páginas de una novela de caballería llamada Amadís de Gaula y sus imitadores, y les rindieron un homenaje perdurable en la geografía del Nuevo Mundo: California, Patagonia y el Amazonas recibieron sus nombres en honor a lugares o personajes de las novelas de esa época.
  • La fe de los conquistadores de que tenían por delante una misión necesaria para imponer la fe verdadera, fue confirmada por la práctica de los aztecas del sacrificio humano. Era natural, entonces, que los españoles vieran la conquista de ultramar como una cruzada, tras casi ocho siglos de luchar contra los “infieles” musulmanes, en casa.

La visión de los misioneros y sacerdotes

La alfabetización y las recopilaciones de los frailes proveen una visión de la Conquista desde la perspectiva de los vencidos, uná visión traumática, trágica y amarga.

He aquí el testimonio de Fray Bartolomé de Las Casas en su Brevísima Relación de la destrucción de las Indias[1]:

de las calidadeÍ,'£Mmm ,así dotadas, entraron los es pañoles, t>r como':. lobos y tigres v leones crudeHsim&'^M^mm píra^(c0a;qde no han hecho de cuarenta andsayd^az^ mm mn en dm l(>        smo despedazarlas, matarlas, anc[pic 5]

; atormentarías yídeslruulas poi las extrañas y nuevas v varias ^yisi^.niieídasyóídas, maneras de crueldad:

■tj^s^^obre tres cuentos de ánimas (¡ue vimos, no hay hoy '■éótéijffl^'pertion&st'Ha-isla'de Cuba es quizá tan luenga conipdesÉjijj| a Rdrriá; está hoy casi toda despoblada. (...)


Por eso es que al lado, pero a contracorriente, de la copiosa crónica española sobre América, hay muchos testimonios indígenas que adoptan formas variadas (memoriales, relatos, cantares, poemas, diálogos, profecías, etc.) y cumplen una función de crónica comparable a la de los conquistadores. Nos brindan lo que se ha llamado "la visión de los vencidos” o "el reverso de la Conquista”, sin los cuales sólo veríamos la mitad del cuadro total.

[pic 6][pic 7][pic 8][pic 9][pic 10]La cultura azteca cae vencida en Tenochtitlán, el 13 de agosto de 1521, a manos de Hernán Cortés. Del llamado Manuscrito de Tlatelolco, que se encuentra dentro de la obra denominada Unos Anales Históricos de la Nación Mexicana, redactado anónimamente en 1528 y recogido por Bernardino de Sahagún, se toma esta muestra de un testigo que narra los hechos y su voz, tiembla bajo la emoción del recuerdo. De este modo cuenta la hora final.


  • La crónica llamada Títulos de la Casa Ixquín Nehaib, escrita en quiché a comienzos del siglo XVI, que relata la heroica resistencia indígena ante las tropas de Alvarado;[pic 11]
  • los Anales de los Xahil, que narran acontecimientos históricos que llegan hasta finales de ese mismo siglo.

• En lengua maya-yucateca, han llegado a nosotros:

  • La Crónica de Chac-Xulub-Chen, escrita a mediados del siglo XVI;
  • el Códice de Calkiní, que describe el encuentro de los españoles con esa población en la zona de Campeche;
  • Hay una obra dramática titulada Historia de la Conquista de Quetzaltenango, escrita en una variedad de versos y estrofas castellanos;
  • Pero seguramente la crónica maya más importante sobre el impacto de la Conquista en la cultura local, es el llamado Chilam Balam de Chumayel, parte de los Libros del Chilam Balam.

 En la región quechua, hay dos notables testimonios:

  • una es la extraordinaria elegía Apu Inca Atawallpaman (A/ Señor Inca Atahualpa), que conmemora su ajusticiamiento;
  • la otra es una obra teatral, Tragedia del fin de Atahualpa, parte de todo un ciclo de expresiones dramáticas coloniales que giran alrededor de i esa figura, compuestas en lengua quechua pero con mayor o menor grado de contaminación por los moldes del teatro españo]. Esta obra fue presentada en la ciudad de Potosí en 1555.

La crónica como género histórico literario durante el Descubrimiento y la Conquista

Las principales crónicas, como género histórico literario, durante el Descubrimiento y la Conquista son: [2]


permite acercarnos a la realidad del momento y conocer circunstancias aparentemente irrelevantes pero que han tenido una repercusión general grande e, incluso, influir en la política española. Un ejemplo: Todo le parece confirmar sus ideas preconcebidas al partir de España y su convicción de que su ruta lo llevaría al reino de Cipango (Japón) o a las costas orientales del Gran Khan, o sea la India (lo que explica el nombre de “Indias” que se usó para designar al nuevo continente).

  • Para la fase de la Conquista los documentos son las llamadas Cartas de relación que combinan dos actitudes: la epistolar, que le permitía al aqtor hablar de sí mismo y emitir opiniones subjetivas; la relatoria, cuyo valor es más oficial y equivale a un documento legal que certifica la verdad y la esclarece, apoyada en datos objetivos. Ejemplos: las cinco cartas de relación de Hernán Cortés dirigidas al rey Carlos V y las dos cartas de don Pedro de Alvarado dirigidas a Hernán Cortés, fechadas el 11 de abril y el 27 de julio de 1524.
  • Para la fase de la Conquista y de la Colonia el documento es la crónica, que denomina el informe del pasado o la anotación de los acontecimientos del presente, fuertemente estructurados por la secuencia temporal. En la primera parte del siglo XVI la mayoría de las crónicas son anónimas, pero los cronistas iridios y mestizos que escribieron a partir de la segunda mitad del siglo, firmaron con sus propios nombres. La mayoría de estas crónicas se distribuye en dos grandes grupos:

[pic 12][pic 13][pic 14]— Los cronistas de la Conquista de México (o Nueva España): Francisco López de Gomara (1511-1564) se concéntra en la conquista de Cortés y recoge su testimonio personal de la campaña en su obra Historia general de las Indias y Conquista de México (Zaragoza, 1552); Bernal Díaz del Castillo (14967-1584), fue uno de los soldados de Cortés y asistió a la caída de México-Tenochtitlán, su crónica fue publicada, bajo el título de Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, en 1632. Fray Bartolomé de Las Casas (1484-1566) y su notable obra: Brevísima relación de la destrucción de Las Indias (Sevilla, 1552). Fray Bernardino de Sahagún (14997-1590) llega a Nueva España en 1529, es decir ya destruido y dominado el antiguo imperio azteca. Su Historia de las cosas de Nueva España, es la primera recopilación orgánica de los aspectos espirituales del mundo mesoamericano a partir de versiones e informaciones orales indígenas. La historiografía que presenta la llamada “visión de los vencidos” comienza con ella. Fray Juan de Torquemada (15577-1624) es considerado el último de los cronistas franciscanos del siglo XVI. Es el autor de Monarquía indiana (Sevilla, 1615).

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