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La “gran lumbrera” corresponde a YHVH y la “lumbrera menor” a Elohim, que es el último de los grados y el término del pensamiento


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2014  •  1.204 Palabras (5 Páginas)  •  239 Visitas

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Entonces ella se amenguó de modo de ser cabeza de las filas inferiores. Desde entonces

ella no tuvo luz propia y deriva su luz del Sol. Primero fueron iguales, pero luego ella se

amenguó entre todos esos grados suyos, aunque todavía es cabeza de ellos; pues una mujer no

goza de honor salvo en conjunción con su marido.

La “gran lumbrera” corresponde a YHVH y la “lumbrera menor” a Elohim, que es el

último de los grados y el término del pensamiento.

Primero fue inscrita entre las letras del Nombre Sagrado, en su cuarta letra, pero tomó un

rango inferior con el nombre Elohim; sin embargo, aun asciende en todas direcciones arriba en la

letra Hé en la unión de las letras del Nombre Sagrado.

Luego se extendieron grados a uno y otro lado. Los grados que se extendieron hacia arriba

se llamaron: “el dominio del día”, y los grados que se extendieron hacia abajo se llamaron: “el

dominio de la noche”.

“Las estrellas son el remanente de las fuerzas y los ejércitos, y, en número incontable,

están todas suspendidas de ese “firmamento del cielo” que es la “vida del universo”, como está

escrito: “Y Dios las colocó en el firmamento del cielo para dar luz sobre la tierra...”

Esta es la tierra inferior, que extrae luz de ellas, como ellas derivan luz desde arriba. En

ese día (cuarto) se estableció el Reino de David el cuarto pie y sostén del trono divino; y las letras

del Nombre Divino fueron firmemente fijadas a sus lugares.

A pesar de ello, el sexto día, cuando fue plenamente formada la semejanza del hombre, no

estaba firmemente fijado el trono en su lugar. Pero, entonces, por lo menos, ambos tronos, el

superior y el inferior, fueron establecidos y todos los mundo instalados en sus lugares, y todas las

letras se fijaron en sus esferas por la extensión del vapor primordial.

El cuarto día fue “rechazado de las constructores”, porque en él la lumbrera se degradó y

abatió su radiación y se reforzaron las cáscaras exteriores. Todas esas luces radiantes se hallan

suspendidas en ese firmamento del cielo para que por ellas pudiesen establecerse el trono de

David.

Esas luces son agentes formativos en el mundo inferior para perfeccionar la forma de

todos los que se incluyen en el término “hombre”. Este es el nombre que se da toda forma

interior; y así cada forma comprendida en esta extensión se llama “Hombre”, que propiamente

indica el espíritu del hombre que emana del reino de la santidad, para el cual su cuerpo es una

vestidura, como leemos: “Tú me vestiste en piel y carne”217. De ahí que a menudo encontremos la

expresión “Carne de Hombre”, que implica que el hombre real se halla adentro y la carne que es

su cuerpo es solamente una vestidura. Los seres inferiores que han sido compuestos por este

espíritu, asumen formas y están envueltos en otra vestidura, como la forma de animales puros,

buey, oveja, cabra, ciervo, etc. Ellos participarían gustosos de la vestidura del hombre, que

corresponde a su naturaleza interior, pero sus formas se hallan cubiertas por el nombre que se

aplica a sus cuerpos. Así, encontramos “carne de buey”, siendo “buey” el elemento interno de ese

cuerpo, mientras la “carne” es la vestidura; y así con todos.

De manera similar, en cuanto al “otro lado”: el espíritu que se encuentra en las naciones

idólatras sale del reino de la impureza y no es, hablando propiamente, “hombre”. Por eso no se

halla cubierto por ese nombre y no tiene parte en el mundo futuro. Su cuerpo, que es la vestidura

de esa cosa impura, es carne impura y el espíritu es impuro dentro de la carne que viste. Por eso

216 Cantar de los Cantares I, 7.

217 Job X, 11.

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