¿La verdad detendrá las lágrimas?

¿La verdad detendrá las lágrimas?

Antes de comenzar, deseo aclarar al lector de este texto que, aunque mi título incite un pensamiento relacionado a que mi opinión será apoyar el no, acerca del proceso de paz, aun si es por falsas esperanzas o por cierta obligación moral, estoy más encaminado a la búsqueda de la paz. El tema que a mi opinión está luchando codo a codo (junto a la participación política) y crea más controversia es la parte de castigos y reconstitución de víctimas, tema el cual será comentado y expuesto en este texto.

Continuando con la introducción anteriormente realizada, es mi deber dar a conocer que estoy indignado con las políticas y acuerdos alcanzados durando las negociaciones, lo más probable es que sea porque yo como víctima en varias ocasiones de las atrocidades cometidas por este grupo armado (dando como ejemplo particular el secuestro de familiares o la extorción) no tenga el corazón ni la compasión suficiente para perdonar. Es entendible a la perfección que para lograr un mutuo acuerdo se debe proponer un castigo que no solo complazca a el afectado, sino al verdugo también.

Si bien tengo claro que se presentaran castigos de 5 a 8 años (aclaro que esto solo se hará a los que confiesen sus crímenes) me pregunto ¿El sufrimiento de 50 años de un pueblo, se puede compensar con 5 años de castigo? Por más que le doy vueltas a esta problemática, la única respuesta que viene a mi mente es no. Ahora bien, aun después de dicho esto, se pudiera entender este tiempo como castigo si fuera algo severo, o, aunque sea, el pago ordinario de los actos cometidos por este grupo, tales como el encarcelamiento junto a indemnización, pero es sorprendente e indignante, que lo único que deban hacer es el pago de este tiempo en una especie de ‘servicio comunitario’.  

En este punto del escrito, deseo ponerme en los pies de las victimas más afectadas (ya que las experiencias de este escritor no llegan a la gravedad de la muerte de algún familiar). Si bien podemos decir que, para las víctimas, saber que paso con las personas desaparecidas, recuperar los cuerpos de sus seres queridos (o saber dónde están) puede generar algo de alivio, no es necesario ser un experto para saber que eso no hará que ellos vuelvan, no sanara el daño y los años de sufrimiento en sus vidas. Considero pertinente en este punto relatar las palabras de una amiga que en este momento (como campesina) es víctima directa del conflicto armado: ‘Yo no creo en esta paz, simplemente lograrán que el grupo armado cambie de nombre y logo, este tipo de personas luego de probar el camino fácil de la extorción y las masacres y solo recibir un ‘regaño y unas cuantas palmadas’ volverán a lo mismo, y lo harán con más fuerzas sabiendo que la verdadera justicia no les caerá encima’.

Finalizando este texto, es mi deber escribir el pensamiento que hace que este humilde escritor vote por el sí: Cuando gane la paz, y esto conlleve a una peor guerra, el país se habrá dado cuenta que esa no fue la solución, abrirá los ojos ante la realidad, y nunca más volverá a realizar este grave error llamado ‘Proceso de paz’.

Santiago Hincapié Ramírez.

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