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Las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial


Enviado por   •  26 de Mayo de 2019  •  Exámen  •  1.656 Palabras (7 Páginas)  •  253 Visitas

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LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA P.G.M.

La Primera Guerra Mundial se extendió entre 1914 y 1918 enfrentando a la Triple Alianza, compuesta por Alemania y Austria-Hungría, y a la Triple Entente, formada por Gran Bretaña, Francia y Rusia. Al ser en gran medida un conflicto europeo, los costos fueron mayoritariamente europeos, lo cual contribuyó a que se produjera el fin del predominio de dicho continente dentro del escenario del capitalismo mundial.

El caos de la guerra produjo una ruptura con la llamada “edad de oro”, interrumpiendo la fase de crecimiento que se había iniciado a mediados de la década del 90. Se pensaba que el conflicto había provocado un desajuste estructural en la economía internacional; de ahí que la política económica de las potencias vencedoras fuera, en gran medida, un intento de retornar a la situación anterior a la guerra.

Antes del estallido de la guerra, Gran Bretaña se encontraba en la cúspide del sistema económico mundial y se adscribía como el motor financiero internacional. De este modo, las primeras víctimas de la Gran Guerra fueron el patrón oro y el desplazamiento de capitales.

Antes de la guerra, se había privilegiado la estabilidad exterior aun a costa de sacrificar la interior. Esta estrategia había funcionado porque las demandas sobre los gobiernos no fueron demasiado potentes debido a la escasa movilización política. Después de la guerra, el panorama era muy diferente: la reactivación de los trabajadores, las fuertes querellas entre estados derivadas del conflicto mundial, junto con la existencia de una organización industrial más estructurada que requería de compromisos a largo plazo entre el capital y el trabajo, obstaculizaron la subordinación de la actividad económica nacional a la estabilidad de la moneda. Sin embargo, los economistas clásicos siguieron afirmando que la primacía de las leyes del mercado, asegurada por el patrón oro, era la única vía para garantizar el crecimiento económico, aunque hubiera que pagar el costo de crisis periódicas.

A lo largo del esfuerzo bélico, los gobiernos debieron abocarse a resolver cuestiones económicas por lo que aumentaron sus recursos mediante la reforma impositiva: los gravámenes sobre la renta y sobre el volumen de los negocios fueron creados en esta época. Pero esta redistribución de la riqueza nacional a favor del estado no fue suficiente. Los países más afectados por los combates se vieron obligados a importar mercancías y obtener préstamos de los países más fuertes en el plano industrial, los que estaban alejados del campo de batalla y los ricos en materias primas.

Un problema crucial fue el de la mano de obra, ya que el reclutamiento masivo de hombres para la guerra dejó enormes vacíos en el aparato productivo a partir de lo cual se recurrió a la mano de obra femenina. En el sector agrario los gobiernos trataron de aumentar la producción por todos los medios, por lo que se recurrió a medidas excepcionales: en Alemania se decretó la obligatoriedad de cultivar las tierras comunales; en Francia se requisaron las tierras sin cultivar y en Gran Bretaña los propietarios de terrenos baldíos fueron multados. A su vez, los países en guerra se sirvieron del control de precios y del racionamiento con el fin de que los recursos se orienten prioritariamente al abastecimiento de los combatientes.

Los problemas de transportes fueron serios, obligando a los estados a subordinar a las empresas a la hora de organizar la circulación ferroviaria para evitar que los intereses de las empresas afectasen los objetivos de la guerra. En cuanto al comercio exterior, se fijaron cupos de importación.

El conflicto significó para los estados involucrados un enorme aumento del gasto púbico. Es así que la guerra benefició económicamente a los proveedores, sobre todo a Estados Unidos, que entre 1914 y 1919 se posicionó como el mayor país acreedor, pero también a Japón. EEUU aumentó su producción de carbón y petróleo, su renta nacional se duplicó durante la guerra, y por su parte, Japón extendió su influencia a China, India y Sudamérica siendo la base de sus exportaciones los productos industriales. En América Latina, países como Argentina y Brasil sustituyeron sus importaciones (en la industria textil y alimenticia) provenientes de Europa por producción propia contribuyendo así en la mejores sustancial de sus economías. En cuanto al continente africano, el principal impulso generado por la guerra fue el desarrollo de la producción minera, orientada sobre todo a la obtención de cobre.

Estados Unidos emergió en la posguerra como el principal motor de la reconstrucción de la economía europea y la reactivación del comercio mundial, pero sus gobiernos y su sociedad fueron aislacionistas. No obstante, los poderosos grupos que dominaban en Wall Street se involucraron en las negociaciones vinculadas con la recuperación y la estabilidad de la economía internacional: un ejemplo notable es el plan Dawes, destinado a reorganizar la economía alemana quebrada por la crisis de 1923.

Las deudas de guerra con Washington fueron muy altas y el hecho de que la balanza de pagos fuera favorable a los norteamericanos dificultó enormemente el proceso de recuperación de Europa.

La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgica fueron los países más afectados pues los combates más violentos se desarrollaron en su territorio.

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