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kurog6 de Febrero de 2015

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Iberia Pre-romana

Pueblo Rasgos Morfo-sintácticos Rasgos Léxico -semánticos Rasgos fonético-fonológicos

Vascos Suelen darse desajustes proposicionales dado que en vascuence no existen preposiciones, sino posposiciones, de ahí que algunas posposiciones vascas hayan originado ciertas alteraciones con el uso de las preposiciones castellanas:

• Se emplea frecuentemente la preposición con, en lugar de a, de, y en (...).

• Se emplean las preposiciones a y de en lugar de por (...).

• Algunas veces, se emplea innecesariamente la preposición e El vocabulario español de origen vasco incluye además términos alusivos a usos hogareños, como ascua y socarrar; nombres de minerales, plantas y animales, como pizarra, chaparro; prendas de vestir: boina, zamarra; agricultura: narria, cencerro; supersticiones: aquelarre; juego: órdago, etc. En ocasiones, la palabra vasca es, a su vez, de origen latino o románico: así el latín cistella dio el vasco txistera, que ha pasado al castellano en la forma txistera. Nuestra chabola es adopción del vasco txabola, pero éste procede del francés antiguo jaole `jaula' o cárcel. A cambio de estos y otros escasos préstamos, la influencia léxica del español sobre el vasco ha sido y sigue siendo, enorme • Según Lapesa, se observan significativas semejanzas entre la fonología vasca y la castellana. El sistema vocálico consta de sólo cinco fonemas, repartidos en tres grados de abertura; dentro de los límites de estos grados, cada una de las vocales, firmes y claras, admite variedades de timbre en las dos lenguas.

• La ausencia de v labiodental, existente en los países románicos se atribuye también a la presencia de lengua euskéra en el momento; “existió en el español antiguo. El vasco no lo conoce, al menos desde la Edad Media, y en la primera mitad del siglo XVI la pronunciación bilabial indistinta para v y b románicas se atribuía especialmente a vizcaínos.

Ligur El sufijo "-ona", es de origen ligur, por ejemplo: Barcelona, Tarazona, etc. Esto dio origen a algunos topónimos. Se atribuye la influencia ligur a los topónimos -ascu, -oscu, -uscu, -incu o -elu. Entre los tipos -ascu, -oscu o -uscu se puede citar a Manosque, Tarascon, Venasque, Artignosc, Branoux, Flayosc, Gréasque, Vilhosc, Chambost, Albiosc, Névache, Grillasca, Palasca, Popolasca, Salasca, Asco en Francia y Benasque, Velasco o Huesca en España. Arlanc, Nonenque y el antiguo nombre de Gap (Vappincum) son del tipo -incu. El tipo -elu está representado por Cemenelum (actual Cimiez). No hicieron aportes fonéticos.

Celta Aportaron el sufijo iego con la idea de pertenencia (adjetivo), como: mujeriego, palaciegos, y nocheciegos. Los toponímicos de origen céltico son muchos. Entran como elementos informativos de las palabras, las voces: "briga", que significa fortaleza, y "sego" o "segi" que indican victoria, por ejemplo: "Conimbriga": Coimbra, "Lacobriga": Carrión, "Seguvia": Segovia. La palabra "dunum", es sinónimo de "briga"; aquel elemento también entró en la formación de toponimias. Dichos lugares se encuentran localizados tanto en la región central como en la oriental de los Pirineos, por ejemplo: "Navardúm": Zaragoza, "Salardú". Según Obediente (2000) aportaron cambios fonéticos como: P.A.K a/b/d/g respectivamente y la /Kt/ pasó a latino /ts/ Ch en el español.

Íberos Es de tipo aglutinante puesto que se identifican con cierta facilidad los sufijos pospuestos a los elementos que con mayor facilidad se dejan identificar, los antropónimos. Los mejores conocidos son:

-ar: aplicado a antropónimos que parece marcarlo como poseedor.

-en: de uso similar o idéntico a –ar.

Mi: suele recibir designación aséptica de partícula posesiva; pero se mantienen abiertas múltiples interpretaciones(desinencia de genitivo, verbo copulativo como es o soy, morfema deíctico o incluso personal: yo, ello) Aporte de sustantivos: Abiner, quizar fuera el equivalente del latin servvs, esclavo (Untermann 1997), si el paralelismo entre dos sellos de producción, uno ibérico y otro latino, presentes en el mismo mortero fuera perfecto, aunque no es la única posibilidad.

Ars: término que aparece asociado a algunos topónimos, como bilbiliars, razón por la cual se ha considerado la posibilidad de que pudiera significar ciudad (de Hoz 1995).

Verbos: aretake: fórmula presente en inscripciones funerarias que puede venir de la fórmula latina heic est sitvs, aquí está.

Biterokam: termino muy frecuente en láminas de plomo que se suele interpretar como forma verbal por su complejidad morfológica.

Posee cinco vocales iguales que las del español o el vasco: /a, e, i, o, u./.

Oclusivas existen 5:

Sorda Velar /K/ dental /T/

Sonora velar /g/, dental /d/, labial /b/.

No se encuentran indicios de la existencia del fonema /p/

Fenicios Alfabeto: Fueron los creadores del alfabeto, tiene 22 letras y a partir de allí fue asimilado por muchas otras culturas que lo adaptaron a sus respectivos idiomas. Topónimos: Málaga, del fenicio Málaka “factoría”

Cádiz. Del fenicio Gádir “recinto amurallado”. No hay aportes fonéticos.

Etruscos Uno de los aportes más significativos de los estruscos al latin y por extensión a las lenguas románicas, fue el alfabeto que ellos a su vez heredaron de los griegos. De esta manera llegaron los términos que se derivan en palabras españolas como elemento, elemental, alumno o mundo. A nivel de vocabulario es donde la presencia del etrusco se hace mas notoria en el latiin y las lenguas romances, palabras españolas como: literatura, letra o estilo, con sus multiples términos adyacentes, son pruebas fehacientes del sustancial aporte etrusco.

Se identificaron numerosos términos latinos cuyo origen se encuentran en la lengua etrusca. Además, palabras como mantisa, lúcumo, histrio y atrium ( de estas últimas se derivan el adjetivo español histriónico y el sustantivo atrio), se ha comprobado también el origen etrusco de palabras como persona (del etr. Ierso) y del pronombre mi y de la palabra latina mundus (esp- mundo) A nivel fonológico su aporte más notorio al latín y a casi todas las lenguas europeas fue la introducción del sonido /f/

Griegos Los cambios morfológicos han sido notables, el principal cambio en la morfología fue la pérdida del dativo, cuyas funciones fueron sustituidas sobre todo por el genitivo. En la morfología verbal, el principal cambio fue la perdida de los infinitivos, que conllevó un consecuente aumento de nuevas formas perifrásicas.

El griego antiguo usaba muy frecuentemente construcciones de participio y el infinitivo, mientras que el griego moderno carece de infinitivo y en su lugar utiliza una gran variedad de construcciones perifrásicas.

El orden de palabras antiguo tendía a ser SOV, mientras que el moderno es SVO Se les debe la generalización de los términos Iberia e Iberi para designar la tierra.

Dan origen al vero quemar,, “calor, ardor”..

A nivel político dejan palabras como monarquía, categoría, drama, mecánica, y crisis. Tecnicismos como científico. Simplificación del sistema de vocales y diptongos.

Monoptongación de la mayoría de los diptongos.

Transformación de un buen número de vocales en /i/ (iotacismo), resultando en solo cinco fonemas vocalicos: /a/ /e/ /i/ /o/ /u/.

Tartesios El sistema de escritura tartésico o turdetano es consonántico y fue usado desde el 700 al 200 a.c. el sentido de su lectura es de derecha a izquierda No hay aportes léxicos No hay aportes fonéticos.

Romanización de la Península Ibérica

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Romanos a) Orden de palabras. La construcción clásica del latín admitía fácilmente los hipérbatos y transposiciones, por lo que era muy frecuente que entre dos términos ligados por relaciones semánticas o gramaticales se intercalaran otros. Por el contrario, el orden vulgar prefería situar juntas las palabras modificadas y las modificantes. Así, por ejemplo, Petronio aún ofrece oraciones como «alter matellam tenebat argenteam», aunque, tras un largo proceso, el hipérbaton desapareció de la lengua hablada.

b) Determinantes. En latín clásico los determinantes solían quedar en el interior de la frase, sin embargo, el latín vulgar propendía a una colocación en que las palabras se sucedieran con arreglo a una progresiva determinación, al tiempo que el período sintáctico se hacía menos extenso. Al final de la época imperial este nuevo orden se abría paso incluso en la lengua escrita, aunque permanecían restos del antiguo, sobre todo en las oraciones subordinadas.

c) El género. También se simplificó en latín vulgar la clasificación genérica; los sustantivos neutros pasaron a ser masculinos (tempus > tiempo) o femeninos (sagma > jalma), aunque también hubo muchas vacilaciones y ambigüedades, sobre todo para los sustantivos que terminaban en -e o en consonante (mare > el mar o la mar). También hay que señalar que muchos plurales neutros se hicieron femeninos singulares debido a su -a final (ligna > leña, folia > hoja), de ahí el valor de colectividad que todavía hoy mantienen en muchos contextos (la caída de la hoja). El léxico. El vocabulario del latín vulgar olvidó muchos términos del latín clásico, con lo que se borraron diferencias de matiz que la lengua culta expresaba con palabras distintas.

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