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Los Egipcios Y Sus Faraones


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2014  •  2.136 Palabras (9 Páginas)  •  249 Visitas

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Amosis I

En sus últimos años de reinado, Amosis inició una intensa actividad artística y arquitectónica, principalmente centrada en la restauración de templos y construcciones destruidos y dedicó de forma periódica un décimo de toda la producción egipcia a la construcción de monumentos dedicados a los dioses tradicionales egipcios, recuperando con ello la actividad constructora masiva de grandes templos, así como la actividad artística. Se retornó al estilo elegante y conservador del Imperio Medio, aunque aportando algunos pocos elementos nuevos, especialmente en cuanto al material utilizado. Las obras llevadas a cabo durante el reinado de Amosis están construidas con materiales mucho más finos que ninguno utilizado en el Imperio Medio. Bajo el reinado de Amosis, la ciudad de Tebas se convirtió en la capital de todo Egipto, al igual que lo había sido durante el Imperio Medio. También se convirtió en el centro de un nuevo cuerpo establecido de funcionarios públicos, al incrementarse la demanda de escribas y de personas con conocimiento de la escritura a medida que los archivos reales se incrementaban con la documentación generada en el reino. El cambio más importante en el reinado de Amosis fue posiblemente el relativo a la religión oficial del reino. Tebas se convirtió en el centro religioso y político del país, siendo Amón, su dios local, el que recibió el mérito de haber inspirado las victorias militares de Amosis contra los hicsos. Creció la importancia del complejo de templos de Karnak (ubicado en ribera oriental del Nilo, al norte de Tebas) y superó al culto anterior al dios Ra, que se centraba en la ciudad de Heliópolis. Se han encontrado diversas estelas que detallan el trabajo realizado por Amosis en Karnak, y en dos de ellas aparece como el benefactor del templo.

Amenofis I

Se ocupó de reparar los daños causados a la monarquía por cien años de ocupación, y además luchó contra los libios y avanzó hacia el sur, atravesando Nubia, hasta la segunda catarata del río Nilo. Como su padre (Amosis I), realizó generosas donaciones al dios Amón de Tebas, considerado el dios protector de la familia real y el promotor de la rebelión contra los hicsos. Fue un monarca especialmente alabado por los constructores y llegó a ser deificado y adorado durante muchos años después por los artesanos y constructores de tumbas de Deir el-Medina, lo que ha hecho pensar que fue el verdadero fundador del Valle de los Reyes. Sin embargo, esto aún está por demostrar, pues no hay ninguna candidata seria a ser la tumba de Amenhotep I, ni en el Valle de los Reyes ni fuera de ella. Aun así, su momia fue hallada en el escondrijo DB320.

Thutmés I

Resultó ser un excelente monarca que llevó a Egipto a unas cotas de poder nunca antes vistas. En sus numerosas campañas avanzó con sus tropas más allá de la cuarta catarata del Nilo, en la Alta Nubia, y llegó a contemplar las orillas del Éufrates mientras luchaba contra los pueblos de Siria y el naciente Imperio de Mitani. También fue un eficaz constructor y gracias a la ayuda de su visir y arquitecto, el eficiente Ineni, fue el fundador de la necrópolis real tebana, el Valle de los Reyes, donde sería enterrado junto a decenas de reyes posteriores. Su reinado, aunque breve, fue muy fructífero, y sería recordado por los egipcios como uno de los reyes más poderosos de todos los tiempos.

Thutmés III

En los 34 años que Tutmosis III gobernó completamente solo emprendió numerosas campañas, tanto en el Próximo Oriente como en Nubia y emulando a su abuelo, el gran Thutmés I, realizó numerosas conquistas. Cuando murió Hatsepsut, Thutmés III subió definitivamente al trono, iniciándose un reinado que iba a poner las bases auténticas del Imperio egipcio. Castigó a todos los hombres de gobierno que habían ayudado al gobierno anterior. Los dominios en Siria se habían perdido durante los reinados anteriores, los príncipes sirios se habían confederado y ya no se pagaban los tributos impuestos por Thutmés I. En su campaña, el faraón Thutmés III sitió a los confederados y los venció en Megido. De allí Thutmés III avanzó hacia el Líbano y sometió gran número de ciudades. Nombró como príncipes de las ciudades vencidas a amigos de los egipcios y además tomó como rehenes (garantía) a los hijos de los nuevos gobernadores. En tres expediciones consecutivas consolidó el poder egipcio en estas tierras. En la siguiente campaña conquistó Hamah, Homs y Alepo y derrotó a sus enemigos en Karkemish, con lo que llegó al Éufrates. En las últimas campañas sometió Chipre y la costa de Cilicia. En los últimos años del reinado, procuró organizar el poder egipcio en Nubia y llegó hasta más allá de la tercera catarata del Nilo. Murió en 1450 y su recuerdo no se borró nunca, pues había logrado reunir un Imperio que se extendía desde Napata, en Nubia, hasta el Éufrates. Condujo al menos 17 campañas militares a Palestina y Siria, y alcanzó el Éufrates. Bajo su reinado Egipto alcanzó su máxima extensión, con dominios en Siria, Canaán, el Sinaí y toda Nubia, además de efectivos contactos comerciales con los reinos vecinos.

Amenofis IV

Al principio de su reinado, Amenofis IV promovió numerosas obras edilicias en la zona, que se realizaron gracias a diversas innovaciones en las técnicas de construcción. En este sentido, no se utilizaron grandes bloques, sino pequeños mampuestos de caliza, a modo de ladrillos, denominados talata, más fácilmente manejables y trasportables por los trabajadores. Esos bloques fueron descubiertos como material de relleno reutilizados en los pilonos de los templos de Amón en Karnak, construidos por los reyes posteriores. la reforma religiosa se radicalizó con la imposición de la preferencia del dios Atón sobre el resto de dioses y la prohibición del culto a Amón. El faraón intentó, como ya había hecho su padre, aminorar el poder que el sumo sacerdote y el clero de Amón habían adquirido con el tiempo. Sin embargo, este cambio no se realizó en los primeros años del reinado. Ordenó construir una nueva capital en el desierto, Ajetatón (la actual Amarna) consagrada al dios Atón. Como consecuencia de lo anterior, surgió la nueva religión, sustentada sin fisuras desde el máximo nivel político del estado faraónico. El faraón se nombró único representante en la tierra del dios, haciendo innecesaria la casta sacerdotal. La nueva religión se caracterizaba por una fuerte abstracción y conceptualización

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