En los egipcios encontramos muchas manifestaciones culturales altamente desarrolladas, entre las que se destaca la vida literaria que prosperó desde los faraones, no sólo de textos religiosos

Unidad II

El rollo de papiro de los egipcios 

El rollo de papiro fue el libro del antiguo Egipto.

En los egipcios encontramos muchas manifestaciones culturales altamente desarrolladas, entre las que se destaca la vida literaria que prosperó desde los faraones, no sólo de textos religiosos, sino también de textos científicos y literarios.

La producción de papiro desde tiempos remotos parece haber sido realizada en serie, para ser adquirido, como el papel hoy en día, en grandes partidas, llamadas balas.

Por lo general se usaban fragmentos de 15 a 17 cm de alto, pero se conocen, de tiempos posteriores, formatos hasta tres veces mayores.

Las mejores calidades eran de un tono amarillento, casi blanco. Las inferiores, de un tono pardo.

Hacia el tercer milenio a.C., la fabricación de papiro se encontraba en plena actividad y se fue perfeccionando a sí misma para no ser nunca superada.

Una cualidad común a todos los papiros, ya fueran los de excelente calidad de los tiempos antiguos (hieráticos) como los inferiores, era la diferencia entre los lados de la hoja, debido a la combinación perpendicular entre las capas.

La cara donde las tiras se disponen horizontalmente es el anverso o recto. Allí se escribía. La cara con tiras verticales, llamada reverso o verso rara vez se empleaba para escribir.

Al arrollar el papiro, material sumamente flexible, el anverso quedaba en la parte interna y el reverso en la exterior.

El libro egipcio siempre tuvo forma de rollo. Se dividía la escritura en columnas. Se comenzaba por la derecha y a partir de ahí se iba desenrollando.

La escritura, generalmente, no era jeroglífica (múltiples símbolos), salvo para algunos libros sagrados. La grafía era más simple y rápida. Aproximadamente desde el tercer milenio a.C. se usaba la escritura hierática o sacerdotal. También los papiros de excelente calidad eran llamados hieráticos (jerárquicos)

Los papiros posteriores tienen otra grafía, la demótica, más simplificada.

El rollo de papiro más antiguo que se conoce es del 2400 a.C.

El mayor enemigo del papiro es la humedad. Se conservan más de la época de Egipto que de Grecia y Roma, a pesar de ser más modernos. Esto es debido al clima. Dentro del mismo Egipto, los mejor conservados son los de las zonas más áridas.

Debido a la costumbre generalizada de proveer a los difuntos de diversos textos sagrados y oraciones, depositándolos en la tumba como protección durante el peregrinaje al más allá, se han preservado muchos papiros.

La versión cursiva de la escritura jeroglífica: hierática

Los antiguos textos egipcios desplegados a la izquierda fueron escritos con tinta y pinceles sobre papiro usando una versión cursiva que los escribas egipcios desarrollaron para uso cotidiano en vez de los jeroglíficos más elaborados.

Los griegos llamaron hierática (jerárquica) a este tipo de escritura que estaba asociada a la letra cursiva propia de los tiempos post faraónicos porque su escritura era usada predominantemente por sacerdotes. (Hierático significa jerárquico, es decir lo que estaba reservado a los sacerdotes)

La escritura hierática seguía el sistema de la escritura jeroglífica con la única diferencia es la apariencia de los signos que a veces se abreviaban y otras veces se ligaban.

La escritura debajo muestra el comienzo de la carta de Heqanakht escrita en hierático junto a la versión jeroglífica de cada signo y la traducción inglesa.

El papiro como material de escritura

El papiro fue el material preferido para escribir hasta que fue reemplazado por los códices en la época bizantina. Además del papiro, también se usaban pizarras de madera, mientras que los recipientes de barro, que eran más baratos, y la piedra caliza, servían para notas.

La planta de papiro crecía en abundancia a lo largo de las costas del Nilo. Para fabricar las hojas para escribir, los egipcios cortaban el corazón de los tallos en finas tiras, que se establecían paralelas unas a otras. Luego, una segunda tanda de tiras se colocaba en ángulo recto en la parte superior de la primera y las capas se consolidaban golpeando y frotándolas.

Los rollos de mayor longitud se confeccionaban  encolando los finales de varias hojas una tras otra.

El libro de los muertos

El libro de los muertos se conoce aproximadamente desde el 1800 a.C. Parece haber sido producido en serie por los sacerdotes. Algunos se encontraban ilustrados.

En la mayor parte de los casos, los dibujos se realizaban por un artista y formaban un friso a lo largo del rollo encima del texto.

Algunos son más suntuosos, con ricas ilustraciones, encargados por difuntos pudientes.

Generalmente se encomendaban antes, y se dejaba un espacio para poner luego el nombre del muerto.

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Anubis, señor de la necrópolis,  guiando al espíritu de los muertos. Se observa el pesaje del corazón del muerto, si es más liviano que la pluma, no se le da a la bestia.

Anubis está asociado tanto a la muerte como a la posterior resurrección. (Papiro de Hunefer, c. 1300 a.C., (Museo Británico)

Papiros griegos y latinos

Latinos: Se conservan solamente 24. El mejor conservado es un poema fragmentario sobre la Batalla naval de Actium. (Grecia. Tropas de Julio César contra Marco Antonio y Cleopatra. Triunfo del César, 31. a.C.)

Griegos: El más antiguo reproduce un texto de Timoteo de Mileto (siglo IV a.C.)

Hacia el siglo III a. C. existen numerosos papiros coincidentes con el florecimiento de la cultura y vida griega en suelo egipcio, a partir de la anexión de Egipto por parte de Alejandro Magno a su extenso imperio.

Desde entonces el mundo de la cultura griega estuvo inmerso en el signo del papiro. Recordemos que el preceptor de Alejandro fue Aristóteles (alrededor de 350 a.C.).

Biblioteca de Alejandría

Tras la caída de Alejandro, Ptolomeo I fundó su reino en el Nilo y logró que Alejandría (fundada en 331 a.C.) tuviera predominio político, económico y cultural.

Él y su hijo. Ptolomeo II llamaron a sabios griegos a formar parte de una especie de comunidad o academia radicada en el Templo de las Musas, el Museion, a semejanza de la escuela de Atenas de Aristóteles.

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