Los Tobas
yaminedcussigh14 de Septiembre de 2013
8.603 Palabras (35 Páginas)599 Visitas
Los tobas (del guaraní, tová: rostro, cara, frente) son una etnia del grupo pámpido que habita en el Gran Chaco. Hacia el siglo XVI habitaba gran parte del Chaco Central y del Chaco Austral. La etnia toba se autodenominaba en su idioma ntokóit, luego comenzaron a utilizar el autoetnónimo q'om o qom ('hombre') y más infrecuentemente por el uso de su propio idioma: qom'lek o qom'lik. Como habitualmente ocurre con las grafías de nombres indígenas se encuentran muchas variantes en la escritura de estas palabras. El nombre tová es un mote despectivo de origen guaraní y significa 'frente' debido a que los qom solían practicar la decalvación de la parte delantera del cuero cabelludo; por el mismo motivo los españoles les llamaron "frentones" (nombre dado también a los abipones por motivos similares). En el Paraguay se los solía también denominar emok, término enlhet que significa 'prójimo o paisano'. En 2007 las principales agrupaciones de este pueblo se encuentran en el este del departamento de Tarija en Bolivia; en el oeste de la provincia de Formosa, el centro y este de la provincia del Chaco y el norte de la provincia de Santa Fe en la Argentina y en el Chaco Boreal del Paraguay. En la Argentina son unos 60 600 (59 800 hablantes de la lengua), 146 en Bolivia y 700 en Paraguay. En el oeste de la provincia de Formosa se han mixogenizado con los pilagás, siendo denominados 'toba-pilagás'. Existe una intensa migración interna hacia el Gran Rosario, agrupándose allí especialmente en el Barrio Toba; y hacia el noreste de la provincia de Santiago del Estero. Otro asentamiento se encuentra en el Partido de La Plata, en la provincia de Buenos Aires. Como típicos pámpidos se caracterizan por sus elevadas tallas y por predominar entre ellos los individuos dolicocéfalos. Se les considera una de las más importantes etnias del grupo llamado guaycurú (o guaykurú), voz de tono insultante que dieron los guaraníes a sus principales oponentes en el Gran Chaco. Su lengua se denomina qomlaqtaq y desde el punto de vista lingüístico se le suele incluir dentro del grupo de «lenguas guaycurúes», que muchas autores consideran forman junto con las lenguas matacoanas la familia lingüística mataco-guaycurú.
UBICACION GEOGRAFICA: El pueblo toba, cuyo etnónimo es Qom, conforma uno de los pueblos originarios con mayor presencia actual en el territorio argentino.
La etnia ocupaba, originariamente, un amplio hábitat que se extendía del norte de la provincia de Santa Fe hasta el Paraguay y desde la línea formada por los ríos Paraguay y Paraná, hasta los primeros contrafuertes de la Precordillera Salteña. “El impenetrable" es una región de monte nativo del noroeste Chaqueño, aunque también comprende una porción de Salta y Santiago del Estero. El nombre le fue dado por la dificultad de ingresar a la zona, rodeada de ríos (Bermejo y Teuco) y atravesada por el río Bermejito. Dentro del impenetrable conviven varias etnias indígenas, entre ellas la que será objeto de estudio: Los Tobas. En el presente habitan principalmente el centro, norte y oeste de la provincia del Chaco, con alrededor de 65.000 integrantes.
Los pueblos originarios del Gran Chaco, se mantuvieron por lo general independientes hasta muy avanzado el siglo XIX. En Argentina costó décadas, desde los años ochenta de dicha centuria, la conquista del territorio y el sometimiento de sus gentes. Conquistar y someter lo hicieron más bien haciendas y empresas, viendo las mismas a continuación, y sin ningún problema reconocidos y defendidos por Argentina, unos títulos sobre la tierra extensibles al dominio sobre comunidades y personas literalmente cautivas en su propio territorio. En la segunda mitad del siglo XX, cuando dejaron de servir como mano de obra agraria, se produjo la expulsión masiva. Así arrancó y así ha venido progresando el genocidio que sufre el pueblo toba.
Corresponde destacar dos estrategias de dominación:
La primera para lograr la expansión territorial del Estado Nacional, fue de carácter militar, comenzó en 1884 y se la recuerda como La Conquista del Gran Chaco, uno de los principales protagonistas fue el general Victorica. Los tobas resistieron heroicamente, el esfuerzo fue en vano, los aborígenes quedaron marginados en las zonas más pobres y al ser reducidos sus territorios, la supervivencia les resultó cada vez más difícil.
La segunda fue de carácter económico, interesaban las materias primas (tanino, explotación forestal y algodón, caña de azúcar) y la mano de obra barata, Las compañías realizaron una explotación intensiva del quebracho colorado, utilizaron la madera para la construcción del ferrocarril y el tanino para el curtido de los cueros. Llegaron a abarcar más de dos millones de hectáreas. Cuando se retiraron dejaron desprotegidos a miles de obreros. Otro hecho destacable es “La Matanza de Napalpí”: En el año 1924 el gobierno quiso ampliar su área de cultivo, dando tierras a los extranjeros y criollos y concentrar a los tobas en reservas.
Como señalan Vázquez, Bigot y Rodríguez (1992), hacia 1911, el proyecto de alienación e incorporación de los pueblos originarios como mano de obra barata, se consolida en Argentina, trayendo como consecuencia la suma de los miembros de esta comunidad a un sistema de producción de subsistencia: cultivo de la tierra, explotación forestal, changas, etc. Sus patrones culturales tienden a modificarse en función de una cultura campesina, aunque, hasta la década del 50, los tobas continúan conservando una fuerte vinculación con sus patrones culturales tradicionales.
A fines de la década del 50 se concreta un proceso migratorio que alcanza su grado máximo en los 60. Los tobas dejan su lugar de origen y se dirigen a las periferias de las principales ciudades en donde el patrón de supervivencia será el trabajo a destajo. En un principio se concentran en Roque Sáenz Peña y Resistencia (Chaco) en cuyos suburbios se instalan definitivamente hacia 1967.Ya para entonces, algunas familias habían migrado hacia el sur a Rosario y Buenos Aires, configurando verdaderas comunidades para comienzos de los 70.
El proceso migratorio se acrecentó en las décadas siguientes debido a la crisis de la industria algodonera, las inundaciones y la consecuente devastación del campo. Las ciudades elegidas por los migrantes, sin embargo, no presentan reales posibilidades laborares, lo cual ocasiona un "ir y venir" que se traduce en un desplazamiento constante que se conoce como “migración golondrina”.
Gran parte de la diáspora de este pueblo privado de su territorio se ha refugiado en barrios marginales de ciudades, sobre todo en Rosario, Provincia de Santa Fe, su núcleo urbano más extenso y poblado.
El otro gran problema, es que la asistencia social y la educación, entre los pueblos originarios han estado siempre, directa o indirectamente, explícita o implícitamente, dirigida hacia la aculturación. Esto tiene que ver con la historia de un país, en donde la masa de la población desciende de inmigrantes de los más diversos orígenes, en donde los pueblos originarios son considerados, en el mejor de los casos, como un extranjero más. El objetivo del Estado fue, desde los inicios, el de integrar a esa diversidad en una identidad nacional nueva. La diversidad cultural se aceptaba en el extranjero recién llegado, pero no en sus hijos nacidos en el país. La misión de aculturarlos, estaba a cargo de las instituciones del Estado, sobre todo el sistema educativo y las Fuerzas Armadas, a través del Servicio Militar Obligatorio. Estas instituciones también proporcionaban un control médico y sanitario y asistencia alimentaria en casos de necesidad. Por fortuna, el Servicio Militar ya no existe, pero el sistema educativo mantiene en gran medida sus características originales. Como consecuencia, los pueblos originarios argentinos no pueden acceder a una educación en su lengua materna. Esto implica una dificultad tremenda para los niños que inician su educación primaria a los cinco o seis años. Esta diversidad provoca, en el mejor de los casos, un retraso escolar y, muy frecuentemente, el abandono de todo intento de escolarización. En los últimos años, se han dado algunos avances en educacación, como por ejemplo, la introducción de maestros bilingües en las escuelas con mucha cantidad de niños pertenecientes a los pueblos originarios.
Los pueblos originarios se hallan actualmente, más que nunca, empujados a la extinción, pero, paradójicamente, es cuando nos están mostrando a todos la fortaleza de su dinamismo cultural y de su fuerza espiritual. Estos factores, hasta hace poco, eran totalmente desconocidos y hasta despreciados por quienes se sentían seguros bajo el amparo de los esquemas dominantes. Sin embargo, en los tiempos recientes, marcados por crisis profundas en todos los niveles, la voz teológica y espiritual de los pueblos originarios resurge como reencuentro de identidades profundas, y como alternativa esperanzadora de nuevos horizontes.
CULTURA La cultura de los tobas era funcional a sus costumbres y tradiciones: vivían en habitaciones de leños recubiertas de paja, habitáculos que solían medir unos dos metros de diámetro. Fabricaban objetos de cerámica, cestería y tejidos con finalidad principalmente utilitaria. Durante los meses cálidos casi no usaban vestimenta a excepción de simples taparrabos. En los períodos frescos usaban ropas más complejas y en ocasión de sus celebraciones rituales se adornaban. De este modo poseían un vestido llamado poto confeccionado con fibras de caraguatá, cuero y tras la irrupción española,
...