Los trabajos de Sartre van desde la literatura al teatro, hasta la política y el trabajo periodístico.

Los trabajos de Sartre van desde la literatura al teatro, hasta la política y el trabajo periodístico. Se basaba en una total autocrítica del sujeto.

Sartre propone la idea de que "todos los existencialistas tienen en común es la doctrina fundamental de que la existencia precede a la esencia", es decir, no existe una naturaleza humana que determine a los individuos, sino sus acciones son las que determinan quiénes son y el significado de sus vidas.

Rechazaba la idea de lo inconsciente, particularmente planteada por Freud, argumentaba que era un criterio, por lo cual se oponía a una psicología que se basara en un ‘irracionalismo’.

El existencialismo defiende la libertad del individuo y lo hace responsable de sus actos. Busca una ética que supere a prejuicios y moralismo, no para un observador novato, ya que la ética que busca es de carácter universal y válida para todos los seres humanos.

A los veinte años llego la filosofía a su vida con Essai sur les données immédiates de la conscience de Henri Bergson.

Planteó la teoría del psicoanálisis existencial, en la cual explica lo que el hombre es a partir de una elección de ser y de relaciones fundamentales, en lugar de recurrir a factores más explícitos y explicativos como la educación, el medio o la constitución fisiológica.

Rechaza al psicoanálisis freudiano, ‘rechaza en particular la simbólica: oro=heces; acerico = senos, etcétera’

Plasma su pensamiento pesimista y sus posturas radicales especialmente en sus novelas La Náusea (1938), donde pretendía divulgar los principios del existencialismo, y en El ser y la nada (1943), donde el ser humanos existe como cosa (en sí) pero también como conciencia (para sí) que sabe de las existencia de las cosas sin ser parte de ella misma en sí como cosas sino su negación (la nada), hasta El Existencialismo en un humanismo (1946) donde su postura se vuele más positiva, el existencialismo permanece con un tono angustioso.

Sartre considera que el humanismo clásico es absurdo, ya que en él los hombres son concretos, siendo el más perfecto de todos los seres puesto que está hecho a semejanza de Dios. El existencialismo es un humanismo porque es una filosofía de acción y de libertad

Inició una fluctuante relación con el comunismo, haciendo denuncia al estalinismo  o protestando por la intervención soviética en Hungría.

En su última obra de carácter Crítica del razón dialéctica (1960), propone una reconciliación del materialismo con el existencialismo.

‘Para Sartre la fuente de todos los valores reside en la libertad del hombre: el bien es esencialmente lo que sirve a la libertad humana y el mal lo que se opone a ella.  La persona no es otra cosa que su libertad, que es la única fuente de la grandeza humana. Entonces, ya que el hombre es los proyectos que hace de su vida y las decisiones que toma sobre el sentido de su condición, la elección que hace de sí mismo es una responsabilidad ineludible, un compromiso que al mismo tiempo compromete a todos los hombres y al valor mismo de la humanidad: “No se hace lo que se quiere y, sin embargo, se es responsable de lo que se es”. ‘

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