MENDICIDAD
luisvillarreal80Trabajo24 de Enero de 2015
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CAPÍTULO I
1.- MENDICIDAD
1.1.- Definición
1.2.- Origen
1.3.- Causas
1.4.- Efectos
1.4.1.- Problemas sociales
1.4.2.- Privación escolar
1.5.- Mendicidad en el Ecuador
1.5.1.- Erradicación de la mendicidad en el Ecuador
CAPÍTULO II
2.- TIPOS DE MENDICIDAD
2.1.- Mendicidad infantil
2.1.1.- Formas de la mendicidad infantil (Trabajo)
2.2.- Trabajo infantil en Ecuador
2.2.1.- Evolución histórica y situación actual del trabajo infantil
2.2.2.- Erradicación de la mendicidad infantil en Ecuador
2.3.- Explotación laboral
2.3.1.-Actividades consideradas como explotación laboral
2.4.- La mendicidad como negocio
2.4.1.- El negocio de la mendicidad en el Ecuador
CAPÍTULO III
3.- CONCLUSIONES
4.- IMPACTOS
5.-RECOMENDACIONES
6.- ANEXOS
CAPÍTULO I
1.- LA MENDICIDAD
1.1.- DEFINICIÓN:
a) Violeta J. de Dávila (1981) dice: “La mendicidad es un problema social de todos los tiempos y de todos los pueblos, y quien mendiga pide limosna o solicita la ayuda o el favor de otras personas, sustentándose parcial o totalmente de esta manera”.
b) Eduardo López (2005) afirma: “La mendicidad es un problema que se encuentra en cualquier tipo de sociedad, aunque para muchos se diga es la más perfecta, está siempre tendrá alguna persona que lastimosamente no tiene los medios suficientes para satisfacer sus necesidades básicas”.
c) Definición etimológica (www.wikipedia.org): “La palabra mendigar proviene del latín mendicitis, la mendicidad es la acción de mendigar y el estado y situación de mendigo”.
Es importante conocer algunas terminologías que se les ha otorgado a quienes realizan la actividad de mendigar.
Mendigos: Se trata de un concepto que se considera incorrecto, ya que sólo una minoría de estas personas ejerce la mendicidad de forma habitual.
Vagabundos: Se considera incorrecto utilizarlo para este grupo ya que muchas de estas personas son más sedentarias que nómadas, es decir, puede permanecer años y décadas en el mismo portal, cajero o rincón.
Carrileros: Se refiere a las personas que recorren los carriles y que también vagabundean, no sólo entre las calles, sino entre ciudades. Tampoco es generalizable, aunque haya personas sin hogar que sí cambian de lugar con cierta frecuencia, hay otras muchas que no lo hacen.
Transeúntes: Es un término probablemente tan incorrecto como vagabundo. Pone especial énfasis en que la mayoría de las personas sin hogar viven en las calles. No tiene por qué ser así, porque algunas residen en albergues.
Indigentes: Es un término demasiado general, ya que indigente también puede se runa persona que viva con su familia en una chabola o una persona inmigrante con un trabajo precario. Un indigente no tiene por qué ver rotos sus lazos familiares y laborales de una forma tan extrema. Además este término suele relacionarse con carencias más materiales, cuando probablemente el problema más subrayado en las personas sin hogar no es la indigencia, sino la falta de autoestima, de voluntad y de relaciones sociales.
1.2.- ORIGEN
Si consultamos la historia encontramos que es en el pueblo hebreo en donde comienza a hablarse de la mendicidad, cuando se considera que la tierra es un préstamo de Dios del cual hay que dar a cada pobre una parte de cada campo.
Los pobres recibían la décima parte de los restos de la cosecha. Esto nos hace pensar que los pobres ya tenían derecho al auxilio de la sociedad.
En épocas muy remotas los mendigos eran vagabundos que recitaban y cantaban, peregrinaban por los pueblos manteniéndose de lo que recibía de manos generosas.
En Grecia se fundaron sociedades para socorros, asistencia médica gratuita y también asociaciones de prestamistas. De igual forma en Roma se atendían enfermos, pobres, viudas, huérfanos y menesterosos por medio de ciertas organizaciones sociales.
Durante la Edad Media la miseria fue un mal inevitable que sólo pudo sobrellevarse mediante la caridad. Como es la iglesia católica la que desempeña el papel más importante durante esta época, influye también en el problema de la mendicidad y se convierte en causa y remedio del mal. Es causa cuando el mendigo en nombre de Dios implora la limosna o ayuda pública en los pueblos y campos. Por otro lado, dentro de las órdenes religiosas, aparece un valioso elemento de asistencia a los pobres: se fundan hospitales y hospederías obligatorias en cada convento, desde donde repartían gratuitamente los beneficios de la protección y de la enseñanza.
Es encomiable desde el punto de vista, la actitud de San Vicente de Paul, que luchó contra la miseria valiéndose de todo medio que estuvo a su alcance. Al finalizar la Edad Media, en cambio, los gobiernos tomaron medidas rigurosas contra la mendicidad por no considerarla un acto honroso.
En los siglos diecisiete y dieciocho, Francia se ve azotada por la mendicidad y se toman medidas muy duras para evitarla, obligando a los mendigos a abandonar la ciudad capital, París.
Posteriormente se tomaron medidas más humanas, organizando talleres para el empleo de los mendigos; con el mismo problema fueron azotados, en esa época, otros países europeos como Inglaterra, Alemania, Italia, España.
A nivel nacional la presencia de los conquistadores dio origen a la organización de la población y optó por una organización económica y social impuesta por ellos. El habitante del campo es desalojado de las tierras que era su medio de subsistencia básica y es relegado a las laderas estériles, obligándole a proletarizarse, de modo que venda su fuerza de trabajo por un salario de infra subsistencia.
Cabe mencionar que a través de esta transferencia de masas de campesinos a la ciudad y por no tener capacidad de absorber esta fuerza de trabajo, se vieron en la necesidad de convertirse en personas desocupadas, subempleadas, engrosando las filas de pedigüeños, menesterosos, limosneros, mendigos, etc.
1.3.- CAUSAS:
Se consideran dos causas: Inmediatas y Remotas
INMEDIATAS: Entre ellas se anotan: la vejez, enfermedades, incapacidad física o mental, falta de trabajo, censura social.
CAUSAS REMOTAS: Son aquellas circunstancias que en una forma lenta llevan a la mendicidad; así podemos anotar: la orfandad, el número excesivo de familiares, la falta de educación, la falta de orientación vocacional, un salario reducido para atender necesidades vitales, etc.
Otras causas:
Ruptura de lazos familiares y personales. No tienen una relación habitual o no mantienen ya ningún contacto con su familia directa e indirecta. Puede deberse a la muerte de uno o varios miembros, a una pelea familiar, a la distancia que les separa, a una adicción, a una enfermedad o trastorno físico o mental, etc.
Ruptura de lazos laborales. Las personas sin hogar no tienen empleo o no tienen un empleo fijo que les proporcione ingresos estables. Aunque, probablemente, lo tuvieron. Se calcula que un 10% de estas personas tiene incluso estudios universitarios.
Ruptura de lazos sociales. La persona sin hogar (antes o después de serlo) puede perder sus amigos o puede tener dificultades institucionales (problemas judiciales o con la policía). Puede ser un proceso gradual o una ruptura brusca porque sus amigos le den la espalda al no aceptar su situación. En psicología suele denominarse a estos acontecimientos “sucesos vitales estresantes “
Se trata de rupturas que pueden y suelen caracterizarse por tres rasgos: Son encadenadas, es decir, una ruptura puede conducir a otra. Por ejemplo, la pérdida del trabajo puede provocar que la persona pierda los lazos familiares o a la inversa, una fuerte ruptura familiar (por una muerte, una pelea, un maltrato) le lleva a la persona a perder también el trabajo por no poder realizarlo correctamente debido a sufrir una gran depresión.
*Otra de las causas para que la mendicidad haya tomado fuerza en la sociedad es un fenómeno llamado desocupación.
Desocupación: Entre los más grandes problemas que afronta actualmente el mundo tenemos la desocupación que alcanza cada vez proporciones considerables; de ella se desprenden alteraciones de orden público, social y socioeconómico como es la mendicidad.
Naturalmente no es nada nuevo, pues desde épocas muy anteriores ya se presentó en todos los países y cada día se agudiza más.
Los gobiernos que poseen estabilidad económica lo afrontan interviniendo grandes cantidades de dinero para que los desocupados no mueran de hambre y de frío y prevén también otros problemas sociales que se derivan de esta cantidad de personas. Sin embargo al prevenir los otros problemas que podían surgir, están fomentando uno que es la mendicidad.
Desde que comenzó a sentirse el excedente de los brazos del trabajador, aparecen las dificultades especialmente para el obrero que es aprendiz o aspirante. El cambio brusco entre el trabajo manual y la máquina, la producción en gran escala, el perfeccionamiento de la técnica, la inversión de grandes capitales, en un número de industrias cada vez mayor, arrastra la desocupación de miles de obreros, la reducción de los salarios y un mayor rigor en las condiciones de trabajo; y como es lógico estas personas, estos trabajadores deben alimentarse
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