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MITOLOGIA


Enviado por   •  6 de Febrero de 2013  •  2.601 Palabras (11 Páginas)  •  346 Visitas

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La partida de Ulises

Ulises decide marcharse cuanto antes de Troya. Está ansioso por llegar a Ítaca tras diez años. Parte con Menelao pero discute con él y regresa junto a Agamenón, que está organizando un sacrificio a los dioses. Tras esto se hace a la mar. En ese instante se desata una tormenta terrible. Ulises pierde el rumbo, en cierta forma sale del mundo conocido y entra en otro más allá.

Llega hasta el país de los lotófagos. Los lotófagos se alimentan de flores de loto. Quien las come olvida quien es y no desea otra cosa que comer loto. Algunos de sus hombres caen en esta trampa. No es más que el principio. Es una metáfora de lo que le espera: el reino del olvido.

El cíclope Polifemo

Sus vagabundeos le llevan a una isla. Sus hombres están hambrientos y Ulises decide buscar por la isla. Llega hasta una cueva de dimensiones gigantescas. Está llena de quesos. Ulises decide coger algunos y marcharse, pero la curiosidad puede con él.

En esto llega el dueño de la cueva, un cíclope llamado Polifemo. Un cíclope es una criatura gigantesca con un solo ojo en medio de la frente. Polifemo es un pastor, de ahí que haya tantos quesos. Al entrar, tapa la entrada de la cueva con una roca que solo él puede mover. Ulises le pide hospitalidad, el cíclope sonríe y ante la mirada impávida de todos, devora a dos de los navegantes y se echa a dormir. Se repite la misma escena todas las noches. Ulises decide entrar en acción.

Una noche se le presenta. Le dice que se llama Nadie y le hace beber hasta que el cíclope queda totalmente borracho. Luego afila una estaca y se la clava a Polifemo en su único ojo. El cíclope despierta y grita dolorido. Acuden otros cíclopes hasta su puerta y le preguntan qué le pasa.

"¡Ah! Me atacan. Me han cegado"

"¿Quién ha hecho eso?"

"¡Nadie! Nadie me ha hecho esto"

Los cíclopes resoplan. Ese loco de Polifemo les despierta en medio de la noche para decir que nadie le ataca. Menudo fastidio de vecino.

A la mañana siguiente héroes se atan a al barriga de los corderos que cuida Polifemo. El cíclope está en la entrada de la cueva y toca a todos los corderos que salen para que los griegos no escapen, mientras se lamenta.

Ulises y los suyos llegan hasta su barco y desde allí Ulises se burla de Polifemo.

"¡Puedes decirles a todos que Ulises te ha cegado!¡Ulises de Ítaca!"

Ese orgullo va a ser la perdición de Ulises. El padre de Polifemo es Poseidón y el dios no le va a perdonar. Le maldice y jura que jamás regresará a casa.

Circe, la hechicera

La siguiente parada es una isla salvaje, llena de leones y lobos, que sin embargo se muestran extrañamente dóciles. Ulises envía una expedición para ver si encuentran comida. Ninguno regresa. Ulises debe ir a buscarlos. Durante su labor, llega hasta él Hermes que le cuenta donde está. Se encuentra en la isla de la hechicera Circe, hija de Helio. Circe tiene la manía de convertir a todo el que se le acerca en animal. La pobre se siente sola y los animalitos le hacen compañía. Hermes le ofrece a Ulises una planta con la que vencer el sortilegio de la maga.

Ulises llega al palacio, Circe le mira de arriba a abajo y sonríe. Le ofrece una copa de vino. Ulises bebe. No pasa nada. Circe se asusta. Ulises la amenaza con su espada y la obliga a liberar a sus compañeros.

Ulises permanece allí mucho tiempo, hasta que decide que ya es hora de partir. Circe se resigna, aunque ama al héroe. Le aconseja que baje al Hades y consulte a Tiresias, el adivino.

Tiresias en el Hades

Ulises desciende la Hades siguiendo las indicaciones de Circe. Allí ve a su madre, Anticlea, que se ha suicidado por la tardanza de su hijo. También habla con Aquiles. El héroe está poco contento con su condición actual y le cuenta sus penas a Ulises.

Tiresias acude también y a cambio de un poco de sangre de cordero profetiza para él. Le dice que ha de atravesar una serie de obstáculos como la isla de las sirenas. También profetiza que regresará a casa sin ninguno de sus compañeros y en una nave extraña.

Regresa con Circe que le cuenta como puede salvar los obstáculos. Los dos se despiden, pero algo de él queda en Circe: sus hijos. Y será uno de ellos precisamente, el que en el futuro acabará con la vida de Ulises.

El canto de las sirenas

Las sirenas tiene cuerpo de pájaro y cabeza de mujer. Viven en una isla rodeada de cadáveres y esqueletos de barcos. ¿Por qué?. Fácil, su canto es tan extraordinario que el que lo escucha solo desea alcanzarlas y claro, se estrella con barco y todo contra las rocas de la isla. Y si alguno sobrevive ya se encargan ellas de matarlo.

Ulises ya está prevenido. Hace que sus compañeros se tapen los oídos con cera. Él les pide que le aten al palo mayor y que no le suelten por más que suplique.

Ulises es demasiado curioso. Necesita saberlo todo, conocerlo todo y no le importa poner en peligro su vida.

Ulises escucha el canto de las sirenas. Le hablan de sus alabanzas, de sus aventuras y él hubiese querido arrojarse al mar para llegar hasta ellas.

El barco se aleja de la isla.

Las vacas del sol

Se detienen en la isla de Helios. Allí pacen un gran número de vacas, una por cada día del año y su número debe permanecer siempre constante. Ni aumenta ni disminuye.

Ulises prohíbe a sus compañeros que coman esas vacas por que son sagradas. Pero el tiempo pasa y las condiciones marítimas les impiden salir de la isla. Están hambrientos. Ulises se retira a meditar y se duerme.

Mientras sus compañeros matan varias vacas y se las comen. No son vacas corrientes, así incluso troceadas no paran de mugir. Cuando Ulises se entera monta en cólera. pero ya es demasiado tarde.

Sus compañeros están perdidos. Zeus les castiga y hunde su barco en medio de una tempestad provocada por el monstruo

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