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MONJAS, CORTESANOS Y PLEBEYOS


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  794 Palabras (4 Páginas)  •  368 Visitas

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MONJAS, CORTESANOS Y PLEBEYOS

Capítulo IV. TEMPLOS Y CLAUSTROS

Antonio Rubial García.

El último capítulo que nos presenta Monjas, cortesanos y plebeyos, es el de templos y claustros, donde maneja y nos permite conocer las diferentes caras de la Iglesia mediante las diferencias entre el clero secular y regular, y sus disputas entre ambas. Es fácil pensar que por ser de ámbito religioso no se toman en cuenta situaciones relacionadas en lo económico o de status social, pero este apartado nos muestra el poder social que tenía la Iglesia y la influencia que ejercía hacía la población. Un ejemplo muy claro, son las misas y liturgia al interior de la misma, más específicamente del sermón, ya que este servía como una especie de reprender a los fieles por las injurias cometidas, además de maniatar a la sociedad en busca del buen comportamiento ante Dios y por supuesto ante el clero, y esto conllevaba que la población fuera generosa y aportara de sus bienes para con la Iglesia. Aunque si bien, era tarea específica del sermón introducir miedo en los novohispanos, también era considerado como medio de comunicación para informar noticias sobre viejo mundo.

Tenemos claro que templo es sinónimo sigilo y respeto, aunque al parecer muchos fieles de la época no estaban de acuerdo con ello puesto que infringían reglas tan simples como el comer dentro o hablar durante algún acto religioso. Rubial ha dejado claro que los templos no solamente servían como lugar de oración y recogimiento sino que tenían diferentes funciones, como por ejemplo, servían como refugio o ‘’asilo’’ de delincuentes, dicho sea de paso, primero debían contar con el permiso o derecho que les otorgaba la Iglesia para poder albergarse dentro de la misma.

De los templos pasamos a los conventos masculinos, donde se muestran las formas de proceder de las órdenes, la organización, sus diferentes formas de ingreso para cada una, penalizaciones por delitos cometidos, entre otros. Como en el clero secular, el regular también estaba regido por el ámbito socio-económico, y esto se puede percibir mediante la lujosa vida que llevaban algunos y los bienes con los que contaban dichas ordenes gracias a los ingresos obtenidos.

Los colegios jesuitas, las universidades y los hospitales, donde en los dos primeros se ofrecían estudios para aspirar a la orden sacerdotal, así como clases de arte, gramática o retórica. Contar con un grado de estudios, permitía a los jóvenes obtener un título de nobleza, que al no ser adquirido de sangre, era suplido por uno académico. Las órdenes religiosas también atendieron hospitales, donde se cuidaban a los grupos marginados, llegando a tener once de ellos, cada uno con sus especialidades.

Por último, los claustros, estos conventos que llevaron a la mujer a un estado de recogimiento ante la sociedad. Rubial menciona que la mujer era considerada un ser peligroso y débil, y que para ello debía estar encerrada, bajo la supervisión masculina, evitando así las tentaciones que pudieran darse por parte de los hombres hacia con ellas. Estos conventos permitieron una forma de vida entregada a Dios mediante la oración y el alejamiento del mundo exterior.

Antonio Rubial tiene el poder y la capacidad de recrearnos los acontecimientos para poder entender nuestro pasado y como se produce la cultura que tomamos en el presente. El autor toma como referencia a Sor Juana para poder explicarnos de una manera detallada la vida de esta época. Desde la ciudad capital, pasando por las calles y  plazas, palacios y vecindades, hasta llegar a los templos y claustros, donde se nos revela un panorama amplio para descubrir vivencias que creíamos arraigadas, y que aún se encuentran en nuestro presente, donde estas van más allá de lo que podríamos creer o explicar, basta con mirar a nuestro alrededor y admirar la arquitectura de los inmuebles, los trazos de las calles o los comerciantes, todo ello herencia de la Nueva España. Es imposible explicar la historia sin tomar a la religión como principal influyente, en la vida íntima y pública de la sociedad. Monjas, cortesanos y plebeyos ha sido sin duda un libro que nos conduce hacia el interior de la época del virreinato que nos permite conocer, imaginar y recrear como se vivía en el siglo XVII, tanto en el ámbito social como cultural.

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