Marcas De Fuego
itzellove7 de Octubre de 2013
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MARCAS DE FUEGO
Agustinas Betlemitas Carmelitas
Clero secular Dominicanas Franciscanas
Jesuitas Mercedarias Oratorianas
¿QUÉ ES UNA MARCA DE FUEGO?
La marca de fuego se define como una señal carbonizada colocada principalmente en los cantos de los libros mediante un instrumento metálico candente. A la fecha se valora como un testimonio histórico distintivo que permite identificar a las instituciones y particulares que se valieron de ellas; como evidencia de haber sido los poseedores de ciertas colecciones bibliográficas. No se descarta que las marcas se aplicaran como una forma de selección.
La práctica de la marca de fuego se ubica durante el periodo colonial en México, principalmente. La evidencia indica que su uso se inició hacia la segunda mitad del siglo XVI y perduró hasta las primeras décadas del siglo XIX. Dicha praxis encontró acogida en las bibliotecas conventuales y en instituciones religiosas dependientes del clero secular. Aisladamente se tiene registro de algunas bibliotecas de particulares que ostentan su propia la marca.
Ex libris
Literalmente ex libris significa de entre los libros. Un ex libris es una marca de propiedad que normalmente consiste en una estampa, etiqueta o sello que suele colocarse en el reverso de la cubierta o tapa de un libro, y que contiene el nombre del dueño del ejemplar o de la biblioteca propietaria. El nombre del poseedor va precedido usualmente de la expresión latina ex libris (o también frecuentemente ex bibliotheca, o e-libris), aunque podemos encontrar variantes (p. ej. "Soy de..." o similares).
Características
Además de la leyenda que acredita la pertenencia del libro a una biblioteca personal o institucional, por lo general el ex libris exhibe también alguna imagen. Los ejemplos más antiguos emplean escudos heráldicos; posteriormente predominan imágenes de contenido alegórico o simbólico (muchas veces acompañadas de algún lema). La tipología de las imágenes se ha ido diversificando mucho: abundan por ejemplo las relacionadas con la profesión, actividad, gremio o afición del dueño, también se encuentran muchos de contenido erótico (que habitualmente señala la pertenencia del ejemplar a una colección especializada en esa temática), de tema "macabro" (con esqueletos o calaveras alusivos al paso del tiempo y a la muerte), monogramas, etc. Son frecuentes también los motivos relacionados con el mundo del libro y las bibliotecas.
Algunos pertenecientes a monasterios llevaban inscripciones que citaban:
Este libro pertenece a los monjes del monasterio de Santo Jacopo de Ripoli en Firenze. Quien lo coja, tenga la bondad de devolverlo pronto y sin ningún desperfecto. Este libro es mío.
Otras, incluso, iban acompañadas de una serie de maldiciones para los amigos de lo ajeno. Como ésta encontrada en el templo de Daigoji (Japón):
Robar este libro cierra las puertas del Cielo, y destruirlo abre las del Infierno. El que tome este libro sin permiso será castigado por todos los dioses de Japón.
Pero es a partir de la invención de la imprenta y de la técnica del grabado cuando el ex libris se convierte en lo que es hoy día. El más antiguo data de 1470 en Alemania.
En cuanto a la técnica empleada ha sido muy variada: desde la xilografía y la calcografía, a la litografía, la serigrafía y el fotograbado. En nuestra época la gran mayoría de los ex libris se diseñan por ordenador y se imprimen o se reproducen fotográficamente, aunque continúan usándose sellos de caucho y la estampación en relieve.
La costumbre de colocar ex libris en las obras impresas ingresó a México, a medida que llegaron los libros. Personajes importantes de la cultura mexicana, como Carlos de Sigüenza y Góngora o Sor Juana, colocaron sus nombres en infinidad de libros.
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