Marx, el espíritu del mundo

Nombre: Katherine Cumbal

Marx, el espíritu del mundo

Karl Marx sin duda es uno de los más grandes exponentes a nivel filosófico, político, económico y social a nivel mundial. Estudió en Trevelix, su familia esperaba que él fuera un chico bueno según sus ideas, pero él siempre tuvo interés en la política, y luego de un siglo se transformó en una amenaza para los países del capitalismo, puesto que dio una transformación radical al ideal de producción y el capital concentrado en pocos y anhelado por muchos, corriente que llamó “comunismo”, representado en un espectro del capitalismo.

La historia del manifiesto comunista empezó en Paris cuando Marx conoció a Engels “hijo de un rico revolucionario industrial“, su primer encuentro producido en un café de Paris fue cuando entablaron conversaciones y concluyeron que estaban de acuerdo en sus pensamientos e ideas revolucionarias de devastar el capitalismo e instaurar el comunismo como corriente ideológica oportuna para terminar con la esclavitud, con la degradación de la condición del ser humano solo concebidas como simples máquinas de hacer dinero, pero fue hasta la revolución Bolchevique ^[1]cuando realmente se comenzó a hablar de Marx, aun cuando sus escritos fueron ignorados por mucho tiempo y fue ahí cuando realmente se convirtió en una amenaza mundial.

Los gobiernos capitalistas hasta hoy huyen de las ideologías de Marx, pero realmente puede que se le haya entendido mal, y es hora entonces de verificar la esencia de sus documentos, pues Marx hablaba del mismo capitalismo, pero revelaba su fondo oscuro, puesto que dispone de una naturaleza intransigente y despiadada, y es que se puede llamar así a una ideología que solo busca satisfacer los propósitos de rentabilidad para los ricos, tal como si los pobres no fueran también individuos. Es de esta forma que a Marx se lo cataloga como el padre no solo del comunismo sino de la política de igualdad social, a esto ¿no se puede llamar un espíritu de luz para el mundo?

En el presente trabajo se abordará el tema de Marx en su faceta de pensador social como un ser humano cuyo compromiso fue con el trabajo intelectual y con las luchas y transformaciones sociales que permitan la reivindicación del ser humano por sobre el capital.

Todos los peligros del que Engels y Marx advirtieron desde tiempos conmemorables, hoy se están haciendo realidad, la concentración del capital en pocos, la estructura anclada en ricos y pobres, la gran posibilidad de aferrarse a la rentabilidad en manos de pocas personas, denigrando la integridad de otras, hoy es una realidad.

Ya lo dijo Attali (2005) “ningún revolucionario concitó más esperanza, ningún ideólogo suscitó más exégesis y fuera de algunos fundadores de religión, ningún hombre ejerció sobre el mundo una influencia comparable a la que tuvo Karl Marx en el siglo XX”, es así que se describe a Marx como uno de los mayores pensadores de la historia, y que como todo líder mundial tuvo que partir de una idea revolucionaria para anclarse a la masificación de sus teorías y aceptación de estas por la sociedad.

Es sorprendente que Marx ya preveía todo lo dicho desde  el pasado, “cuando se descubre su vida, también se toma conciencia de la increíble actualidad de este destino considerado en todas sus contradicciones” (Attali, 2005, pág. 13) y que hubo un periodo amplio que nadie lo escuchó, pues el mundo estaba cegado con la idea de que la única corriente que podía prevalecer era el capitalismo. Sin embargo, ya lo afirma Harvey (2010)^[2] “la recesión económica y el inicio de lo que amenaza convertirse en una seria crisis global o una grave depresión ha despertado un amplio interés por el análisis de Marx, tal como si esta fuera la solución para entender los orígenes de las actuales tribulaciones”.

El problema en sí es que, en los últimos treinta años, sobre todo desde la caída del Muro de Berlín y fin de la Guerra Fría, fue una época donde los pensamientos de Marx se han acentuado dando renombre como a aquel proyecto esperanzador de mantener una economía y una política equitativa, donde el capital sea bien distribuido, dando prioridad a las necesidades básicas del ser humano: salud, trabajo, educación, vivienda, alimento. Algo que por supuesto hace retumbar las voces y preocupaciones de los sistemas aún capitalistas.

Harvey (2010) habla del libro primero de El Capital, que narra sobre las mercancías e intercambio, he ahí que se dedicó a analizar a Marx en ciertas categorías entendiendo que “La mercancía es el punto de partida porque Marx inicia diciendo que la riqueza de las sociedades en las que predomina el modo de producción capitalista aparece como inmensa colección de mercancías, y la mercancía individual como su forma principal”, entonces cuando se habla de mercancía Harvey analiza a Marx desde una faceta más humana, puesto que él habla sobre el verbo “aparecer”, pero no de “ser” y es que este término elegido por Marx, ayuda a replantearse la necesidad de crear en el lector una idea de que “el aparecer” es un término de momento, es decir, la instauración del capitalismo para él en sí era solo una época de aquel entonces, una fiebre por el boom de impacto actual y de la forma cómo se estructuraban los modos de producción,

He ahí que Marx hace la distinción, pues al hablar de mercancía la asemeja a la presencia de un modo de producción capitalista instaurada a nivel mundial, pero Marx da un giro a la “mercancía” para hablar del “denominador común”, es decir, algo que se muestra más familiar o da un sentido de igualdad social, de que todos podemos estar inmersos dentro de un mismo ideal independientemente de la religión, cultura, nacionalidad, preferencia sexual y cualquier otro rasgo que demuestre diferenciación entre seres humanos, entonces mientras el capitalismo se enfrascó en hablar de la mercancía, Marx prefirió dar un toque más humanístico y lo definió como un denominador común, ya que después de todo él sabía que es más fácil partir de las apreciaciones comunes que diferentes si se quiere plantear una corriente más orientada a la sociedad que al capital como tal.

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