Memorias de Alcolhuacan

Memorias de Acolhuacán

Pequeños fragmentos de la Historia: Reflexiones en torno al Ex Convento de Oxtotipac

La Historia como ciencia y disciplina va más allá de un estudio llano sobre el pasado. Su objetivo se puede profundizar en cuanto al transcurrir temporal del hombre en el planeta. Busca lo significativo, aquello que sea trascendental en la vida continúa del humano. No obstante, lo significativo y lo trascendental puede causar confusión, generalizando la creencia que solo grandes eventos, personajes regios e importantes, hechos de gran magnitud y obras monumentales (tanto tangibles como intangibles) son los únicos que merecen la pena. Es natural, dado a lo aprendido en nuestra educación histórica, se vea solo como trascendental en la historia: la vida política, las guerras, el arte en su expresión más sofisticada, los grandes desarrollos científicos y las imponentes obras arquitectónicas.

Se ha tenido un acercamiento sesgado a la Historia, viéndose como una ciencia que solo se ocupa de analizar aquello que se considera escrito en el tiempo con “letras de oro”, lo cual puede hacer perder de contexto aquella sucesión de eventos y factores que llevaron  a un evento o sujeto sea escrito de esa forma. El tiempo es continuo, cada obra que realizamos, cada acto, y dicho sea de paso, cada alteración de nuestro entorno deja una huella, de la cual solo van quedando rastros en el presente. En nuestro país aún persisten hermosas poblaciones que han logrado mantener mucho de su pasado en sus estructuras arquitectónicas, lo cual permite observar el remanente de su pasado. Desgraciadamente, la mancha urbana y nuestro caótico modo de vivir nos impiden percibir ese pasado.

Por tanto, incluso el más antiguo e insignificante pilar de alguna vieja casona es merecedor de nuestro respeto y debemos generar la conciencia de la preservación de esas pequeñas y valiosas joyas. Es una verdadera abominación el vandalismo  al que son sujetos muchos de esos fragmentos de nuestro pasado. La falta de conciencia no permite a las mentes cerradas, en su propio desarraigo cultural, ver la gravedad del daño que hacen al rayar, pintar y destruir su propio pasado, un legado que está casi en peligro de extinción. Siendo está columna sobre el pasado de la región, no puedo callar ante la atroz mutilación de los pocos remanentes arquitectónicos de un tiempo que nos forjo. Y pongo como triste ejemplo el vandalismo sufrido en diferentes monumentos del Centro Histórico de Texcoco, siendo un caso lamentable el vandalismo sobre la Casa del Constituyente, siendo la única fachada del Silo XVII de la región en buen estado.

Existen infinidad de joyas de nuestro pasado escondidas a nuestro alrededor. No solo arquitectónicas, sino también intangibles; tales como las tradiciones, costumbres, leyendas y las expresiones artísticas populares. Finalizada esta breve reflexión, a continuación les presentare una pequeña joya histórica localizada en el municipio de Otumba: el Ex Convento de Oxtotipac. Obra arquitectónica construida por los frailes franciscanos en el siglo XVI, cuyas peculiares características la hacen diferente a otras estructuras de su tipo, pues su tamaño es curiosamente pequeño en comparación a otras construcciones.

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