Modelos De Estado
Son_Risas17 de Septiembre de 2012
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El Estado Oligárquico Liberal y el contexto en el que se enmarca la educación
Filmus[1]manifiesta que durante el Estado Oligárquico sólo tiene posibilidad de participar el sector dirigente de la sociedad, sector constituido por los productores de bienes para el mercado internacional, los exportadores e importadores y financistas. Argentina tiene como característica integrar el grupo de los países de modernización temprana, que son aquellos que tienen una menor impronta generada por la etapa colonial, con una mayor influencia de la inmigración europea con aptitudes para la producción de bienes muy demandados por las economías centrales. Por ello es que, es necesaria la integración de sectores sociales (mano de obra inmigrante) al modelo productivo. Favoreciendo el crecimiento paulatino de sectores medios y una mayor heterogeneidad social y cultural, cumpliendo el Estado un rol de agente integrador y hegemónico. Mientras que el modelo de participación política continua siendo muy restrictivo, denominado de orden conservador, modelo excluyente en lo económico y político.
Este modelo, continúa diciendo Filmus, tiene como características estatistas y centralizadoras en el sistema educativo, siendo el Estado Nacional quien asume la tarea educadora, buscando una homogeneidad formal. Por lo que, la función que se le encomienda al sistema educativo se encuentra fuertemente vinculada a la esfera de lo político, con la intención de consolidar la identidad nacional, generar consenso y la construcción del propio Estado. [2]
Por otra parte, Lionetti indica, que cuando la unidad nacional se concreta, una cuestión se impone en la agenda del gobierno, la obra civilizadora de la educación pública. El ingreso a este nuevo tiempo encuentra en la escuela pública un instrumento para la modernización, y en este escenario se idea el modelo de educación pública gratuita y obligatoria.[3]
Durante este período el sistema educativo no tiene una relación estrecha con la estructura económica orientada a la capacitación de los trabajadores, puesto que tanto la explotación extensiva de los campos, como la naciente industria no requieren de mano de obra con una calificación técnica específica, y en los casos que se necesitan lo pueden obtener de los obreros provenientes de Europa que se encuentran formados en oficios. Deduciendo Filmus que no es una preocupación de los sectores dirigentes de ese momento, la transmisión del valor ético y económico del trabajo, como de la capacitación de la mano de obra. Mientras que, la relación de la educación con la economía se da para generar un sistema de estratificación social, en concordancia con los intereses de los sectores dirigentes; una preparación básica de contenidos culturales compartidos; una enseñanza media con el fin de dotar de personal idóneo para la administración pública y el sector transporte y servicios, y por otra parte, la selección de una elite para el acceso a la cúspide del sistema, y en condiciones de incorporarse al sector de la dirección de la sociedad y del aparato estatal. Por otra parte, la estructura y el currículum excesivamente centralizados y elaborados desde el puerto, contribuyen al proyecto económico agroexportador. [4]
Por su parte, Romero manifiesta que la promoción del cambio economico-social es la apertura del país a la inmigración, ya que el gobierno de la Confederación ha realizado algunos experimentos con colonos a los que se les otorgara tierras. Desde 1876, la República comienza a atraer inmigrantes a los que le ofrece posibilidades para su incorporación al país, pero sin asegurarles la posesión de la tierra; no obstante el estado entrega sistemáticamente tierra a grandes poseedores. Los inmigrantes que vienen son especialmente de España e Italia con escaso nivel técnico, siendo estos, principalmente, mano de obra en la zona del litoral y de las grandes ciudades, con pequeños grupos que llegan a la Patagonia y más tarde los grupos de productores de ovejas de Santa Cruz. Así comienza a acentuarse intensamente la diferenciación entre el interior del país y la zona litoral. Los resultados de la política inmigratoria sobrepasan las previsiones. Los inmigrantes se agrupan en colectividades insinuando la formación de grupos marginales ajenos a los intereses tradicionales del país. El Estado no busca el camino que puede resolver el naciente problema de transformar a los inmigrantes en poseedores de tierra; sólo se propone, asimilar a los hijos de estos extranjeros en un vasto programa de educación popular.[5]
La relación de los sectores sociales con el sistema educativo, explica Filmus, que se da de la siguiente manera: los sectores medios encuentran en el sistema educativo una alternativa eficaz para aumentar sus posibilidades de participación, mientras que la falta de educación implica la imposibilidad de acceder al protagonismo político y a bienes culturales. Por su parte, el incipiente movimiento obrero, junto a los sectores rurales tienen muy escasas posibilidades de acceso a la educación; aunque en el seno del movimiento trabajador predominan las concepciones anarquistas que descalifican la educación desarrollada por el estado, por considerar que sólo sirven para transmitir la ideología burguesa y ser la educación oficial un instrumento de dominación de los pueblos, realizándose en 1903 el tercer Congreso de la Federación Obrera Argentina, donde se aprueba la necesidad de fundar escuelas libres, para exponer a los niños al mayor número de conocimientos, evitando así su deformación cerebral y prepararlos con criterios amplios, con capacidad de comparar a futuro todo género de doctrinas; creándose una pequeña proporción de escuelas sindicales. Posteriormente, dichas escuelas sindicales junto a otras de comunidades extranjeras y de la Iglesia Católica van perdiendo peso y quedando bajo el control del Estado. Enmarcándose el modelo Oligárquico Liberal en sus expresiones de ideales del liberalismo enunciados en la Constitución Nacional y en la Ley 1420, y en un modelo político, económico y social excluyente. [6]
Adriana Puigrós expone que existen en el país, aún entre los mismos liberales, dos posiciones distintas: unos que sueñan con un país de estancias donde una fuerte autoridad imponga orden entre inmigrantes, anarquistas y demás peligros sociales; y otros grupos, imaginan un posible país de gente industriosa que abra fuentes de trabajo y modernice las instituciones. Por otra parte, la misma clase dirigente que en otrora convoca a los inmigrantes se niega a realizar la reforma agraria necesaria para cumplir la promesa de prosperidad que se les hace a estos inmigrantes en Europa. A nivel internacional, el país no escapa al lugar que le toca en la división internacional del trabajo: importar manufacturas y exportar carnes, cueros y granos. Esa misma clase dirigente, comprende que el Estado requiere reformas, pero la modernización queda a mitad de camino. Mientras que, en los círculos intelectuales se difunden las ideas del positivismo, comienza a desarrollarse la investigación científica, los científicos creen que el avance de las ciencias físicas y sociales contribuye a eliminar la miseria, mientras que los educadores creen que el progreso es efecto de la educación, circulan los diarios más o menos oficialistas y también publicaciones anarquistas y socialistas.[7]
El Estado Benefactor y el contexto en el que se enmarca la educación
Este tipo de estado dice Filmus, es denominado de distintas maneras: Estado Populista, Estado Nacional-Popular, Estado de Compromiso, Estado Social, entre otras denominaciones, coincidiendo en que uno de sus rasgos en lo económico es su carácter marcadamente intervencionista. [8]
Filmus dice que el acceso del Radicalismo al gobierno, no significa un cambio en el eje donde se organiza el sistema educativo, siendo varios los que obtienen la conducción del gobierno y ninguno de ellos consigue brindar alternativas al desarrollo educativo. [9]
Tras catorce años de gobierno radical, laxo y favorable a la espontánea expresión de las diversas fuerzas que coexisten en la sociedad argentina, queda al descubierto un hecho decisivo: el país criollo se desvanece poco a poco y por sobre él se constituye una nueva Argentina, cuya fisonomía esboza la cambiante composición de la sociedad. Poco a poco se constituye una vigorosa clase media de empleados, de pequeños propietarios y comerciantes, de profesionales que, concentrada en las ciudades, impone cada vez más al país su propio carácter ignorando a las nostálgicas de minorías tradicionales. Esa clase media es la que asciende al poder con el radicalismo y, tímidamente, propone una nueva orientación para la vida argentina. [10]
Con la Primera Guerra Mundial, con la Crisis del 30 y con la Segunda Guerra Mundial, en Argentina caen las exportaciones de materias primas, como así también las importaciones manufactureras, lo que obliga a desarrollar una industrialización sustitutiva. Como en Argentina no existen sectores económicos, ni políticos que llevaran a cabo este proceso de industrialización, es el propio Estado quien lleva la iniciativa de conducir este nuevo momento. El cual se caracteriza en que los nuevos actores que surgen con este modelo cuestionan la legitimidad de este tipo de Estado, segundo, conducen a un proceso de acumulación que no se encuentra acompañado de políticas redistributivas ni de mecanismos democratizadores del poder político. Recién con la llegada del Peronismo al gobierno se va a desarrollar el Estado de Bienestar en toda su potencialidad. [11]
Continúa diciendo Filmus, que con la modificación de los requerimientos
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