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Movilizaciones Los Indignados En España


Enviado por   •  29 de Octubre de 2012  •  2.089 Palabras (9 Páginas)  •  283 Visitas

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Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo

Un movimiento cargado de futuro

El Movimiento 15 M en España –nombrado por su fecha inicial, 15 de mayo– es un acontecimiento de gran magnitud con características inéditas. En esta editorial queremos narrar los episodios más notables y al hilo del relato sacar lecciones y perspectivas para el porvenir.

Dar una idea de lo que realmente ha pasado es una contribución necesaria para comprender la dinámica que está tomando la lucha de clases internacional hacia movimientos masivos de la clase obrera, los cuales le ayudarán a recuperar la confianza en sí misma y le darán los medios para presentar una alternativa frente a esta sociedad moribunda ([1]).

El “No Futuro” del capitalismo, telón de fondo del movimiento 15 M

La palabra crisis tiene una traducción dramática para millones de personas, afectadas por una avalancha de miseria, que va desde el creciente deterioro de las condiciones de vida, pasando por el desempleo que se prolonga durante años, la precariedad que hace imposible la más mínima estabilidad vital, hasta las situaciones más extremas que hablan directamente de pobreza y hambre, y en algunas partes, de muerte ([2]).

Pero lo que más angustia provoca es la ausencia de futuro. Como denuncia la Asamblea de Detenidos de Madrid ([3]) en un comunicado que, como vamos a ver, fue la chispa del movimiento: “nos encontramos ante un panorama sin ninguna esperanza y sin un futuro que nos incite a vivir tranquilos y poder dedicarnos a lo que nos gusta a cada uno” ([4]). Cuando según la OCDE, España necesitará 15 años para recuperar el nivel de empleo de 2007 –¡casi una generación entera impedida para trabajar!– y cuando datos parecidos pueden extrapolarse a Estados Unidos o Gran Bretaña, se hace palpable hasta qué punto esta sociedad se precipita en un torbellino sin retorno de miseria, desempleo y barbarie.

Aparentemente, el movimiento se ha polarizado contra “el sistema bipartidista” dominante en España (2 partidos, PP de derecha y PSOE de izquierda concentran el 86 % de los cargos electos) ([5]). Este factor ha jugado un papel pero precisamente en relación a esa ausencia de futuro, puesto que, en un país donde la Derecha tiene una acreditada fama de autoritaria, arrogante y anti-obrera, amplios sectores de la población han visto con inquietud cómo tras los ataques gubernamentales propinados por los falsos amigos (el PSOE), los enemigos declarados (el PP) amenazan con instalarse en el poder durante muchos años sin alternativa dentro del juego electoral, reflejando el bloqueo general de la sociedad.

Ese mismo sentimiento se ha visto alentado por la actitud de los sindicatos que primero convocaron una “huelga general” el 29 de septiembre, que resultó ser una pantomima desmovilizadora, y después firmaron con el gobierno un Pacto Social en enero de 2011, que aceptaba una cruel reforma de las pensiones y daba un portazo a toda posibilidad de movilizaciones masivas bajo su batuta.

A esos factores se ha unido un profundo sentimiento de indignación. Una de las consecuencias de la crisis es que, como se dijo en la Asamblea de Valencia,“los pocos que tienen mucho son más pocos y tienen mucho más, mientras que los muchos que tienen poco son mucho más y tienen mucho menos”. Los capitalistas y su personal político se vuelven cada vez más arrogantes, voraces y corruptos; no dudan en acaparar riquezas inmensas, mientras a su alrededor cunde la miseria y la desolación. Todo esto hace comprender que existen clases y que no somos “ciudadanos iguales”.

Ante ello, desde fines de 2010, han surgido colectivos que agitaban ideas como la de unirse en la calle, actuar al margen de partidos y sindicatos, organizarse en asambleas... ¡El “Viejo Topo”, del que habla Marx, preparaba en las profundidades de la sociedad una maduración subterránea que ha estallado a plena luz en mayo! La movilización de Juventud Sin Futuro en abril congregó 5000 jóvenes en Madrid. Por otro lado, el éxito de unas manifestaciones de jóvenes en Portugal –Generaçao a rasca, Generación Precaria– que aglutinaron a más de 200.000 personas y el ejemplo muy popular de la Plaza Tahrir de Egipto, han estado entre los estímulos del movimiento.

Las asambleas: una primera mirada al porvenir

El 15 de mayo, se habían convocado por un conjunto de más de 100 organizaciones –llamado Democracia Real Ya (DRY) ([6])– manifestaciones en las capitales de provincia dirigidas “contra los políticos” y reclamando una “democracia de verdad”.

Pequeños grupos de jóvenes (desempleados, precarios y estudiantes), inconformes con el carácter de válvula de escape del descontento social que pretendían darle los organizadores, trataron de establecer una acampada en la plaza principal en Madrid, Granada y otras ciudades, para darle continuidad a la protesta. DRY los desautorizó y dejó que las tropas policiales ejercieran una brutal represión, especialmente en las comisarías. Sin embargo, los afectados se constituyeron en Asamblea de Detenidos de Madrid y emitieron rápidamente un comunicado donde esos tratos degradantes fueron claramente denunciados (ver nota 4). Esto produjo una fuerte impresión lo que animó a numerosos jóvenes a sumarse a las acampadas.

El martes 17, mientras DRY quería encerrar las Acampadas en actos simbólicos de protesta, la enorme masa que afluía a ellas impuso la celebración de asambleas. El miércoles y jueves, las asambleas multitudinarias se extienden a más de 73 ciudades. En ellas se exponen reflexiones interesantes, propuestas juiciosas, pasando revista a aspectos de la vida social, política, económica, cultural. ¡Nada de lo humano le es ajeno a esa inmensa ágora improvisada!

Una manifestante madrileña exclamaba “lo mejor son las asambleas, la palabra se libera, la gente se entiende, piensas en voz alta, podemos llegar a acuerdos comunes miles de desconocidos ¿No es maravilloso?”. En contraste con el ambiente sombrío que reina en las mesas de votación o el entusiasmo de mercadotecnia de los actos electorales, las asambleas eran otro mundo:

“La multitud que inundaba las calles de la mañana al atardecer se confundía en abrazos fraternales, gritos de gozo y entusiasmo, canciones de libertad, risas alegres, humor y alegría. Los ánimos estaban exaltados; casi se podía creer que una vida nueva y mejor comenzaba en el mundo. Un espectáculo muy solemne, y al mismo tiempo idílico, conmovedor” ([7]).

Miles de personas discutían apasionadamente en un ambiente de respeto profundo, de orden

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