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MÉXICO. DILEMA ENTRE LA ECONOMÍA Y LA INSEGURIDAD


Enviado por   •  1 de Junio de 2015  •  3.271 Palabras (14 Páginas)  •  157 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La poca efectividad en el combate al crimen organizado en México tiene su origen en diversas causas, que van desde la incapacidad de conceptualizarla, hasta la negación del sentido económico sobre el que se soporta la actividad delictiva en nuestro país, lo cual impide hacer propuestas de política más efectivas que no se reduzcan únicamente a los enfrentamientos violentos con el ejército. El volumen de los flujos financieros que involucra el tráfico de armas, el secuestro, la pornografía infantil, el tráfico humano es de tal dimensión que llega a rebasar los niveles de financiamiento que el gobierno hace a actividades que cubren aspectos fundamentales en la vida de los ciudadanos mexicanos.

En este artículo se hace una revisión por las principales teorías económicas que han estudiado las actividades delincuenciales y se brindan elementos de reflexión para que la ciudadanía exija nuevas políticas en el combate al crimen organizado.

MÉXICO. DILEMA ENTRE LA ECONOMÍA Y LA INSEGURIDAD

1. Intento de conceptualizar la “inseguridad”

El primer economista contemporáneo en hacer un estudio de la inseguridad desde la disciplina económica fue Gary Becker (1968), premio Nobel de Economía en 1992. (Hay indicaciones de que J. Bentham ya lo había hecho con anterioridad). Sin embargo, la teoría utilizada en su análisis es eminentemente neoclásica y, finalmente, se limita a hacer ajustes a la relación de costo beneficio que a través de las políticas públicas debe enfrentar el delincuente. Muy al final de sus textos sobre este tema, Becker reconoce la necesidad de considerar algunos elementos estructurales como: los bajos salarios y la falta generalizada de oportunidades, las cuales representan factores potenciales de generación de inseguridad. En cierto sentido, se puede entender que Becker propone la legalización de las drogas para controlarlas económicamente mediante la recaudación tributaria como medida para desincentivar el delito.

Un segundo efecto adicional derivado de la carencia de un concepto adecuado es la disociación que se hace entre la inseguridad y la economía. Se construyen nociones idealizadas en las que la inseguridad es vista como algo externo, que tiene su base en la moral. De ese modo, se ve que la inseguridad es generada por grupos amorales e ilícitos externos a la estructura institucional. El funcionamiento económico construye sus propias estructuras institucionales dentro de las cuales operan estos grupos ilícitos y al no reconocerlo se despliega una “cortina de humo” que impide identificar la parte del sistema que opera oculta pero a favor de la realización de los negocios que generan dividendos, al margen de su valoración ética.

La inseguridad es un problema en esencia económica pero con un amplio conjunto de “anclajes” en diversas dimensiones de la realidad. Su origen se remonta al momento en que surge la propiedad privada. Su expresión más “refinada”, acontece cuando la propiedad privada alcanzó los niveles de relación productiva universal y cotidiana, es decir, en el capitalismo.

La inseguridad es el “no tener”. Todos los tipos diversos de inseguridad sea: alimentaria, ambiental, educativa, policiaca, económica, humana, etc. aluden a la carencia real o potencial del objeto o sustancia que se está tratando. Cuando se habla de inseguridad, realmente se habla del “no tener” o del peligro y el miedo de “no tener”.

El enfrentamiento de la vida desde la perspectiva de la inseguridad puede llevar a conclusiones como la obtenida por Samuel Ramos respecto al sentimiento de inferioridad del mexicano, actitud que él interpreta como una condición de idiosincrasia, de cultura ancestral y no la liga con la condición del coloniaje y sus “sutiles” efectos (Ramos, 1975). Las experiencias más impactantes se pueden entender como formas transfiguradas de una guerra interna de finalidades económicas; administrada para impulsar una estructura económica que de salida a la producción de armas norteamericanas y que colabore en la construcción de varios mercados nuevos, muchos de ellos ubicados en áreas de plena ilegalidad y otros más cercanos a lo informal que a lo ilegal. a todos los nuevos mercados se les identifica como mercado “negro”, que es un espacio donde se facilitan los flujos alternativos de capital en grandes dimensiones y de manera fácil, aunque en buena parte sea ilícito. Nos referimos al mercado de drogas y narcóticos, a la producción masiva de artículos pirata, del mercadeo humano tanto de migrantes como de trata de blancas, el secuestro y la extorsión telefónica, etc. Este mercado solo es redituable en tanto se mantenga proscrito por la ley y además, cada vez adquiere mayor importancia económica.

La inseguridad es algo consustancial al sistema capitalista y “florece” en todos los espacios del mundo donde haya un bien disputable o un mercado que crear o controlar. Generalmente el escenario de la disputa son los países subdesarrollados. Por el contrario, en los países desarrollados si bien existe inseguridad para algunos, esta se vive con menor intensidad para casi el resto de su población.

El segundo momento de importancia fue el 11 de septiembre del 2001 con el ataque a las Torres gemelas en la ciudad de Nueva York. A partir de ese día el lenguaje de los conflictos se unifico y, bajo el término de “terrorismo” se volvió innecesario cualquier otro tipo de caracterización y se justificó en automático cualquier forma de violencia ejercida contra países, contra regiones o contra personas.

La mejor manera de luchar contra la inseguridad es resolviendo los asuntos del “no tener”; achicando la brecha de las desigualdades; brindando a todos alternativas y oportunidades de obtener bienes tangibles e intangibles; sin embargo, eso no se resuelve y a cambio, lo que las instituciones dan, es una engañosa arma de dudosa capacidad de defensa: el odio. La inseguridad se lleva al estatus de idea, se la transfigura y de esa manera, las individuos combaten a la idea –propia o impuesta- de la inseguridad con el odio y no con la razón.

El odio al otro, al otro desconocido, al otro transgresor, al otro inmoral, al otro que piensa diferente y al otro que vive una vida diferente a la que el régimen instituido declara como aceptable y legal. El otro que piensa diferente va a tener múltiples maneras de designarse: han sido negros, latinos, islamitas pero los peor librados en esta ya larga historia de odios han sido los comunistas. De manera

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