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Neoliberalismo


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2013  •  15.179 Palabras (61 Páginas)  •  231 Visitas

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Anderson, Perry; Boron, Atilio A.; Sader, Emir; Salama, Pierre; Therborn, Göran. La trama del neoliberalismo: mercado, crisis y exclusión social. En libro: La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión social. Emir Sader (comp.) y Pablo Gentili (comp.). 2ª. ed.. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2003. p. 192. ISBN 950-23-0995-2

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Capítulo IV

La trama del neoliberalismo: mercado, crisis y exclusión social

Perry Anderson, Atilio A. Boron, Emir Sader, Pierre Salama y Göran Therborn

Pablo Gentili (coordinador)

Hemos pensado que este diálogo sobre la trama del neoliberalismo podría organizarse alrededor de tres ejes básicos. En el primero de ellos proponemos discutir algunas cuestiones referidas a la propia definición del “neoliberalismo” y a los significados que ustedes. atribuyen a dicho concepto. Luego nos interesaría conocer, por un lado, cuál es el balance que realizan de las políticas neoliberales, y, por otro, cómo caracterizarían aquellos aspectos centrales que dan sentido y coherencia a este tipo de regímenes. Por último, creemos que sería importante confrontar algunas ideas sobre las posibilidades y el futuro de una alternativa democrática a las terribles condiciones de miseria y exclusión que el neoliberalismo ha producido e intensificado en nuestras sociedades.

Göran Therborn

Creo que es relevante tener en claro qué queremos decir cuando hablamos de “neoliberalismo”; de lo contrario corremos el riesgo de transformarlo en un proyecto coherente y unificado, características éstas que no se corresponden con la realidad.

El término “neoliberalismo” posee un significado específico en lo concerniente a un conjunto particular de recetas económicas y de programas políticos que comenzaron a ser propuestos en los años ‘70. Dichas recetas han tenido como inspiración principal la obra de Milton Friedman. Estas ideas, al mismo tiempo, nos remontan a Hayek y a la llamada Escuela Austríaca. Por otro lado, y concomitantemente, ha ocurrido a nivel mundial un cambio histórico en las relaciones institucionales entre el mercado y el Estado y entre las empresas y los mercados. Este cambio no ha sido fruto del proyecto neoliberal, no se reduce a un mero producto político de estos regímenes, ni tampoco es el efecto de una determinada ideología económica. Se trata de un cambio que tiene por detrás la fuerza de una configuración mucho más compleja.

En cuanto al balance, diría que, en la versión más estricta defendida por Thatcher en el Reino Unido y por Friedman y sus discípulos en los EE.UU., el neoliberalismo se transformó en un proyecto que ha ganado poder político y un número significativo de posiciones administrativas. Al mismo tiempo en que consiguió consolidarse, también fue capaz de exportar sus ideas a algunos países como por ejemplo Argentina, y anteriormente Chile.

Por otro lado, y en varios sentidos, el neoliberalismo no ha sido un proyecto muy exitoso. Si lo definimos en el marco estricto de las perspectivas defendidas por Hayek y Friedman, no creo que la Democracia Cristiana alemana, por ejemplo, encaje en esta definición. Visto desde ese ángulo, las principales “victorias” del neoliberalismo se han producido en los países anglosajones. Esto, claro, suscita algunas cuestiones interesantes respecto a las peculiaridades de los pueblos de aquellos países.

Otro aspecto relevante es la nueva importancia que han asumido los mercados y la competencia, proceso que refleja un cambio estructural en la historia del capitalismo. Este cambio ha alentado la fuerza ideológica de los partidos y de los intelectuales neoliberales, aunque aquél no sea un efecto producido por ellos.

Por último, quería destacar que la experiencia nos ha revelado, antes que nada, la extrema pujanza de los Estados de Bienestar. El Welfare State ha sido muy atacado tanto por la izquierda como por la derecha y el centro. Ataques que vienen desde los neoliberales confesos hasta de intelectuales como Jürgen Habermas y de ciertas fuerzas de la extrema izquierda. En general, el Estado de Bienestar ha sido objeto de fuertes críticas por estar en crisis, por permanecer entera e inevitablemente sometido a ciertas contradicciones internas irresolubles, etc. Analizado desde un punto de vista histórico, esto simplemente no es verdad. El balance nos muestra que este tipo de Estado fue constituyéndose en una institución extremadamente robusta que ha logrado mantenerse sorprendentemente bien. La comprobación más dramática de esto podemos encontrarla en América Latina: al final del pinochetismo, Chile todavía mantenía el Estado de Bienestar más organizado y eficiente de la región.

Existe una serie de razones (algunas conocidas y otras no tanto) que explican este proceso. En primer lugar, la propia magnitud del Welfare State dificulta el desmantelamiento de sus instituciones fundamentales. En los países avanzados, por ejemplo, entre el 40 y el 65% de la población adulta tiene en dicho Estado su principal fuente de renta. Esta cifra es del 40% en EE.UU. y llega al 65% en algunos pequeños países del continente europeo. No se puede desactivar de forma simple una institución de semejante importancia y magnitud. Si analizamos el tamaño del Estado uno de los principales blancos de la crítica neoliberal- veremos que, en todos los países de la OECD, la magnitud relativa del gasto público es hoy mayor a lo que era en 1979. Esta relación se mantiene, incluso, si hiciéramos un ajuste cíclico que permita descontar los efectos de la reciente depresión.

El neoliberalismo está agotado como proyecto ideológico y político definido de forma estricta. La posibilidad misma de su continuidad se vincula no tanto al carácter unitario de su proyecto político y sí a sus lazos de articulación con el gigantesco proceso de cambio estructural producido en el mundo capitalista. Es decir, con las transformaciones ocurridas en el triángulo institucional del capitalismo (empresas, mercados y Estados), y con las variaciones en el tamaño relativo de cada una de estas tres esferas. En efecto,

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