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Origen Del Universo


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  2.028 Palabras (9 Páginas)  •  454 Visitas

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ORIGEN DEL UNIVERSO

Introducción

Este trabajo, trata de cómo pensaba la cultura de Mesopotamia, acerca del origen del Universo.

En lo que respecta a la formación del universo y a la naturaleza, la creencia era que la tierra y el cielo se encontraban unidos en un principio. La diosa Nammu era la madre del cielo y de la tierra, y ella representaba un abismo de agua dulce sobre el que reposaba y flotaba el mundo. Así, para los sumerios, el abismo de agua dulce era el que había dado lugar al nacimiento del cielo y de la tierra, unidos en un todo, bajo la forma de una montaña, y de esa unión surgió el dios de la atmósfera, que fue quien los separó.

En las cosmogonías de los babilonios se pueden encontrar algunas como la que hace referencia al tiempo en que la totalidad del país era un mar. Los dioses primitivos eran creados o surgían, cual si hubiesen salido por emanación, de aquella pareja inicial. El primero de los dioses que apareció dotado de determinada personalidad fue Ea, dios de las aguas, denominado el procreador, y al que se describe antropomorfizado. En cuanto a los dioses más jóvenes, entraron en conflicto con sus antepasados debido al ruido que la generación más joven producía en sus salidas y entradas.

Sumerios y babilonios adoraron tres tipos de divinidades; el cielo, las aguas, la tierra y los infiernos, que corresponden a los diferentes elementos del mundo; el sol, la luna y las estrellas, que son las divinidades astrales; y el fuego, el rayo, el huracán y los dioses de la fecundidad, que constituyen las fuerzas de la naturaleza. Esto pone de manifiesto el intenso sentimiento de comunión con la naturaleza, a la par que la concepción de lo ilimitado del cielo, de la fuerza del viento y de la fecundidad de las aguas.

ORIGEN DEL UNIVERSO

Mesopotamia

El universo apareció por primera vez cuando Nammu, un abismo sin forma, se abrió a sí mismo y en un acto de auto-procreación dio nacimiento a An (Anu) (dios del cielo), y a Ki (diosa de la Tierra), referida comúnmente como Ninhursag.

La unión de Anu (An) y Ki produjo a Enlil, el señor del viento, quien eventualmente se convirtió en el líder de los dioses. Después del destierro de Enlil de Dilmun (el hogar de los dioses) debido a la violación de Ninlil de la que tuvo un hijo, Sin (dios de la Luna), también conocido como Nannar.

Sin y Ningal dieron a luz a Inanna (diosa del amor y de la guerra) y a Utu o Shamash (dios del Sol). Durante el destierro, Enlil engendró tres deidades del inframundo junto con Ninlil, el más notable de ellos fue Nergal.

Nammu también dio a luz a Enki o Abzu, dios del abismo acuático. Enki también controló el Me, los decretos sagrados que gobernaron las cosas básicas tales como la física y las cosas complejas tales como el orden y leyes sociales. Esto considera el origen de la mayoría del mundo.

Dentro de la mitología mesopotámica puede hacerse una división entre las divinidades sumerias y las semitas. Primero existieron los dioses sumerios que más tarde fueron adaptados por los acadios, babilonios, asirios, arameos y caldeos (todos ellos pueblos semitas).

La tríada sumeria la formaban An, Enlil y Enki, que eran dioses y la tríada semita estaba compuesta por los dioses Sin, Ishtar y Shamash, los equivalentes a la Luna, Venus y el Sol. Existían además otros dioses menos tradicionales que representaban la fertilidad y la diosa madre.

En el lenguaje sumerio, "Nin" significa ‘señora’ y "En" significa ‘señor’. Por otra parte, ki es ‘tierra’ y lil es ‘aire’. De ahí resulta sencillo saber quién era el señor de la tierra (o dios de la tierra Enki), el señor del aire (o dios del aire Enlil), la señora del aire (o diosa del aire Ninlil), etc.

Los babilónicos heredaron la concepción del universo de los sumerios, que en el año 3000 a.C. creían que el mundo surgió de un elemento único, del agua, y lo concebían como una ostra llena del liquido elemento, con la tierra en el centro flotando, pero sobre la tierra había una vuelta semiesférica por donde pasaba el agua de la parte superior en forma de lluvia. Esta estructura la atravesaban el sol y la luna.

Como la cosmología no se puede desvincular de la observación del cielo, y de la necesidad de prever las estaciones del año, ligada a la agricultura, implicaba tanto el conocimiento del firmamento como los movimientos de los astros que se encontraban, resulta que la cosmología, la astronomía y la confección del calendario no podían considerarlas materias ajenas, al menos en la época que nos ocupa. Los conocimientos matemáticos de los mesopotámicos desarrollaron sin duda hasta un grado que hasta hoy nos llama la atención.

Los babilónicos usaron el calendario lunar, pero considerando que la duración media de un mes lunar son 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2 segundos, 12 meses lunares sumaban 354 días. El rey de vez en cuando aplicaba al año 13 meses, para que cuadrara el tiempo con las estaciones. En el siglo V a.C. se descubrió que 235 meses lunares eran 19 años solares, o sea, 19 años lunares más 7 meses.

Los egipcios concebían el mundo como una caja, el sol de la cual era la tierra, encima había una vaca con la cuatro patas apoyadas en las esquinas. Posteriormente la vaca se sustituyo por una cúpula. A través de una especie de galería, que iba de lado a lado de la caja, salía un río por el cual navegaban el sol y la luna, entrando y saliendo periódicamente, las estrellas estaban suspendidas en la cúpula y los planetas navegaban por los canales que derivaban del río (un equivalente al Nilo terrestre. Para explicar las fases lunares creían que alguien mordía la luna, y que de vez en cuando se la comía (se trataba de un eclipse), pero siempre se regeneraba.

El año lo basaban en las inundaciones periódicas del Nilo, que se producían cada 365 aproximadamente, pero como eran acontecimientos regulares y periódicos buscaron un calendario más exacto. Entonces fue cuando empezaron a usar el calendario solar, eran 12 meses de 30 días, en total 360 días, a los que les sumaban 5 que no eran de ningún mes. Tenían tres estaciones, (Akhet) inundación, (Peret)

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