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PERIODISMO EN LAS ISLAS GALAPAGOS.


Enviado por   •  15 de Febrero de 2016  •  Reseñas  •  1.702 Palabras (7 Páginas)  •  214 Visitas

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

JORGE ANDRES CARRION JIMBO

ALMA OLVIDADA

02/02/16

La población que habita las Islas Galápagos ha sufrido un proceso de adaptación cultural que incluye la construcción de identidades, es decir, de un sentimiento que los difiera al resto de ecuatorianos. Este proceso donde se construyen identidades implica además un ámbito espacial, otro temporal, cuya combinación ha dado pie a algo más particular que se aleja de lo ‘ecuatoriano’ en general y deviene en ‘lo galapagueño’ en particular. La migración y la conservación como política idónea de vida son dos variables de gran importancia para los galapagueños.

Pero esta gran historia contada por una de las mujeres más trabajadoras y conocidas del medio, es la señora Enith Gonzales de Carrión. Mujer que en sus tiempos era una esbelta y bella mujer que llamaba la atención con solo caminar, nos cuenta esto mostrando su foto de 20 años de edad. Oriunda de la provincia del Oro, cantón Zaruma, vivió su  niñez y adolescencia sin saber que su vida continuaría en un lugar lejano.

La historia de los Enith tiene todos los elementos de una película de Disney. Aventura, fantasía, paisajes paradisiacos, valores familiares y un final feliz relativamente. Empieza hace más de sesenta años cuando Enith Gonzales y Carlos Carrión decidieron darle un cambio radical a su vida...

Al principio se instalaron en una casa arrendada, muy cerca de la playa con vista a toda la bahía. “Era hermoso despertarse y ya no escuchar los coches, bulla y tanto ajetreo que se maneja en una gran ciudad, en ese sentido fue especial llegar a estas islas, aunque no había mucha comida o agua para beber, lo demás venia por añadidura por el trabajo de mi esposo Carlos, que en paz descanse. Y claro mi trabajo también ayudo para que pudiéramos tener que comer, era algo gracioso y en ese entonces parecía que volvíamos a la prehistoria, ya que hacíamos el famoso “trueque” para poder cambiar un poco nuestro tipo de comida. Recuerdo que llego un tiempo en que comíamos pescado hasta por los codos.” Luego, construyeron su primera casa de madera en la parte alta de la isla al comprar una gran extensión de tierra a muy buen precio, cerca de una laguna de agua dulce que había.  En ese entonces,  se dedicaban solo a la agricultura, la pesca y la ganadería. Ahora han mezclado estas actividades con el turismo.

No preocuparse por dinero

Cuando Enith recuerda su pasado, lo primero que le salta a la mente es la falta de preocupación por tener dinero. “Los turistas que llegaban a la isla para conocer nos dejaban propinas y nosotros las guardábamos porque no teníamos en qué gastarlas”. Claro, no había ningún centro comercial, ni ninguna heladería cerca. “los niños jugaban con palitos, piedras, arena... Ahora mi nieta de once años se aburre si no sale a pasear o pasa con ese teléfono sin despegarse, me parece una pérdida de tiempo”. Definitivamente la vida en el campo es muy diferente a la de la ciudad. Tanto que “la mayoría de mis hijos no desea saber nada de Guayaquil o el continente, llegan y a los cuatro días ya se quieren regresar”.

Otro de los recuerdos de su vida son las tortugas. “Teníamos un corral como con diez, que mi esposo había comprado en todas las islas. Con el paso del tiempo se hicieron más de veinte”. La labor de Enith, sus hijos era como un casamiento el cuidar de estos majestuosos pero lentos animales, ayudar en la siembra, limpiar la casa, cuidar al ganado, etc. “Todos trabajábamos y ninguno se traumatizó. Fue una experiencia hermosa, creo que una de las mejores ya que  a más de tomar responsabilidad por una tarea, tienes contacto con la naturaleza y su belleza. Eso es una de las cosas que más orgullo me da al saber que mi familia cuida sus islas porque nos dieron de comer y sobrevivir”.

Cuenta nuestro peculiar personaje que la vida en Galápagos en sus inicios cuando las primeras familias llegaron, a más del trueque y el precario sistema de servicios básicos era poco para lo que sucedía. “Cuando nosotros llegamos, pocas eran las familias en un pequeño pueblo, con la lucha ante el gobierno y el envió de cartas para que nos tomen en cuenta, se empezó a arreglar las calles ya que eran de arena, no teníamos agua y mucho peor luz. Teníamos luz solo 12 horas al día, por medio de una pequeña máquina que abastecía a las pocas familias. Luego de esto quedábamos a oscuras y lo único que se podía hacer era ya dormir. El querex se usaba como medio para prender nuestras lámparas y poder continuar con los labores luego del apagón.” Enith al hablar de su vida nunca demuestra tristeza o enojo, por más negativo que sea el panorama siempre saca algo bueno de cada mercancía que haya vivido. Ya sea por no tener luz, o comida o escasez de agua dulce. “creo que cada cosa que pasamos nos enseñó algo a mí y Carlos. Obviamente nos dio sabiduría para poder criar 9 hijos y 2 entenados… Siempre hay que verle el lado bueno a la vida ya que Dios no abandona. Te ahorca pero sabe cuándo ya dejarte respirar”

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