Para Heller la teoría del Estado se propone investigar la realidad de la vida estatal que nos rodea, además de comprenderlo en su estructura y función actuales, su acontecer histórico y las tendencia de su evolución.
mina1506Ensayo16 de Febrero de 2016
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Teoría del Estado (Hermann Heller)
Para Heller la teoría del Estado se propone investigar la realidad de la vida estatal que nos rodea, además de comprenderlo en su estructura y función actuales, su acontecer histórico y las tendencia de su evolución.
No pretende construir una teoría general del Estado con carácter de universalidad para todos los tiempos, porque el mismo lo considera imposible, además plantea que la teoría del Estado, por la forma como se plantea en ella los problemas se halla más cerca de la política.
Considera que la ciencia política solo puede tener función de ciencia si admite que es capaz de ofrecernos una descripción, interpretación y crítica de los fenómenos políticos que sean verdades obligatorias.
La ciencia política debe poseer un criterio que sea aplicable a todos los contendientes para la verdad y obligatoriedad de sus afirmaciones, ya que de lo contrario pierde su condición de ciencia.
En la Edad Media, el pensamiento político, estaba subordinado al dogma religioso y sometido a los criterios universalmente obligatorios de la fe. La conciencia política se creía al servicio de concepciones y normas que estaban por encima de todos los antagonismos y que eran admitidos por todos los grupos en pugna.
Pero la crítica del dogmatismo vino a cambiar de raíz la función de la ciencia política. La ciencia política critica dedica su atención, más que a lo común, a lo que los criterios, y formaciones políticos tienen de peculiar, tratando de describir las diferencias histórico sociales en toda su variedad y explicarlas en sus causas y consecuencias.
Se atribuye a la ciencia política la misión de mantenerse imparcial, frente a todas las tendencias políticas exponiéndolas en su dependencia respecto a las diversas condiciones naturales y culturales, a igual cumplir con la función de trabajar por una descripción, interpretación y crítica, verdaderas y obligatorias, de los fenómenos políticos.
Pero a finales del siglo XIX se inicia una autor relativización de la conciencia con respecto al ser social-vital, cuyo resultado sería la autodestrucción de la ciencia política.
En el siglo XX y especialmente bajo el influjo de la filosofía de la vida, con la relativización radical del espíritu a la “vida” aparece un peligro mortal. Según Georges Sorel y Vilfredo Pareto, todo postulado de la ciencia política es solo sublimación de una situación vital, completamente individual y absolutamente irracional, y toda idea, en el sector de lo político, únicamente la correspondencia de una singularidad histórico-social y personal con la que nada tiene que ver el pensamiento.
De ser ciertas estas afirmaciones, la ciencia política terminaría por suicidarse, renunciando definitivamente a su carácter científico, porque se admitiría que se halla incapacitada para actuar sobre la práctica política y aun para conocerla.
Sin embargo, no cabe explicar cómo es posible que lo que, sobre temas políticos, nos dice un Aristóteles, un Hobbes o incluso un Marx pueda tener validez para los pensadores del día siendo tan diversas las situaciones políticas.
La ciencia política ha cumplido también la función de fundamentar o atacar situaciones de supremacía política.
En toda historia, tanto natural como cultural, que esta produciéndose, actúa la ya producida. Lo devenido no es algo simplemente pasado, que aparezca frente al sujeto histórico como un objeto extraño a él. Pero si, por esta razón, todo espíritu es expresión de una concreta situación de vida, también es cierto que se eleva, consiente o inconscientemente, sobre ella, pudiendo conservar su validez, con independencia de su génesis, para situaciones esencialmente distintas.
Nuestros conocimientos políticos se han enriquecido con uno más, que puede mantener su legalidad a través de las cambiantes situaciones de vida y poder.
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