Parafrasis

PARAFRASIS

HAMAS Y LA “PROMOCIÓN DE LA DEMOCRACIA”

Hamás (Movimiento de Resistencia Islámico) es una organización política y militar palestina que se declara como, nacionalista e islámica. Su objetivo, definido en su carta fundacional, es el establecimiento de un estado islámico en la región histórica de Palestina, que comprendería los actuales Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza, con capital en Jerusalén.

Hamás ha sido declarada organización terrorista por la Unión Europea, los Estados Unidos, Israel, Japón, Canadá y Australia.

La victoria de Hamas es despreciable pero comprensible.

Es de distintas corrientes religiosas, que posee ideas extremas y violentista, y amenaza a la paz y a un acuerdo políticamente justo. Declara que estará de acuerdo, con una cesación de hostilidades por determinado tiempo entre los enemigo con Israel sobre la base de la frontera reconocida a nivel internacional antes de la guerra árabe-israelí de junio de 1967.

Estados Unidos e Israel, insisten en que cualquier salida política debe incluir la ocupación israelí de Cisjordania (y de las olvidadas colinas del Golán, en Siria).

Hamas ganó contra la ocupación militar con la creación de organizaciones sociales de base y de servicio a los pobres, que haría ganar votos en cualquier lugar. No obstante, para la administración de Bush, la victoria presenta otro obstáculo para su programa de perder la democracia.

Las elecciones fueron postergadas hasta la muerte de Yasser Arafat, como una oportunidad para la “visión” de Bush sobre un eventual Estado palestino democrático, que es del consenso internacional un acuerdo de dos entidades estatales, que Estados Unidos viene bloqueando desde hace 30 años.

Steven Erlanger escribió: “La era posterior a Arafat será la última prueba de un acto de fe norteamericano por antonomasia: que las elecciones proveen de legitimidad incluso a la más frágil de las instituciones”.

En el párrafo final leemos: “Sin embargo, la paradoja para los palestinos es rica. La administración Bush se resistió a apoyar nuevas elecciones entre los palestinos. Las elecciones harían lucir mejor a Arafat y le darían un mandato fresco, y podrían ayudar a Hamas a ganar credibilidad y autoridad”.

Las elecciones son buenas sólo en la medida que sus resultados sean los deseados.

El tema esta relacionado. En Irak, la resistencia masiva no obligó a Washington y Londres a permitir las elecciones que habían tratado de bloquear. El esfuerzo posterior para alterar las elecciones, a través de ventajas sustanciales al candidato favorito de los ocupantes, y la expulsión de los medios de comunicación independientes, también fracasó.

En Palestina, Washington recurrió también a alterar. El mes pasado, “The Washington Post” informó que la Agencia para el Desarrollo Internacional, de Estados Unidos, se transformó en un “conducto invisible” en las cuales el partido gobernante enfrenta un serio desafío por parte del grupo islámico fundamentalista Hamas”.

Y “The New York Times”: “Estados Unidos gastó alrededor de 1,9 millones de sus 400 millones de dólares anuales en ayuda a los palestinos en decenas de proyectos urgentes antes de las elecciones de esta semana, para reforzar la imagen de la división gobernante de Al Fatah y fortalecerla en la competencia con la división militante Hamas”.

El consulado de Estados Unidos en Jerusalén aseguró a la prensa que los esfuerzos ocultos sólo intentaban “mejorar las instituciones democráticas y apoyar a los participantes democráticos, no solamente a Al Fatah”.

El intento falló rotundamente. Los gobiernos de Estados Unidos e Israel tienen ahora que acomodarse a negociar con un partido islámico fundamentalista que los imita en su tradicional rechazo del consenso internacional,

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