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Pensamiento Latinoamericano


Enviado por   •  18 de Diciembre de 2012  •  1.879 Palabras (8 Páginas)  •  460 Visitas

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I. Pensamiento social latinoamericano independista :

En América Latina el pensamiento independentista se gesta en el seno del pensamiento religioso, particularidad que le impregna una fuerte reflexión antropológica. Es además, un pensamiento fuertemente marcado por los conceptos propios de la ilustración europea, de la cual se nutren los principales pensadores y próceres de la independencia en la región. Lo anterior se evidencia en el sistema de ideas de Fray Camilo Henríquez Ureña (1769- 1825), uno de los más eminentes intelectuales ilustrados chilenos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, patriota, articulista y político de iluminada y fecunda obra por la libertad de América del colonialismo foráneo que en su momento histórico la oprime.

Fray Camilo Henríquez es autor entre otras obras, de la Proclama (agosto de 1811) documento en el que expresa abiertamente la necesidad de su país de alcanzar la independencia absoluta. En el periódico que dirigió La Aurora de Chile, publica, entre otros, el artículo Nociones fundamentales sobre los derechos de los pueblos (febrero de 1812), que es el primer editorial de la publicación, donde resulta apreciable la moderación del lenguaje con que comienza el periódico y que luego se transforma, se radicaliza, lo mismo que el pensamiento de Henríquez. También son de su autoría el Ensayo acerca de las causas de los sucesos desastrosos de Chile (1815) y dramas como: Catecismo de los patriotas (1812), La procesión de los tontos (1813), y Camila o la patriota sudamericana (1817).

Así, la lucha emancipatoria de nuestros pueblos tiene que estar impulsada y regida por la sabiduría de sus hijos, pues es una lucha por la justicia social, donde sus protagonistas deben entender que la justicia social precisa autonomía y libertad política para concretarse. En la misma medida constituye una lucha por la eliminación de los males causados y enraizados por el colonialismo en estas tierras, una lucha para, como lo definiera Ureña (1811b), que en ningún caso se renueven los males que han oprimido a estas provincias; y también por el logro de una democracia que instituya el respeto a los derechos naturales de los pueblos, derechos básicos e inviolables, que la tiranía de la metrópoli se ha encargado de pisotear.

Esta es también la razón de su anticolonialismo y el fundamento de su firme oposición a la tiranía que este representa y mantiene en las tierras de América. Del mismo modo, la igualdad entre los hombres es también la base de la equivalencia entre las naciones, la libertad es un derecho de cada nación, en tanto ningún pueblo es superior a otro, como sus hijos no son superiores entre sí. La soberanía política de la nación se equipara, entonces, en su imprescindibilidad a la libertad política de los hombres que la conforman.

Sus concepciones emancipatorias conciertan los postulados de libertad individual con las ideas de libertad nacional, en su profundo entendimiento de los lazos que a ambos interrelacionan: si una nación no es verdaderamente libre, difícilmente puedan considerarse hombres libres sus hijos, del mismo modo en que la soberanía nacional una vez conquistada se nutre de la libertad de cada hombre, y sobre ella se erige y consolida.

La independencia de las naciones es una condición natural, y al respecto entiende Henríquez (1812a) como principio, que la autoridad suprema que pueda establecerte entre naciones, trae su origen del libre consentimiento de los pueblos; pueblos que mediante el pleno uso de su soberanía y facultad de autodeterminación elijan obedecer una autoridad suprema determinada bajo lo que podría llamarse pacto o alianza social, una alianza erigida sobre la base de los mismos fines de toda asociación justa.

Por tanto, solo si fuese voluntad de nuestros pueblos asociarse en condiciones de respeto e igualdad a otra nación podría considerarse unírsele en dichos términos y establecer con ella relaciones tales, que las partes integrantes de la unión gocen de los mismos derechos, se consideren iguales entre sí, y ninguna pueda pretender superioridad sobre otra.

En tanto entiende que solo la emancipación de estas tierras les devolverá sus riquezas materiales y también su valor como estados naciones, y les permitirá alcanzar un desarrollo efectivo.

 Raíces teóricas : revolución francesa, ilustración

Los grupos políticos de la Revolución francesa no fueron partidos políticos en el sentido posterior del término o grupos parlamentarios definidos como los del contemporáneo parlamentarismo británico (que funcionaba desde finales del siglo XVII mediante la alternancia de (whigs y tories); sino clubs que no demandaban exclusividad en la pertenencia, era habitual acudir a varios de ellos. De hecho, la misma existencia de instituciones semejantes era contraria al espíritu individualista de la legislación sobre asociaciones (Ley de Chapelier, 1791).

La forma de elección de los representantes que acudieron a los Estados Generales determinó la formación de dos bandos opuestos, que no tenían ningún tipo de organización formal como partidos, pero que quedaban claramente identificados por las opiniones manifestadas por los candidatos en su campaña electoral y, tras ser elegidos, por su alineamiento en las sucesivas ocasiones en que hubieron de tomar decisiones determinantes: los aristocrates ("aristócratas", la mayor parte de los elegidos por el estado nobiliario y una mayoría de los del clero; defensores del Antiguo Régimen) y los patriotes ("patriotas", la práctica totalidad de los elegidos

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