Perestroika

El texto que vamos a comentar ha sido recogido de un libro de carácter político conocido como “El golpe de agosto. La verdad y sus consecuencias” (1991). Este fue escrito por Mijai Gorvachov Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) de 1985 hasta 1989 y presidente ejecutivo de la Unión Soviética de 1989 a 1991. El autor realiza un análisis crítico de divulgación pública acerca de la Perestroika.

El autor comienza con una breve reflexión acerca del temor que sufre el pueblo hacia los cambios políticos. Recaba en acontecimientos como la Revolución de Octubre o la glasnost, movimientos anteriores a la perestroika. Ambos acontecimientos no consiguieron sus objetivos iniciales generando el miedo a los grandes cambios. Gorbachov considera a las personas reacias al cambio personas ortodoxas y dogmáticas, considerando que mantienen una visión limitada y estereotipada. Continúa remontándose al origen del concepto Perestroika posicionándolo como un cambio necesario ante un sistema creado conforme a la tiranía y el totalitarismo. El autor habla de la existencia de un legado postestalinista alimentado por los problemas del pasado. Finalmente reflexiona acerca del gasto militar excesivo realizado en el país y como esta inversión lo aleja de los requisitos esenciales que un estado necesita para ser grande.

Podemos decir que la perestroika consistía en una serie de reformas que comenzaron a producirse a mediados de los años 80 en Rusia para poder reactivar su economía. La perestroika iba complementada por la glasnost, una política hacia los medios de comunicación, con transparencia informativa, permitiendo la libertad de expresión y de opinión, al contrario que en la etapa anterior.

El término “perestroika” significa “reestructuración” y que era lo que pretendía Gorbachov que además de querer poder convertir a la Unión Soviética en una nueva potencia económica, se intentaba que dejara atrás de una vez por toda la herencia Stalinista. Dicha reforma no hizo más que hundir más todavía a la Unión Soviética que llevó a la disolución de la URSS.

Las reformas aplicadas a través de la perestroika a pesar de sus buenas intenciones acabaron bastante mal. La desintegración de la URSS en pequeñas repúblicas, la creación de bancos propios y la concesión de créditos ilimitados provocaron inflación y la escasez. Lo que se pretendía durante este proceso era que los ciudadanos tuvieran cada vez mejor nivel de vida, y de hecho la idea era invertir en los habitantes y dejar la inversión militar. La calidad de vida nunca llegó a mejorar.

En agosto de 1991, un fracasado golpe de estado por sectores opuestos a las reformas del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) puso en evidencia que se habían desbordado los objetivos políticos de la Perestroika. Este hecho llevó finalmente a la desintegración de la URSS, el que Gorbachov dimitiera del cargo y que llegara al poder Boris Yeltsin, abandonando el comunismo y convirtiéndose en presidente de la recién fundada Federación Rusa.

En definitiva, los últimos años de la unión soviética significaron un profundo proceso de cambios debido a las reformas que se dieron, las cuales no afectaron solo a este país, sino al resto del mundo. La perestroika y la glasnost convirtieron a la URSS en una sociedad abierta, mucho más parecida a las democracias occidentales que al viejo sistema estalinista.

La estabilidad lograda y la aspiración democrática aceleraron el colapso del régimen comunista en las naciones que componían la Unión Soviética. Algunos señalaron a Gorbachov como traidor hacia el comunismo y la URSS, pero este simplemente puso el dedo en la llaga y provocó que el comunismo se desmoronara solo. Comunismo y libertad son dos conceptos que la historia ha demostrado que no son compatibles. Pese a que la era

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