Periodos De La Deuda Externa De México
qawsedrftgyh1 de Junio de 2012
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2. Periodos de la deuda Externa de México.
2.1 Primer periodo: reconocimiento de la deuda.
El 3 de agosto de 1821, Juan O´Donojú, Jefe Político de la Nueva España
firmó con Agustín de Iturbide el Tratado de Córdoba mediante el cual España
reconocía la independencia de México. Posteriormente, Iturbide se proclama primer
emperador de México siendo una de las primeras acciones de su gobierno la de
reducir los impuestos a pesar de saber que estos constituían la principal fuente de
ingresos. Por otro lado, los gastos públicos habían aumentado debido a la guerra, por
lo que tres meses después de la firma de independencia el déficit público alcanzó la
cifra de 300 mil pesos. Un año después su administración se hallaba en la
desesperación porque gastaba más dinero del que captaba.
Al subir al poder Iturbide se encontró con un erario exhausto sin embargo en
vez de seguir una hábil política hacendaria tendiente a la reconstrucción económica
del país devastado por la guerra de independencia y una organización fiscal que
supusiera una buena administración en todos los órdenes, estableció un gobierno
dispensioso que, lógicamente, debía conducir al nacimiento y expansión de la deuda
pública exterior.” (SHCP, 1969:13).
Aunado a ello, el gobierno de España presionó para que se le pagara, según
argumentaba, por lo que se le debía al erario español como resultado de los adeudos
contraídos por el gobierno Virreinal. La presión tuvo efecto pues Iturbide2 reconoció
la deuda con España a cambio del reconocimiento externo a su gobierno. A su salida
del poder el panorama económico del país era sombrío, desastroso, el erario se
hallaba vacío y sin ingresos para atender los gastos públicos substanciales.
Los mexicanos del siglo XIX lucharon por su libertad, por su independencia,
por su reconocimiento y cuando lo lograron tuvieron que pagar el precio y éste fue
2 Agustín de Iturbide es el personaje que le dio independencia a México, sin embargo por algunos actos
posteriores que realizó, no es reconocido en la historia oficial entre los héroes de la independencia de
México.
reconocer la deuda con España, y al hacerlo se perdía no sólo la libertad económica
sino la cultural y política. México alcanzó su independencia más no su libertad (V.
Mantecón, 1984: 7).
El 2 de julio de 1823, el Secretario de Hacienda, Arrillaga, presentó un
informe sobre la situación de las finanzas públicas. En dicho documento se ponía de
manifiesto la situación caótica del erario público y la necesidad de obtener recursos.
Asimismo, se presentaban tres opciones para tratar de conseguir recursos para el
país. El primero se dirigía hacía una deuda interna; el segundo se inclinaba por
establecer un sistema de contribuciones, lo que implicaba elevar los impuestos; la
tercera opción era solicitar un empréstito externo, idea que finalmente se aprobó.
Para ejecutarla se decidió solicitar un préstamo a Inglaterra por ser éste país
el primer prestamista del mundo. Por ello, el primero de mayo de 1823, se autorizó
por decreto del poder ejecutivo, celebrar un empréstito por 8 millones de pesos con
la Casa Goldschmidt y Cía. de Londres. Pero el poder ejecutivo hizo ascender el
monto de la emisión a 16 millones en virtud de que la casa prestamista compró la
totalidad de los títulos al 50 %, lo que produjo de inmediato a ésta una ganancia de 8
millones y una pérdida igual para el emisor de los títulos. De esos 8 millones que se
iban a prestar, sólo se recibieron 5.7 millones de pesos. La diferencia entre estas
cifras (2.3 millones de pesos) radica en los pagos por adelantado durante 6 meses, de
intereses y amortizaciones.
Desde entonces quedaría demostrado, con patetismo repetitivo, que la deuda
pública externa, ya ventajosa, ya nociva en los términos de su circunstancial
contratación es siempre ruinosa para México (P. Marcos, 1985: 141).
Después de este contrato se hizo otro pero ahora con la Casa Barclay Herring
Richardson y Cía. por una cantidad igual que la anterior (16 millones de pesos). En
esta ocasión, la emisión fue vendida en el mercado de Londres a 85.75% de su valor
nominal, produciendo la cantidad de 13.8 millones, lo que ocasionó una pérdida
inmediata para el país de 2.2 millones. De esos 13.8 millones, una parte se destinó a
comisiones y gastos, otra parte se entregó al gobierno de México en armamentos,
rifles y “buques de tercera” así como vestuario que no fueron sino desechos del
ejército inglés y la marina, de la peor calidad y a precios muy elevados. De esta
manera, el país recibió por éste segundo préstamo en dinero y en especie la suma de
6.1 millones de pesos (P. Marcos, 1985: 141).
Fue así como a los pocos años de lograda la independencia de España, Gran
Bretaña logró ejercer una influencia determinante sobre México a través del
comercio, las inversiones directas y los empréstitos. En ocasiones también utilizó la
presión diplomática y hasta la amenaza de intervención armada. Rota la dependencia
directa respecto de España, México comenzó a gravitar económicamente dentro de
la órbita de Inglaterra, el país capitalista más poderoso de la época
En 1824, Guadalupe Victoria, primer presidente de México, expidió un
decreto en el que reconoce los adeudos contraídos por el gobierno virreinal hasta
septiembre de 1810, los créditos obtenidos por los jefes insurgentes desde la
proclamación del Plan de Iguala hasta la entrada del ejército trigarante en septiembre
de 1821, y finalmente, los créditos concertados por los gobiernos que se sucedieron
en el poder desde esta última fecha hasta junio de 1824. Tal decreto fue un factor
que contribuyó al endeudamiento.
Un dato importante a destacar en la historia de la deuda se refiere a que el
primero de octubre de 1827, por vez primera, México suspende el pago de intereses
de la deuda externa y se mantiene así por cuatro años consecutivos. En 1831 se
reanudan algunos pagos, pero más tarde en ese mismo año se estableció la moratoria
la cual se prolongo hasta 1851.
Las cifras con respecto al monto de la deuda externa en la primera mitad del
siglo XIX son: en 1831 se hallaba en 34 millones de pesos; en 1837 subió a 46
millones y para 1846 era de 51.2 millones de pesos. De esta manera, el primer
medio siglo de vida independiente de México constituye uno de los más aciagos y
difíciles periodos por los que ha atravesado este país.
Además de los problemas financieros, existía en el interior del país una
inestabilidad política originada por los diversos grupos que querían imponer su
proyecto de gobierno. Por otro lado, desde el exterior, estaba presente la ambición
de las naciones más poderosas de la época, Inglaterra, Francia, España y, en pleno
ascenso, Estados Unidos quienes finalmente intervinieron en México. Dicha
ambición se materializó en 1836 con la pérdida del Estado de Texas. Dos años más
tarde, en 1838, Francia dio el primer intento de intervención al bloquear los puertos
de México durante casi un año, situación que terminó en 1839 con un tratado en el
que México debería pagar 600 mil nuevos pesos a los reclamantes, A éste conflicto
se le conoce como la guerra de los pasteles por ser un pastelero francés quien inició
este conflicto. En 1846, se muestra nuevamente la ambición norteamericana al
invadir México. En esta ocasión los Estados Unidos le quitan más de la mitad de su
territorio, 2, 263, 866 Km2. Los territorios perdidos fueron: Arizona, California,
Colorado, Nevada, Nuevo México, Utah y Wyoming.
En 1857, se inició el movimiento de reforma que duró tres años en los cuales
debido a que México se había declarado en moratoria tres años atrás, Francia,
España e Inglaterra envían sus buques de guerra para presionar al gobierno a que
pague. Para ese momento la deuda con estos países era la siguiente: Inglaterra
69.994.542 pesos, Francia 2.860.762 y España 9.460.986 pesos.
Para resolver esta situación, el Secretario de Relaciones Exteriores, Manuel Doblado, entró en negociaciones con los representantes de los tres países. Como
resultado de las pláticas Inglaterra y España retiran sus tropas pero no Francia quien
interviene en el país, el 7 de junio de 1864, ocupando la ciudad y colocando a
Maximiliano como emperador de México, quien desde su llegada se dedica
precisamente a pedir préstamos. Esta situación originó que la deuda externa se
disparara y que de 65 millones de pesos que era el monto en 1863, en sólo un año
pasara a triplicarse. Aquella fue una muestra inaudita de la política exterior francesa
manifestando el nuevo colonialismo, la nueva dependencia y subordinación de la
política interna, que pretendía hacer de México un país colonial a la vez que extraía
sus excedentes económicos al máximo.
En 1865 al mismo tiempo que Maximiliano pactaba con Francia préstamos a
cargo
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