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Porfirio Díaz


Enviado por   •  23 de Marzo de 2015  •  943 Palabras (4 Páginas)  •  231 Visitas

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CIUDAD DE MÉXICO (CNNMéxico) — El 25 de mayo de 1911 un Porfirio Díaz avejentado y triste renunció a la presidencia de México para exiliarse en París, absolutamente convencido de que dejaba un país mejor que aquél de 1877, cuando ocupó el cargo por primera vez.

En el centenario de su renuncia al poder, historiadores hacen un recuento del legado del presidente que permaneció 27 años ininterrumpidos en la silla presidencial.

El historiador Javier Garciadiego asegura que “Porfirio Díaz pensó que dejaba un país en paz”, pues durante su niñez y adolescencia había sido testigo de los estragos de la Guerra con Estados Unidos y la intervención francesa, que dejaron al país en la miseria.

“Él había vivido, participado incluso, en los conflictos internacionales, por eso cuando llega al poder lo primero que hace es buscar el restablecimiento de relaciones con Europa, con Francia, con Inglaterra, incluso con Estados Unidos”, dice el también presidente de El Colegio de México.

Al analizar el legado del controvertido caudillo en el centenario de su renuncia, Garciadiego advierte que es necesario entender el contexto: “El envejecido Porifiro Díaz no había diseñado una mecánica sucesoria y fue un gobernante del siglo XIX, muy hábil para manejarse entre hacendados y campesinos pero no entendió nunca el México del siglo XX, que él mismo había definido: El México industrial, urbano, con clases medias, con obreros”.

En cuanto a lo que sí se puede rescatar de sus periodos presidenciales, —Porfirio Díaz gobernó de manera ininterrumpida del 1º de diciembre de 1884 al 25 de mayo de 1911— la doctora en historia y profesora de la UNAM, Josefina MacGregor, explica que Díaz fomentó el fortalecimiento de un poder central que permitió reconstruir un país en ruinas.

“Lo que Porfirio Díaz recibe es un país en crisis política y económica”, explica la académica. “Una de las cosas más importantes que deja es la reconciliación de los grupos sociales. Con el lenguaje actual diríamos que se ocupa de cicatrizar las lesiones políticas que se habían dado. Busca la conciliación y va a permitir que el estado nacional se consolide”.

El académico del Colmex coincide: “Recibe un país desintegrado, muy débil, en constante rebelión, en guerras, con una situación económica muy difícil y entregó un país más integrado, más comunicado, en paz, con cierta visión económica”.

Otro acierto de Díaz en la misma tesitura fue que apartó el riesgo de polarizar al país por motivos religiosos. “Díaz dice que no debe haber ningún principio religioso que escinda al país, a diferencia de Juárez y a diferencia de Lerdo es mucho más tolerante con las prácticas religiosas de los mexicanos, dice ‘no volvamos a tener una guerra por motivos religiosos’. Eso es un acercamiento, una posición de estadista muy apreciable”, opina Garciadiego.

Pero el legado más concreto que podemos ver es la urbanización

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