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Porfirio Díaz


Enviado por   •  15 de Abril de 2015  •  Síntesis  •  802 Palabras (4 Páginas)  •  150 Visitas

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Nadie pensaba que un hombre de 1.63 de estatura, amable y sonriente, miembro de una de las familias más ricas del país y convencido de que el respeto a la ley y la democracia era el único camino para México pudiera derrocar un régimen que tenía 34 años en el poder, y sin embargo, Madero lo hizo.

El estudió en las mejores escuelas comerciales de Europa y Estados Unidos y regresó a México para aplicar sus conocimientos en la vida del campo a la cual era muy afecto. Como un creyente y practicante del espiritismo, doctrina filosófica que marcó cada una de las acciones de su vida, se dio a la tarea de ayudar al prójimo y trató de difundir sus creencias escribiendo artículos sobre espiritismo, participando en Congresos y preparándose espiritual y cívicamente.

En 1909 publicó un libro que cambió la historia nacional: La sucesión presidencial en 1910 donde criticaba al régimen porfirista e invitaba a la sociedad a organizarse políticamente. Ese mismo año, Madero se lanzó a la lucha democrática, fundando clubes políticos por todo el país, dando discursos, invitando a la gente a que ejerciera sus derechos políticos y enarbolando la bandera de la democracia, la justicia y la ley.

En junio de 1910 el gobierno porfirista decidió encarcelarlo y el fraude electoral se consumó. Luego de agotar todos los caminos pacíficos para establecer la democracia, Madero convocó a la revolución a través del plan de San Luis y fijó como fecha del levantamiento el domingo 20 de noviembre de 1910 a partir de las 6 de la tarde.

Seis meses después renunció Porfirio Díaz. La revolución había triunfado, sus hombres lo apoyaban, podía gobernar como el caudillo victorioso, tenía el derecho de asumir el poder y acabar con sus enemigos y sin embargo, su convicción democrática era más fuerte.

Madero decidió ocupar la presidencia sólo si la ciudadanía le otorgaba esa responsabilidad a través del voto y así lo hizo. Asumió el poder el 6 de noviembre de 1911. Su gobierno pretendía realizar un ejercicio de equidad política, limitar los poderes de la Unión, defender el federalismo, aplicar correctamente la justicia y fortalecer las instituciones.

Uno de los pilares de su gobierno fue el respeto a las libertades públicas. A los ojos de la sociedad mexicana -acostumbrada al servilismo de la dictadura- Madero parecía todo, menos un presidente. No usaba escoltas ni hacía ostentación de la investidura; no abusaba del poder ni se mostraba autoritario.

Pero a pesar de las buenas intenciones, y su inquebrantable optimismo, no era un hombre que estuviera hecho para gobernar. Su percepción de los grandes problemas nacionales era limitada. A su juicio, la terrible desigualdad social imperante en el país sería solucionada, simplemente con la instauración de la democracia y el respeto a la ley. El resto vendría por añadidura. No quiso ver que los restos políticos del porfirismo

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