ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Presentación


Enviado por   •  8 de Julio de 2015  •  2.103 Palabras (9 Páginas)  •  121 Visitas

Página 1 de 9

Capítulo I De las Distintas Clases de Principados y de la Forma en que se Adquieren

Los principados adquieren su poder por medio de la herencia de su familia que ha reinado durante largo tiempo. Los nuevos pueden ser del todo como Francisco Sforza, o agregados al Estado hereditario del príncipe que los adquiere, los cuales se adquieren por las armas propias o por las ajenas, por la suerte o por la virtud.

Capítulo II de los principados Hereditarios

Principiados como gobernarse o conservarse de acuerdo con Maquiavelo

Es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo

• basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores

• contemporizar después con los cambios que puedan producirse

si el príncipe es de mediana inteligencia, se mantendrá siempre en su Estado, a menos que una fuerza arrolladora lo arroje de él; y aunque así sucediese, sólo, tendría que esperar; para reconquistarlo, a que el usurpador sufriera el primer tropiezo.

Es más fácil que los suyos amen a un príncipe natural y se olvide más delante de los errores de este.

Capítulo III De los Principados Mixtos

Si no es nuevo del todo, sino como miembro agregado a un conjunto anterior, que puede llamarse así mixto,

Estos Estados, que al adquirirse se agregan a uno más antiguo, o son de la misma provincia y de la misma lengua es muy fácil conservarlos, sobre todo cuando no están acostumbrados a vivir libres, y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado la línea del príncipe que los gobernaba, porque, por lo demás, y siempre que se respeten sus costumbres y las ventajas de que gozaban, los hombres permanecen sosegados

Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización diferentes, surgen entonces las dificultades y se hace precisa mucha suerte y mucha habilidad para conservarlos; y uno de los Señores y más eficaces remedios sería que la persona que los adquiera fuese a vivir en ellos.

Los extranjeros que desearan apoderarse del Estado tendrían más respeto; de modo que, habitando en él, solo con muchísima dificultad podrá perderlo.

Mandar colonias a uno o dos lugares que sean como llaves de aquel Estado; porque es preciso hacer esto o mantener numerosas tropas.

Las colonias no cuestan, que son más fieles y entrañan menos peligro; y que los damnificados no pueden causar molestias, porque son pobres y están aislados

La ocupación militar implica más gastos, causa incomodidades y vuelve enemigos a los nuevos estados.

El príncipe debe convertirse en paladín y defensor de los vecinos menos poderosos, ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío y cuidarse de que, bajo ningún pretexto, entre en su Estado un extranjero tan poderoso como él. Porque siempre sucede que el recién llegado se pone de parte de aquellos que, por ambición o por miedo, están descontentos de su gobierno.

El rey Luis fue llevado a Italia por la ambición de los venecianos, que querían, gracias a su intervención, conquistar la mitad de Lombardía. El cometió cinco faltas:

• Aniquiló a los débiles

• Aumentó el poder de un poderoso de Italia

• Introdujo en ella a un extranjero más poderoso aún

• No se estableció en el territorio conquistado

• No fundó colonias

• La más desastrosa fue despojar de su estado a los venecianos

Capítulo IV Por qué el Reino de Darío, Ocupado por Alejandro, no se Sublevó contra los Sucesores de éste Después de su Muerte

Los principados han sido gobernados de dos modos

• Por un príncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos, los ministros que lo ayudarán a gobernar, por un príncipe asistido por nobles que, no a la gracia del señor, sino a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan. Estos nobles tienen Estados y súbditos propios, que los reconocen por señores y les tienen natural afección.

• los Estados gobernados por un príncipe asistido por siervos, el príncipe goza de mayor autoridad: porque en toda la provincia no se reconoce soberano sino a él, y si se obedece a otro, a quien además no se tienen particular amor, sólo se lo hace por tratarse de un ministro y magistrado del príncipe.

Capítulo V De qué Modo hay que Gobernar las Ciudades o Principados que, antes de ser Ocupados, se Regían por sus Propias Leyes

Modos de conservar un Estado que, antes de ser adquirido, estaba acostumbrado a regirse por sus propias leyes y a vivir en libertad:

• Destruirlo

• Radicarse en el

• Dejarlo regir por sus propias leyes

Obligarlo a pagar un tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto número de personas, para que se encargue de velar por la conquista

Porque nada hay mejor para conservar - si se la quiere conservar - una ciudad acostumbrada a vivir libre que hacerla gobernar por sus mismos ciudadanos.

En las repúblicas, en cambio, hay más vida, más odio, más ansias de venganza. El recuerdo de su antigua libertad no les concede, no puede concederles un solo momento de reposo. Hasta tal punto que el mejor camino es destruirlas o radicarse en ellas.

Capítulo VI De los Principados Nuevos que se Adquieren con las Armas Propias y el Talento Personal

Los principados de nueva creación, donde hay un príncipe nuevo, son más o menos difíciles de conservar según que sea más o menos hábil el príncipe que los adquiere

Los que, por caminos semejantes a los de aquéllos, se convierten en príncipes adquieren el principado con dificultades, pero lo conservan sin sobresaltos. Las dificultades nacen en parte de las nuevas leyes y costumbres que se ven obligados a implantar para fundar el Estado y proveer a su seguridad. Pues debe considerarse que no hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer, triunfar, ni más peligroso de manejar, que el introducir nuevas leyes

El innovador se transforma en enemigo de todos los que se beneficiaban con las leyes antiguas, y no se granjea sino la amistad tibia de los que se beneficiarán con las nuevas. Tibieza en éstos, cuyo origen es, por un lado, el temor a los que tienen de su parte a la legislación antigua, y por otro, la incredulidad de los hombres, que nunca fían en las cosas nuevas hasta que ven sus frutos.

Donde resulta que, cada vez que los que son enemigos tienen oportunidad para atacar, lo hacen enérgicamente, y aquellos otros asumen la defensa con tibieza, de modo

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (13 Kb)
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com