¿QUÉ ES UN CHARRO?
PatriciaGG12 de Febrero de 2015
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Instituto Tecnológico de Aguascalientes
ING. GESTION EMPRESARIAL
FUNDAMENTOS DE INVESTIGACION
TEMA DE INVESTIGACION
ROSENDO MURILLO ORTEGA
*PATRICIA GUADALUPE GÓMEZ GONZÁLEZ*
1° “A”
INDICE
° ORIGEN DE LA CHARRERIA……………………………...2
° ¿QUÉ ES UN CHARRO?..........................................7
° CARACTERISTICAS…………………………………..………..7
° TRAJE CHARRO…………………………………………………….9
° DESCRIPCION……………………………………………………...11
° SOMBRERO CHARRO Y ACCESORIOS…….….…12
° LA MUJER EN LA CHARRERIA……………….….…….19
° ETAPAS DE LA CHARRERIA………….……………….…20
* Cala de caballo.
* Píales en el lienzo.
* Colas en el lienzo.
* Jineteada de toro.
* Terna en el ruedo.
* Jineteada de yegua.
* Manganas a pie.
* Manganas a caballo.
* Paso de la muerta.
* Charro completo.
EL ORIGEN DE LA CHARRERIA.
La Charrería se considera en México el deporte nacional por excelencia. El término deriva de charro, sinónimo de jinete. Esta palabra tiene diversos orígenes: se utiliza en Salamanca (España) como un gentilicio local que proviene del idioma vasco "txar" o "rústico"; también podría provenir de "chauch" que en el mozárabe andaluz significaba "pastor" o "jinete". Se considera más probable que esta última es de la que probablemente derivan tanto "gaucho" como "charro".
A la llegada de los españoles, con el paso de los años dio origen a uno de los símbolos más emblemáticos de nuestra cultura, cuando por necesidad ellos mismos conceden a unos indios el privilegio de montar a caballo para que estos les ayudaran a las labores
Los indígenas, durante el tiempo de la Colonia, en casi todo lo que hacían eran menospreciados, vejados y juzgados con rigidez, por tanto siendo el caballo un animal muy útil en la conquista, le tuvieron gran estima y no fue fácil permitir que los recién conquistados, los tuvieran, ni siquiera para amansarlos, pues se temía que descubrieran uno de sus secretos claves en la lucha por la conquista y los derrotaran.
Una de las primeras autorizaciones de que se tiene conocimiento - porque existe escrito -, fue la otorgada por el Marqués de Guadal cazar Don Diego Fernández de Córdova, quien otorgó autorización por mandato del Virrey Luís de Tovar Godínez al padre jesuita Gabriel de Tapia - procurador de la Compañía de Jesús - para que 22 indios, montarán a caballo, y así poder cuidar y pastorear más de 100 mil cabezas de ganado menor pertenecientes a la Hacienda de Santa Lucía, filial de la de San Javier en el distrito de Pachuca - ahora Estado de Hidalgo -. Esto ocurrió el 16 de noviembre de 1619, en la primera mitad del siglo XVII...
Ya en 1555, segunda mitad del siglo XVI, el segundo Virrey de la Nueva España, Don Luís de Velasco, había puesto en uso una montura distinta a la que usaban los españoles; así surgieron las primeras sillas mexicanas y los primeros frenos de estilo diferente, con características propias para las necesidades vaqueriles de la Nueva España.
Los caciques Otomíes, Nicolás Montañés; Fernando de Tapia y el instructor Fraile Pedro Barrientos, contribuyeron mucho a la cimentación de la cacharrería. (Años 1531 a 1555). Por ese tiempo el santo varón Sebastián de Aparicio, adquirió la hacienda de Careaga, - entre Azcapotzalco y Tlalnepantla, en el Estado de México -, donde de se dedico a la agricultura y la ganadería, enseñando los indígenas que no mostraron interés en la agricultura una nueva actividad; la doma de bovinos y más tarde la del ganado caballar, a pesar de estar prohibido hacerlo, pues su uso era reservado sólo a los conquistadores. Surgiendo así este nuevo oficio que luego se extendió floreciente desde la Mesa Central, a todos los confines del Virreinato con el nombre de Charrería. Este ejemplar y virtuoso varón a los 71 años dejó la actividad civil donando sus propiedades al convento de Santa Clara en el Estado de México.
Así nació la charrería en las haciendas de los estados de Hidalgo, - cuna de la Charrería -, Puebla y Estado de México, extendiéndose más tarde por toda la Nueva España y floreciendo en el Virreinato de la Nueva Galicia, - actual Estado de Jalisco y sus alrededores-.
Posteriormente y poco a poco la Charrería creció, al generalizarse el uso de los caballos entre los habitantes de nuestro país, donde los hacendados y sus servidores de confianza hacían gala de su pericia y destreza en el manejo de los animales, consumando útiles y valiosas maniobras con arrojo, valentía y pericia.
En 1880 la Charrería profesional tuvo su origen, fue entonces cuando apareció el famoso "Charro Ponciano” cuyas hazañas reconocemos por los corridos y canciones.
Su nombre fue Ponciano Díaz, originario de la Hacienda de Atenco, en el Estado de Hidalgo - la primera ganadería que se estableció en América -, dio gran impulso e incremento a la Charrería, convirtiéndola en espectáculo de valentía y pericia digna de admirar. Combinaba la Charrería con la Tauromaquia, siendo así el primero en ejecutar la suerte de banderillas a caballo, inventada por Ignacio Gadea, otro charro mexicano, que perteneció al equipo de Don Ponciano Díaz, junto con Agustín y Vicente Oropeza, Celso González, Vicente Conde y Manuel González Aragón, pioneros de la Charrería actual con quienes partió a España en 1889, a dar una exhibición de Charrería y Toros al estilo mexicano.
En 1894 se reunió en Monterrey un grupo de 12 Charros capitaneados por Vicente Oropeza que salieron por primera vez a Nueva York y recorrieron varios lugares de aquel país con grandes éxitos. A Vicente Oropeza los norteamericanos le dieron el calificativo de Campeón de Lazo en el mundo, sorprendidos de la maestría y destreza con que floreada y lazaba.
En 1900 hubo otra expedición de charros a París, promocionando el arte de la Cacharrería, quienes después viajaron a Europa con otros grupos de charros, los que regresaban contentos y gloriosos por la aceptación de lo que exhibían.
De entonces a la fecha, se han efectuado muchas excursiones al extranjero llevando esta inmortal tradición y arte. La mayoría a países donde existe alguna tradición relacionada con el uso del caballo, entre los países que sobresalen están: Argentina, Colombia; Venezuela, Chile; Estados Unidos, Canadá, España, Francia y Portugal.
La Charrería ha sido tema de poetas, pintores, músicos, historiadores, artesanos y personas de reconocida cultura; todos ellos amantes de nuestras tradiciones y raíces.
La Charrería por otra parte esta relacionada con la sastrería, sombrerería, platería, zapatería, fustería, talabartería, curtiduría, fabricación de sarapes, elaboración de reatas, herrajes, bordados y trabajos en pita. Así que, adentrándose en el tema de la Charrería, resulta interesante hasta para tomarlo como un tema para un programa cultural, a nivel escolar por tratarse de un valor histórico muy importantes.
La Charrería fue declarada “Deporte Nacional” por el Sr. presidente de la República Don Manuel Ávila Camacho, e instituido el 14 de septiembre como “Día del Charro”.
Por lo cual debe quedar claro que la Charrería nació en el campo y se reglamento en la ciudad, surgiendo la primera asociación en el Distrito Federal, con el nombre de “La Nacional” el 4 de junio de 1921. Posteriormente surge el 29 de abril de 1923, la segunda asociación de la República con el nombre de “club Nacional de Charros Potosinos”, ahora Potosina de Charros en la capital del Estado de San Luís Potosí y, el 8 de agosto de 1923, en Toluca Estado de México, la tercera asociación de charros del estado de México.
El 16 de diciembre de 1933 se funda la Federación Nacional de Charros que se dio a la doble y fructífera tarea de agrupar a todas las asociaciones de charros del país, para organizar competencias y elaborar un reglamento común que unificará criterios en la práctica de este deporte nacional.
La práctica de la Charrería se divide en 10 suertes, llamadas así porque el éxito de la ejecución dependerá en gran parte de la voluntad de la bestia con la cual se van a ejecutar, pues aunque exista la experiencia suficiente, en algunas ocasiones el animal no se presta y estas ejecuciones no se realizan con el lucimiento y éxito esperados.
El deporte de la Charrería está catalogado como uno de los más completos porque se practica al aire libre y en el se activan todos los músculos del cuerpo al comenzar el movimiento del caballo, o al aplicar la fuerza de poder a poder con los animales que están siendo sometidos.
Los Charros no perciben sueldo por actuar, aunque tengan que recorrer grandes distancias para hacerlo, y la cooperación que el público da por presenciar una charreada, subsidia parcialmente los gastos de la misma, siendo que el saldo lo pagan los integrantes del equipo o a veces toda la asociación. Ahí estriba también la nobleza del deporte, pues arriesgan su integridad siempre, desde que comienza su relación con el caballo, quien no tiene palabra de honor por nada y menos en cuestión de temperamento. Por lo cual se dice que,
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