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RETÓRICA (Aristóteles)

victor2311Tesis20 de Noviembre de 2013

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RETÓRICA (Aristóteles)

LIBRO I

Capítulo I

En este capítulo trata de definir el ámbito de aplicación de la retórica, y lo hace considerando como contrapartida de la dialéctica.

La retórica es una contrapartida de la dialéctica, ya que ambas se refieren a determinadas cuestiones cuyo conocimiento es en cierto sentido común a todos y no propio de una ciencia definida.

Como es evidente que el método propio de la disciplina se refiere a los argumentos y el argumento es una especie de demostración, es obvio que el que se capaz de examinar a partir de qué premisas y cómo se origina el razonamiento. Pues discierne lo verdadero y lo que parece verdadero compete a la misma facultad.

Capítulo II

Aquí se define la Retórica como “facultad de considerar en cada caso lo que puede ser convincente” deslinda que tipo de argumentos pertenecen a la disciplina y cuáles no y distingue tres especies de argumentos procurados en el discurso: unos se refieren a la personalidad del orador, a la actitud que toma al hablar, que condiciona la impresión que deja en quien le oye. Un segundo tipo de medios se refieren al oyente. El tercero se refiere a la exposición, que tendrá que presentar los hechos como verdaderos o como probables.

Aristóteles distingue formas de argumentación retórica que son análogas a las formas de razonamiento; con ello Aristóteles apela a una de sus formas de investigación más queridas, la del paralelismo o analogía.

Sea pues Retórica la facultad de considerar en cada caso lo que puede ser convincente, ya que esto no es la materia de ninguna disciplina.

Llamo “entimema” al razonamiento retórico y “ejemplo” al razonamiento inductivo retórico.

Capítulo III

Distingue tres especies de discurso, que tienen que ver con lasituación en que se pronuncian, el tiempo a que se refiere y los fines que persiguen y, en consecuencia, también con la actitud del oyente:

Las especies de la retórica son tres en número, pues otras tantas resultan ser las de los oyentes de los discursos y es que en el discurso se implican tres factores: quién habla, de qué habla y para quién, y es este mismo, es decir, el oyente, quien determina su objetivo. En la deliberación puede haber exhortación o disuasión.

Capítulo IV

En este se abordan los temas que pueden ser objeto de deliberación y qué aspectos deben tenerse en cuenta en cada uno.

En primer lugar hay que determinar sobre qué clase de cosas buenas o malas delibera el que delibera, dado que no lo hace sobre cualquier asunto, sino sólo sobre lo que puede ocurrir o lo que no.

Capítulo V

Se tratan los temas sobre los que puede exhortar o disuadir, lo que lleva a analizar los componentes de la felicidad.

Puede decirse que hay un objetivo, tanto para cada uno en particular como para todos en común, a la vista del cual elegimos o evitamos. Se trata en suma de la felicidad y de sus componentes.

Sea, pues, la felicidad prosperidad unida a excelencia o suficiencia de medios de vida , o la más agradable compañía de seguridad o plenitud de propiedades y del cuerpo asistida de la capacidad de salvaguardarlos y de usarlos, pues puede decirse que todos coinciden en que la felicidad consiste en una o más de estas cosas.

Capítulo VI

Quedan claros por consiguiente todos los objetivos futuros como los presentes que han de tenerse a la vista para exhortar. Y también para disuadir, ya que son los contrarios de aquellos, la felicidad, que es preferible por sí misma y autosuficiente, además de por que elegimos las demás cosas a fin de conseguirla; la justicia, la valentía, la moderación, la magnanimidad, la magnificencia y de más formas de ser similares, pues son excelencias de alma.

Capítulo VII

Aquí el bien mayor o lo más conveniente, esto es, criterios para decidir entre dos cosas convenientes cuál lo es en mayor grado o, si se quiere, cómo elaborar una escala de valores.

Dado que a menudo, aún estando de acuerdo en que dos cosas convienen, de discute acerca de cuál conviene más, a continuación habría que tratar del bien mayor y de lo más conveniente.

Y lo que es muy querido, porque es lo único que algunos tienen, mientras que los demás tienen más.

Capítulo VIII

En este Aristóteles se dedica a examinar las formas de gobierno, de una forma somera, ya que en la política había tratado la cuestión con mayor amplitud.

Lo más importante y definitivo de todo para poder persuadir y aconsejar correctamente es conocer todas las formas de gobierno y distinguir los usos, normas y ventajas de cada una. Las formas de gobierno son cuatro: Democracia, Oligarquía, Aristocracia y Monarquía, de suerte que la soberanía y la capacidad de juzgar pertenecen a una parte o al conjunto de ellas.

La Democracia es la forma en que los cargos se asignan por sorteo.

La Oligarquía, es aquella en que se asignan por los bienes.

La Aristocracia, aquella que se asignan de acuerdo con la disciplina establecida por la ley.

La Monarquía es aquella forma de gobierno en la que uno solo ostenta la soberanía sobre todos los demás.

Capítulo IX

Hablemos a continuación de la excelencia, de la maldad, de lo noble y de lo vergonzoso. Pues éstos son los adjetivos del que alaba y del que reprueba.

Es noble, pues, lo que, lo que además de ser preferible por sí mismo, puede ser digno de elogio o lo que, a más de ser bueno, puede resultar placentero, en tanto que bueno.

La excelencia es, la capacidad de generar bienes y conservarlos, y una capacidad creadora de múltiples y grandes beneficios, de toda clase y referidos a todo.

Capítulo X

Trata de la acusación y de la defensa y de las premisas sobre las que deben basarse los razonamientos en los discursos de ese tipo.

Habría que tratar de la acusación y de la defensa y de cuántas premisas y de cuáles hay que formar los razonamientos. Son tres los aspectos que se han de tratar: uno la naturaleza y el número de los motivos por los que se delinque: segundo, la disposición de ánimo con que se hace, y tercero, contra quienes y en qué situación.

Capítulo XI

Sobre la base de que se delinque por busca de algún tipo de placer y de los actos placenteros en que se advierte la experiencia de lo que hoy llamamos Psicología que constituyen un verdadero repaso a las motivaciones de los actos.

Capítulo XII

Delinquen, en efecto, cuando consideran que llevar a cabo tal acción es posible, y posible para ellos, sea porque pueden hacerla sin ser descubiertos, bien porque aunque se les descubra, no van a pagar por ella, bien porque recibirán un castigo, pero menor que el beneficio conseguido.

Capítulo XIII

Este capítulo se consagra a un tema más general y profundo: la definición de lo justo y de lo injusto de acuerdo con dos tipos de leyes una que denomina “particular” y otra que Aristóteles denomina “general” y que hoy llamaríamos natural.

Y llamo a las dos clases de ley particular y general, siendo la particular la que cada comunidad ha determinado para sí misma bien sea no escrita o escrita, y la general, la que va de acuerdo con la naturaleza, pues existe, cosa que todos en cierto modo adivinamos, lo justo o injusto por naturaleza en general, aunque no medie naturaleza o pacto mutuo.

Capítulo XIV

Este se dedica a la magnitud de los delitos y a los criterios que pueden servir para determinarla. Algo que podemos verter en términos modernos como “agravantes y atenuantes”.

Un delito es mayor en cuanto mayor sea la injusticia de que proceda, por eso delitos mínimos pueden ser grandísimos, como aquel del que Calistrato acusaba a Melanopo porque había detraído tres medios óbolos consagrados a los constructores de un templo.

Capítulo XV

El siguiente paso de nuestra exposición es hacer repasar los llamados argumentos que hemos llamado “no pertenecientes a la disciplina”, pues son propios de los discursos forenses. Son cinco en número: leyes, testigos, contratos, declaraciones bajo tormento y juramentos.

Las leyes y de cómo debe servirse de ellas quien exhorta quien o disuade y quien acusa o defiende.

Los testigos pueden ser de dos tipos: los antiguos y los actuales, y dentro de estos últimos, los que están implicados en los riesgos del juicio y los que no.

Los contratos, si no fueran contrarios y favorecieran a la otra parte, corresponden en primer lugar los argumentos con que se combatirá una ley.

Las declaraciones bajo tormento son también testimonios y dan la impresión de que aportan credibilidad, por que hay en ellas una cierta necesidad añadida.

LIBRO II

Capítulo I

Se establecen una serie de consideraciones sobre cómo debe lograr el orador ser digno de crédito ante sus oyentes, lo cual vale tanto para los discursos forenses como para los deliberativos.

Las causas de que los oradores sean dignos de crédito son tres: la discreción, la integridad y la buena voluntad.

De la buena voluntad y de la amistad hay que hablar en la parte dedicada a los sentimientos. Y es que son los sentimientos dolor y placer, como la ira y la piedad y otros por el estilo, así como sus contrarios, los que, con sus cambios, afectan las decisiones.

Capítulo II

Analiza los sentimientos demostrando en ello un profundo conocimiento sobre el campo de lo psicológico. Define las

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