REVOLUCION DE MEXICO: ASIGNATURA PENDIENTE

Revolución de México: Asignatura Pendiente.

La Revolución Mexicana ha pasado a ocupar un lugar de sumo interés por la complejidad de las contradicciones implicadas y que en medida que transcurre el tiempo emergen dudas sobre la legitimidad que tiene el hecho histórico en el devenir de la relevancia del acontecimiento: cuestiones de clase, peonismo, raza, etnia, caciquismo, género, religión, cultura, por sus repercusiones como eje de conflictos y como paradigma que estimuló los imaginarios del abanico grupos sociales.

En los momentos que ha aflorado una historiografía, y que se avanza en su cientificidad y asepsia, y se pretende condenar a priori todos los procesos revolucionarios, esgrimiendo una especulativa historia, creemos de rigurosa necesidad examinar procesos desde los más diversos ángulos sin descalificaciones anticipadas.

Durante décadas hemos asumido la Revolución Mexicana, como el proceso que enarboló las postergadas demandas sociales y políticas de los campesinos y obreros, tras una independencia política donde pervivieron todas las lacras de los siglos anteriores a la revolución. El extraordinario movimiento de masas que se desató, el protagonismo genuino de los campesinos, indígenas y obreros, ratificó en las nuevas circunstancias históricas, el insoslayable vínculo existente entre la emancipación política y la social y la búsqueda de la tan anhelada justicia social, vista como andamiaje para construir la democracia vinculándola al ejercicio de la libertad y que a su vez esta se vea como la revocación de alienación. También testimonió, en el propio escenario de las batallas de clase que se desataron, las limitaciones históricas de estos sujetos. Precisamente líderes populares como Emiliano Zapata y Francisco Villa fueron expresión de la fuerza, rebeldía y radicalidad que latía entre los desposeídos, y de los obstáculos y retos que no pudieron vencer, pues el gobierno consolidado por medio de compromisos con las distintas fuerzas sociales legitimó el poder del gobierno.

La Revolución Mexicana devino un proceso de modernización capitalista que arrolló las formas antiguas, para consolidar el poder y las condiciones de reproducción de los nuevos sujetos burgueses soslayando las necesidades de las clases sociales que menos tenían. Estos, en la necesidad de constituir un nuevo pacto social, se vieron obligados a tener en cuenta la fuerza y presencia alcanzada por la clase dominante. Proceso contradictorio y conservador, su develación en nuestros días, representa un reto a la ciencia y a la imaginación.

El hecho revolucionario mexicano, sus peleadas conquistas jurídicas, obreras y campesinas, la recolocación de la problemática indígena, la avanzada educacional y cultural que representó, y la necesidad de la ruptura de las herencias coloniales de vasallaje y dependencia, que en última instancia disparan el sistema de contradicciones económicas, sociales, ideológicas y culturales, representan temas sobre los que la mirada de las actuales generaciones de mexicanos debe detenerse, para reafirmar los más genuinos tejidos de nuestra común historia y hallar en ellos las experiencias que hoy nos pueden contribuir para entender el presente y construir el futuro.

Hay numerosos

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