Reformas Borbónicas
monsmaturano18 de Octubre de 2014
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En los años previos a la guerra de Independencia, Nueva España era la posesión ultramarina más rica de la monarquía española y constituía la frontera norte de su enorme imperio en América. El equilibrio fue alterado por los diversos sucesos que ocurrieron durante la segunda mitad del siglo xviii, que afectaron a la monarquía española en conjunto. El Imperio fue amenazado por los intereses económicos de Inglaterra y Francia que le disputaron a España el predominio comercial del continente. Por el pacto de familia que unía a los Borbones de Francia y España, en la mayoría de los conflictos militares que se presentaron ambas monarquías combatieron unidas contra Inglaterra.
Durante las guerras en el continente se libraron batallas que exigieron el uso de recursos extraordinarios, provocando una crisis económica que se prolongó por varios años y generó inconformidad en los habitantes, así como un reacomodo de las relaciones y fuerzas en Europa y América. Esos reacomodos internacionales y en especial la conciencia de los Borbones adquirieron sobre él riesgo en que estaban sus posesiones en ultramar, provocó el despliegue del proyecto conocido como reformas borbónicas.
Las reformas borbónicas estaban sustentadas en la Ilustración, pretendían transformar paulatinamente al Imperio en una monarquía moderna, comercial, poderosa, y conducir a la redefinición del lugar que ocupaba Nueva España. Las más altas autoridades de la metrópoli establecieron una nueva relación con sus dominios a los cuales se les impuso la misión de aportar lo necesario para lograr el fortalecimiento del Imperio.
El trato desigual generó inconformidad entre los súbditos americanos, quienes consideraban que estos territorios eran reinos de los mismos derechos que los peninsulares y contribuyó a desarrollar un sentimiento de identidad particular, conocido como el patriotismo criollo, que compartieron amplios sectores de población durante la guerra de independencia.
Aunque el proyecto modernizador en Nueva España fue exitoso para la Corona, resultó desastroso porqué generó inconformidad en amplios y diversos sectores de la sociedad, que se haría evidente durante la guerra de independencia. El malestar por esta moderna política dependió de en qué medida de los grupos y habitantes vieron afectados sus
intereses económicos, comerciales y políticos e incluso veían disminuidas sus aspiraciones de prestigio social.
Una de las políticas reformistas de mayor impacto fue la fiscal, ya que fueron despedidos quienes se encargaban de la recaudación de impuestos y se estableció una nueva administración que hizo más eficiente su recolección al hacer efectivo el cobro de contribuciones. Algunos se quedaron sin trabajo, pero todos tuvieron que pagar impuestos como nunca antes.
Además, la Corona monopolizó la producción, fabricación y distribución de productos antes manejados por particulares, lo que aumentó la carga impositiva de la población, dejo sin trabajo a más personas y redujo las ganancias del sector que antes se ocupaba de la fabricación.
En las últimas décadas de dominación colonial, la carga fiscal fue todavía más pesada, pues para financiar las guerras europeas, la Corona impuso nuevas contribuciones, solicitó prestamos, donativos y decretó la consolidación de vales reales para que la Iglesia pudiera vender sus bienes muebles y prestara recursos a la Corona. Las medidas afectaron a la iglesia porqué otras políticas dictadas con la intención de limitar su poder y ponerla bajo el control del gobierno, dañaron los privilegios de los que había disfrutado el clero. La Corona trato de participar en los asuntos relativos a la organización de la Iglesia; para aumentar sus recursos intervino en el cobro del diezmo, impuso el pago de impuestos sobre los ingresos que los eclesiásticos recibían por el cargo que
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