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Resumen de los poemas de Нomero "la ilíada"


Enviado por   •  20 de Agosto de 2013  •  Resúmenes  •  13.277 Palabras (54 Páginas)  •  409 Visitas

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LA ILÍADA

Biografía del autor

Resumen:

Homero

Homero fue un poeta de la Antigua Grecia que nació y vivió en el siglo VIII a.c. Es autor de dos de las principales obras de la antigüedad: Los poemas épicos La Ilíada y La Odisea. Muchos historiadores y arqueólogos no han llegado a la conclusión sobre si Homero realmente existió o se trata de un personaje legendario, pues no hay pruebas concretas de su existencia. Sus obras pueden haber sido escritas por otros autores antiguos o tal vez son apenas recopilaciones de tradiciones orales del periodo de la época de la Antigua Grecia. La vida de Homero es una mezcla de leyenda y realidad. De acuerdo con la tradición, Homero era ciego y pudo haber nacido en cualquier localidad de la Antigua Grecia: Esmirna, Colofon, Atenas, Quios, Rodas, Argos, Itaca o Salamina. Sobre la muerte de Homero también hay mucho misterio. De acuerdo con documentos históricos del siglo V a.c., él habría muerto en la isla de Ios. Investigadores modernos afirman que no hay ningún dato seguro de las fuentes de antigüedad que hablan sobre Homero. De acuerdo con los historiadores modernos, en caso que haya existido, es probable que haya nacido y vivido en la zona colonial griega del Asia Menor. Esta conclusión se extrae a partir de las características lingüísticas de sus obras y las tradiciones abordadas que son típicas de la región jonica. Algunos investigadores afirman también que a partir de sus obras, es posible concluir que Homero tenía mucho contacto con la nobleza de la época.

DE LA OBRA

La Iliada comienza con el gran enfado de Aquiles, porque Agamenón, rey de los aqueos y jefe de la expedición griega contra Troya, se ha empeñado en quedarse con su esclava fa vorita, Briseida. En señal de protesta, Aquiles, con su ejército de mirmidones, decide mantenerse al margen de la batalla, en su campamento, junto a las naves griegas atracadas en las playas del Estrecho de los Dardanelos, cercano a Troya. (El Estrecho de los Dardanelos, Helesponto, es la franja marina que une el mar Egeo con el mar de Mármara; así como el mar de Mármara se comunica con el mar Negro, por el estrecho del Bósforo).

Aquiles

Esta decisión supone un grave perjuicio para los aqueos (nombre genérico dado a los griegos de la época micénica) que son diezmados por los defensores de Ilión, la acosada ciudad troyana donde residía el rey Príamo, padre de Héctor y de Paris, el raptor de Helena, esposa de Menelao, el hermano de Agamenón.

Los pocos días de batallas del décimo año de la guerra contra Troya que abarca el poema de la Iliada, van transcurriendo con suerte alternativa para ambos ejércitos. Los aqueos tratan en varias ocasiones de conseguir que Aquiles abandone su pasividad y les ayude a obtener la victoria, pero él se mantiene en su postura hasta que su amado primo y ayudante, Patroclo, es muerto por Héctor, el líder troyano.

Los dioses, divididos en dos bandos y en continuo ir venir del Olimpo, contemplaban la batalla desde el Monte Ida, situado a unos setenta kilómetros de Ilión, e intervenían en ella de forma encubierta encarnándose en héroes de apariencia humana. Unos apoyaban a los griegos y otros, a los troyanos. Zeus actuaba de árbitro, tomando decisiones en favor de uno u otro bando según consideraba que debía equilibrar la marcha de la batalla. Apolo fue el dios que más se jugó en el apoyo a los troyanos, no en balde la leyenda le atribuye la fundación de Troya.

LA MUERTE DE PATROCLO

Patroclo, ante la pasividad de su general en jefe, solicitó su permiso para incorporarse a la lucha utilizando las armas y la armadura de Aquiles.

Aquiles se lo concedió, recomendándole que no se arriesgara demasiado.

Pero Patroclo, enardecido por el fragor de la contienda, dio muerte a varios troyanos, entre ellos a Sarpedón. Aquello desagradó a Zeus que empezó a planear su muerte y alentó que Héctor y los suyos le acosaran sin descanso.

Apolo, siguiendo órdenes de Zeus, rescató el cuerpo de Sarpedón para que los "hermanos gemelos, Muerte y Sueño", lo transportaran a Licia y pudiera ser enterrado con todos los honores. Después se encarnó en Asio, tío de Héctor, y se dirigió a él con estas palabras: "...guía los corceles de duros cascos hacia Patroclo y trata de matarle, Apolo te dará apoyo".

Cuando Patroclo vio que el carro de Héctor se acercaba velozmente, lanzó una piedra que acertó en plena frente del auriga de Héctor, haciendo que sus ojos saltaran de las órbitas, cayendo en el polvo.

El auriga cayó del asiento a tierra. Héctor descendió del carro y se enfrentó a Patroclo... "Se enfrentaron como dos leones hambrientos que en el monte pelean furiosos por el cadáver de una cierva..., pues así tiraban el uno y el otro del cuerpo exánime del auriga".

PATROCLO MUERTO

Ayudado por los aqueos, Patroclo se hizo, al fin, con el auriga muerto y siguió atacando a los teucros que defendían a Héctor. Pero había llegado su hora. Apolo, en la confusión del combate, le golpeó por la espalda y le quitó el refulgente yelmo de Aquiles, que rodó sobre el polvoriento suelo por primera vez desde que fuera forjado.

Patroclo sintió que le abandonaban las fuerzas, cuando, de pronto, sintiose alcanzado por la pica de Euforbo. Héctor, al verle herido, fue a su encuentro y "le envasó la lanza por la parte inferior del vientre". Las últimas palabras de Patroclo fueron para Héctor, al que predijo una pronta muerte.

Menelao dio muerte inmediata a Euforbo y se dispuso con los aqueos a defender y rescatar el cuerpo de Patroclo. Ante la llegada de Héctor, pidió ayuda a Ayax y se entabló una fiera lucha entre teucros y troyanos por hacerse con el cuerpo de Patroclo. Ayax le pidió a Menelao que enviara un mensaje a Aquiles avisándole de la muerte de Patroclo, mientras el resto de los combatientes era alentado a defender el cuerpo del muerto. Menelao, a su vez, encargó a Antíloco que trasmitiera el mensaje y se puso a defender el cuerpo de Patroclo que, entre todos, iban retirando perseguidos de cerca por los teucros.

Cuando Aquiles escuchó el nefasto mensaje "Dio un horrendo gemido que oyó hasta su madre, la diosa Tetis, desde el fondo del mar". Tetis se trasladó veloz, con toda su corte de nereidas, junto a su hijo que, al verla, proclamó sus deseos de venganza; ella le respondió..."Breve será tu existencia, a juzgar por lo que dices; pues la

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