Revolucion Mexicana
r_marquez20 de Marzo de 2015
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La Revolución Mexicana: Una aproximación sociohistórica
Crisis del Porfiriato
El estallido de la Revolución Mexicana fue el resultado de varios factores: la conformación sociohistórica del país, la crisis generalizada del Estado porfiriano; el fracaso de una solución pacífica a la sucesión de 1910; las aspiraciones de los grupos medios y populares, contrarios al régimen oligárquico y el complejo contexto internacional de aquellos días.
México sufría un gobierno dictatorial y una desequilibrada estructura agraria, gozaba de crecimiento económico. México vio nacer, clases medias y proletariado. El gobierno de Díaz resultó inadecuado para representar sus intereses: dificultó el ascenso de las clases medias y reprimió los reclamos obreros. La insatisfacción de clase media rural y las pretensiones de numerosas comunidades de conservar o recuperar sus tierras hacían predecible un grave conflicto,
Díaz pasó por tres etapas:
1. La primera se caracterizó por ser el período de su ascenso y consolidación. Bajo el orden y progreso se dio una inédita estabilidad; percibió que el anticlericalismo había divido al país por lo que fue tolerante con la Iglesia.
2. Se distinguió por el perfeccionamiento de la estabilidad política y por el crecimiento económico. Se saneo Hacienda, se redujeron los gastos militares y se renegoció la deuda. Se emprendieron obras de infrestructura, minería industrial, telégrafo y ferrocarriles ayudaron a la integración del país.
No hubo oposición en esa época: “Poca política, mucha administración”.
La crisis del sistema político no se debió al envejecimiento de Díaz sino que estribó en su cambio de naturaleza y composición: el tema de la sucesión se volvió relevante y al elegirse como sucesor a Ramón Corral (científico), los reyistas pasó a opositor del régimen.
La crisis económica abatió los ingresos gubernamentales, que buscó solucionar aplicando medidas que afectaban a las clases medias, urbanas y rurales.
En resumen, la buena situación de finales del siglo XIX se tornó dramática a principios del XX, especialmente porque la crisis económica había acabado con el prestigio de los científicos, grupo que había sido electo para sucederlo.
En el ámbito rural el problema fue la pérdida de tierras de las comunidades campesinas a manos de las haciendas, las comunidades radicalizaron sus posturas políticas y se sumaron a la lucha armada contra Díaz a finales de 1910.
Se dio una crisis diplomática porque Díaz temía por la política imperialista de los EUA.
Críticos, oposicionistas y precursores
Los primeros en manifestarse fueron los católicos apoyados en la encíclica Rerum Novarum; criticaba la desigualdad que dominaba la estructura de la propiedad agraria.
Magonistas
Motivaciones de signo contrario dieron lugar al surgimiento, hacia 1900, de otro importante grupo antiporfirista, encabezado por descendientes de los liberales de mediados de siglo y con participación de diversos sectores de la clase media urbana, como profesionistas, periodistas, maestros y estudiantes. Reclamaban el alejamiento de los principios liberales originales. Su propuesta era reorganizar el llamado ‘Partido Liberal’ con el objeto de presionar a Díaz para que aplicara dichos principios: anticlericalismo, libertad de expresión, democracia electoral, separación de poderes, adecuada administración de justicia y autonomía municipal.
La represión contra los obreros y el prematuro llamado a las armas hizo que los magonistas perdieran considerables bases proletarias y cualquier simpatía de las clases medias.
A pesar de que desde 1908 decayó su influencia, es incuestionable su importancia histórica: negaron al gobierno de Díaz su filiación liberal, lo que disminuyó notablemente su prestigio; fueron ellos los que dirigieron las críticas más constantes y certeras al régimen porfirista; gracias a Regeneración se concientizaron y politizaron muchos mexicanos; y su estancia en Estados Unidos sirvió para minar el prestigio internacional de don Porfirio.
Reyistas
La importancia real no siempre coincide con el prestigio histórico. A diferencia de los magonistas, cuya influencia declinó a partir de 1908, las preferencias de Díaz por ‘los científicos’ provocaron que los reyistas, antes leales porfiristas, se convirtieran en uno de los grupos opositores determinantes.
Consciente de haber perdido su anterior respaldo y con un proyecto diferente al de ‘los científicos’, Reyes buscó sus propios soportes a partir de un programa de gobierno distinto: con dos leyes avanzadas en materia laboral pudo establecer buenas relaciones con el movimiento obrero; asimismo, con su moderado nacionalismo económico fomentó el desarrollo de la burguesía y de las clases medias autóctonas. Sobre todo, la buena fama de Reyes creció al mismo tiempo que ‘los científicos’ se desprestigiaban por la crisis económica de 1907 y 1908.
El valor de los reyistas radica en que su escisión debilitó al régimen; en que se dedicaron a desprestigiar a ‘los científicos’, grupo sucesor de don Porfirio; en que fortalecieron al movimiento antirreeleccionista al traspasarle numerosos ‘cuadros’ con prestigio y experiencia burocrática, política y hasta militar; en que tal apoyo era multiclasista, con miembros de las clases altas, medias y bajas de las ciudades, especialmente de sus sectores juveniles: algunos reyistas se hicieron importantes antirreeleccionistas, como Venustiano Carranza y Francisco Vázquez Gómez.
De la Oposición a la lucha armada
Surge el antireleccionismo con Madero a la cabeza. Crea el Partido Nacional Antireleecionista y radicaliza su movimiento por la represión del gobierno. Lo encarcelan en las elecciones y huye a SA, Texas. Redacta el Plan de San Luis e invita a la rebelión armada en noviembre de 1910, no es bien aceptada por los antireleecionistas, tuvo buena acogida en la región montañosa del occidente de Chihuahua, extendiéndose luego la violencia a otras zonas del estado y a las entidades vecinas: Sonora, Durango y Coahuila. El perfil social de los alzados era popular y rural, y sus reclamos también eran distintos a los de los antirreeleccionistas originales.
Son varias las explicaciones de la caída de don Porfirio. Las hay biologicistas, que subrayan su envejecimiento, y el de su aparato y sistema políticos; generacionales, que destacan el carácter gerontocrático de su gobierno, refractario a las imprescindibles renovaciones generacionales; políticas, que alegan la debilidad que trajo al gobierno la escisión de la elite y la incapacidad final de Díaz para arbitrar y resolver los conflictos de intereses; sociohistóricas, que argumentan que si bien don Porfirio había resultado idóneo para gobernar una sociedad tradicional, de hacendados y campesinos, de caciques y militares, típica del siglo XIX latinoamericano, había resultado inadecuado para gobernar un país del siglo XX, con clases sociales modernas, con clases medias y obreros, ambos con actitudes y pretensiones de ciudadanos.
Obviamente, para explicar la caída de Díaz también debe considerarse su incapacidad para satisfacer las demandas de los grupos mayoritarios del país, las clases medias y bajas. Sólo así se explica que una movilización electoral, sostenida por las primeras, se haya concatenado con una rebelión armada, hecha por las segundas. El breve proceso militar implicó la transformación de la naturaleza previa del movimiento.
Dado que cambió de oposición electoral 24 Toribio Esquivel Obregón, Democracia y Personalismo; relatos y comentarios sobre política actual, México, Imp. A. Carranza, 1911. 24 a rebelión, los actores y los escenarios tuvieron que ser otros: el movimiento urbano y clasemediero devino lucha rural y popular. Surgieron nuevos líderes, más aptos para una lucha armada rural y que no habían participado en el antirreeleccionismo electoral, o que no lo habían hecho de manera destacada. Fue entonces cuando aparecieron, protagónicamente, gente como Pascual Orozco, Pancho Villa y Emiliano Zapata. En términos sociales implicó la incorporación de rancheros norteños, de miembros de las excolonias militares, de ‘medieros’ y aparceros, proletarios agrícolas, vaqueros, ferrocarrileros, mineros —responsables de los ataques dinamiteros a las vías férreas—, obreros, artesanos, profesores rurales, rancheros sureños y de numerosos habitantes de las comunidades campesinas del centro y sur del país.
La participación de estos grupos sociales, distintos de las primeras bases del antirreeleccionismo y muy poco afines a Madero, explica la premura con que éste acordó finiquitar la lucha y desmovilizar y desarmar a los alzados. A pesar de lo deseado por Madero y los otros jefes antirreeleccionistas, los grupos populares se habían involucrado indefectiblemente en el proceso de cambio político; de hecho, lo habían convertido en un proceso revolucionario, de cambio social.
El fracaso del liberalismo maderista
La presidencia de Madero, iniciada a finales de 1911 y concluida violentamente en febrero de 1913, se distinguió por las transformaciones políticas a que dio lugar. Efectivamente, llegaron al gabinete jóvenes pertenecientes a un sector social inferior al de los ministros porfirianos, lo que explica que tuvieran distinta ideología. De otra parte, de la mayor importancia fue el desplazamiento de los viejos ‘jefes’ políticos por nuevas autoridades locales electas libremente. La salida
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