Revolucion Rusa
jennijen4 de Julio de 2013
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La revolución rusa
A propósito de El acorazado Potemkin (1925), de S.M.Eisenstein.
Los problemas antecesores a la Revolución Soviética.
El proceso revolucionario que convulsiona Rusia desde los primeros años del siglo, ya pasado, XX y que culmina en 1917 es un acontecimiento crucial que marca la historia europea y mundial de nuestro tiempo. Considerado por muchos intelectuales como el acontecimiento más importante del siglo XX y comparable en trascendencia a la Revolución Francesa, punto de partida de todos los procesos políticos de la era contemporánea.
Para comprender la Revolución del pueblo ruso hemos de remontarnos años atrás encontrándonos con una serie problemas, raiz de descontentos sociales de los que nacería una revolución, una de las más importantes de la historia.
Hacia 1900 era el mayor estado del mundo, alrededor de 22 millones de kilómetros cuadrados, con una población de 125 y 140 millones de habitantes. Principalmente podían contabilizarse en este coloso país cuatro grnades problemas:
Problema nacional: en el inmenso imperio convivían más de 150 pueblos, que hablaban múltiples lenguas y profesaban diversas religiones. El colosal imperio, que ocupaba territorios de dos continentes, estaba constituido mayoritariamente por rusos, quienes vivían en el núcleo central, en torno a Moscú. En número les seguían los ucranianos, luego los bielorrusos, los eslavos bálticos, los polacos etc. En las regiones periféricas vivían pueblos inmigrados o absorbidos en el proceso de expansión imperial del zarismo, ejemplo de estos pueblos fueron los rumanos de Besarabia, griegos del Mar Negro e incluso los alemanes del Volga medio. Mayores problemas de asimilación se planteaban con los musulmanes que poblaban regiones meridionales, europeas y asiáticas y la integración de los judíos dentro de este caótico sistema social.
La idea por parte del zar de mantener cohesionado este mosacio conlllevó a adoptar medidas forzadas de rusificación, por ello, en ocasiones fue conocida Rusia como una “cárcel de pueblos”.
Crisis económica: la crisis económica de los primeros años de siglo era de tipo coyuntural, las estadísticas demostraban que se habían duplicado las superficies dedicadas al trigo y a la patata entre 1900 y 1910 acompañando un crecimiento de la producción industrial en un 40%. Pero este aumento no repercutía en el consumo popular, menguando no obstante en los años de crisis. La afluencia de los productos alemanes y la finalización del transiberiano produjeron paro y hambre aumentando de esta manera las huelgas y las manifestaciones contra el gobierno establecido entre 1900 y 1904
Autocracia política: la Rusia de principios d siglo vivía bajo un gobierno autócrata, un régimen absoluto, detentado por la autoridad omnímoda del zar Nicolás II. No existían partidos políticos, elecciones, parlamento, libertad de prensa, ni una carta de derechos que pudiera considerarse Constitución, palabra que el zar declaraba no debía se pronunciada en su presencia. Lo más grave del gobierno de Nicolás II fueron sus severos recursos policiales debido a su escasa, o mejor dicho, nula educación política.
Crisis social: la guerra ruso-japonesa sería la detonante de la protesta popular contra las decisiones del zar. Las sucesivas derrotas navales y terrestres, tanto de la flota del Pacífico como la del Báltico demostraron la incapacidad bélica del ejército zarista y la ineficacia de la red ferroviaria para el traslado de tropas y materiales. Tras la confirmación de la derrota se levantó la protesta popular que se había iniciado contra las levas.
Mirada de lejos, Rusia podía parecer totalmente amorfa. Los bolcheviques apenas eran entonces unos 5.000, algunos centenares de ellos reclutados en condiciones de militar y los restantes repartidos en ese imperio caóticamente ordenado. La mayor parte de los ciudadanos vivían todavía en el campo, y sus penosas condiciones de vida, así como sus hábitos patriarcales y su mentalidad arcaica, parecían inmutables.
Patética era la situación de los musulmanes de Asia, absorbidos en el imperio zarista, donde en una comarca tan representativa como Voronej los campesionos todavía trabajaban el campo con métodos primitivos, su nivel de vida era terriblemente bajo a pesar de los beneficios que les otorgaba la tradicional fabricación de cerámica. Construidas con sus propias manos, las isbas familiares eran edificadas con paredes de tierra batida y techo de ramaje, no se conocía la cama, y el mobiliario se reducía a una mesa de madera blanca, unos cuantos bancos y una enorme estufa, alrededor de la cual se colocaban unos ladrillos en los cuales se reunía toda la familia para dormir en la época de invierno. A todo ello se añadían en un rincón los inevitables iconos mientras que el humo, a falta de chimenea salía por la puerta.
Los pueblos no tuvieron escuelas hasta después de finalizar el siglo XIX, y los escasos hospitales apenas eran visitados por los aldeanos, quienes atribuían las epidemias y demás enfermedades a la cólera divina.
Además, los campesinos estaban expuestos a las peores humillaciones por parte de la aristocracia. El cochero del señor local podía azotar impunemente al campesino que no se apartara lo bastante deprisa de su camino al paso del carruaje. Tampoco hay que olvidar al despiadado fisco quien incautaba los bienes de los desgraciados insolventes y los subastaba. En cuanto a la escuela de la aldea, si existía, no tenía más de veinte años, y aquellos que asistían olvidaban fácilmente lo que se les había explicado, salvo algunas lecturas de la iglesia ya que la religión ocupaba gran parte de la vida de aquella pobre gente. Su cristianismo hecho de recuerdos lejanos de escrituras y adormecido por creencias precristianas llevaba a los campesinos a creer que la tierra estaba sostenida por siete ballenas y que el infierno estaba debajo de ella y el paraiso sobre el cielo.
Con todo este caos social, Rusia estaba envuelta en conflictos bélicos, en 1904 contra Japón y más tarde involucrada en la primera Guerra Mundial. La guerra había hecho el papel que el trabajo revolucionario jamás podría haber conseguido con sus únicas fuerzas. La guerra había dado lugar a una profunda desestabilización del sistema social ruso. La movilización había afectado a cerca de quince millones de hombres, en su mayoría procedentes del campo. Las graves lagunas de la máquina industrial, el deterioro de los transportes, la corrupció llevada a todos los niveles, la falta de armamento moderno con su consiguiente escasez de municiones, así como la desidia de los altos mandos, habían producido una verdadera hecatombe. Se puede afirmar que la cifra total de muertos se acercó a los dos millones junto a tres millones de heridos y prisioneros. Conforme se iban sumando las derrotas la incertidumbre corroía a los altos mandos mientras que los soldados, aterrorizados caían el una incontrolable indisciplina. El campesinado, cansado de metralla, en contacto con obreros y revolucionarios, en dos años evolucionó siglos, machacado por la impotencia de cargar con armas blancas frente a las ametralladoras enemigas y harto de los abusos y castigos corporales recibidos por parte de algunos oficiales, el campesinado se alzó, desertores y sodados amotinados componían el desastre del ejército nacional ruso.
La crisis no sólo se extendía al sector del pueblo, en el interior del palacio del zar se respiraba un ambiente de completa tensión, sobretodo por la presencia del oscuro e intratable Rasputín, cuyas relaciones se extendían por toda la familia del zar y cuyos conocimientos de medicina y curandería sorprendieron al propio Nicolás II. Convertido en consejero personal del zar fue víctma de varios intentos de envenenamiento ante la ire del sector nobiliario, pero Rasputín era inmune a tales venenos pues audazmente había ido preparándose día tras día con ligeras porciones de varios tóxicos, consiguiendo así acostumbrarse y aceptarlos sin efectos. No obstante en 1916 fue asesinado por parientes del zar levantando una gran polémica a pies de la revolución de 1917.
En la película observamos las injusticias y la patética situación reflejada en el acorazado, donde los marineros son tratados humillantemente, maltratados por los oficiales llegando al punto detonante cuando son obligados a alimentarse mediante carne putrefacta. En este momento los marineros se amotinan ante la airada mirada de los oficiales, retratados hábilmente causando odio al espectador. Las condiciones sobre el acorazado son un ejemplo de la situación que la mayoría del país vivía ante el régimen zarista. “Los japoneses alimentan mejor a los presos rusos” exclama Vachulinchuk, líder del motín del Potemkin.
El primer ensayo. La revolución de 1905
El “ensayo de la gran revolución”, como ha sido denominado este estallido de 1905, se caracterizó por ser un movimiento espontáneo de las masas populares donde la participación de las fuerzas políticas de izquierda fue tardía y nuca decisiva.
La guerra contra Japón reavivó algunos fenómenos sociales. En primer lugar el terrorismo. A lo largo de 1904 se reanudó la actividad terrorista del Partido Socialista Revolucionario, heredero de los narodiki o populistas, y como respuesta, de la represión gubernamental, pilotada por el ministro del interior, el inmovilista Plehve, que sería asesinado a mediados de julio. En segundo lugar se incrementaron las demandas de apertura política, por parte de los zemstuos, asambleas de distrito.
Esta revolución vendría precedida por una intensa agitación en el movimiento obrero (huelgas violentas en Bakú, Moscú, San Petersburgo...), y encontraría
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