Revolucion Silenciosa

Desde la época de la independencia, en los albores del siglo XIX, y con intervalos aproximados de 50 años (1820, 1870, 1930 y 1980) las crisis de la deuda han flagelado a América Latina. Cada crisis ha borrado de un plumazo el modelo económico anterior y cimentado bases para el experimento de los 50 años siguientes.

De este modo, la revolución silenciosa surge de un nuevo modelo económico el cual presento diversos fenómenos como la sustitución de las importaciones, la crisis de la deuda y en general el rasgo más característico fue el debate entre las corrientes neoliberales y conservadoras en pro del centralismo del Estado.

Los partidarios del libre mercado en Estados Unidos y América Latina estaban de acuerdo con la sustitución de las importaciones. Sus ideas principales iban ligadas a que el Estado no debía inmiscuirse en la gestión económica, luchaban por la supresión de normas de regulación, privatización y libre comercio, para liberar a la región de las manos muertas del estatismo, permitiendo que la “mano invisible” del mercado, proclamada por Adam Smith, los condujera hacia el crecimiento y prosperidad económicos.

La sustitución de importaciones en ese entonces cambiaba la fisonomía política del continente ampliando la participación política a nuevos sectores de la sociedad, dando origen a un vigoroso movimiento sindical y fortaleciendo en alto grado la política democrática.

Protegidas por barreras arancelarias, las industrias se volvieron ineficientes y produjeron bienes de mala calidad y de alto precio destinados a consumidores sin opción alguna. Sabiendo que, al final, el gobierno siempre estaría dispuesto a brindarles garantías, muchas industrias estatales demostraron ser productores ineficientes y cargaron al fisco enormes pérdidas operativas lo cual creo un déficit del gasto público. La inflación tomo impulso cuando los gobiernos comenzaron a emitir dinero para cubrir el déficit.

La sustitución de importaciones se convirtió en una situación desastrosa para el sector rural, privado de la inversión estatal y de servicios sociales cuando el gobierno otorgó prioridad a las áreas urbanas. Esto desemboco en una mayor pobreza del campo, aunada al auge industrial de las ciudades, lo que provocó una ola masiva de migraciones del país.

Al evidenciar esto, Estados Unidos fomento la reforma agraria a lo largo y ancho de la región. En Chile, Colombia y Venezuela se distribuyeron tierras en cantidad limitada y se otorgaron créditos para pequeños campesinos a través del sistema bancario estatal.

Pero dentro de este fenómeno el súbito incremento de los precios mundiales del petróleo en 1973 marcó el inicio del final de la sustitución de importaciones.

La crisis de la deuda surgió por medio del financiamiento externo, Brasil se encontraba en una aguda crisis de divisas y debía asumir una descomunal deuda monetaria que posteriormente el país se vería obligado a pagar mediante la exportación de bienes.

Los renovados defensores de las teorías del libre mercado se mostraron a favor de una drástica reducción del protagonismo estatal en la economía y el neoliberalismo se había convertido en el sentido común de la época.

En 1979 el segundo gran incremento de los precios del petróleo significo el inicio de los problemas para América Latina. Ante los índices de inflación mundial cada vez más elevados, una nueva generación de dirigentes conservadores del Primer mundo reacciono incrementando las tasas de interés. De este modo, la región se vio ante la disyuntiva de tener que pagar tasas de interés más elevadas justo cuando sus exportaciones comenzaron a decaer.

Con Los restos de la sustitución de importaciones, el neoliberalismo tenía a su favor una coalición incontenible de influyentes simpatizantes y beneficiarios potenciales dentro y fuera de la región, y contaba

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