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Revoluciones E Ideas Del Siglo XVIII


Enviado por   •  8 de Abril de 2013  •  5.730 Palabras (23 Páginas)  •  7.314 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El siglo XVIII fue un siglo de grandes cambios en Europa y América, la economía, la sociedad y los sistemas políticos variaron en gran medida.

Mientras la revolución industrial transformaba la producción con nuevas máquinas y fuentes de energía, un grupo de pensadores difundía ideas revolucionarias respecto a la organización de la sociedad y del gobierno.

Algunos escritores y filósofos afirmaban que todos los hombres eran libres e iguales desde su nacimiento. Por eso se oponían al poder absoluto de los reyes y pedían Constituciones que limitaran su autoridad.

Las nuevas ideas se difundieron por todo el mundo e influyeron directamente en las dos grandes revoluciones que dieron origen a los tiempos modernos: la revolución de las colonias inglesas de América del Norte y la Revolución francesa.

Tanto las ideas como las revoluciones tuvieron una gran influencia en la Revolución hispanoamericana.

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Fue una revolución sin armas, se hizo con máquinas, capitales y trabajo.

A principios del siglo XVIII la mayor parte de los objetos usados por la gente se hacía en la casa o en pequeños talleres. La situación cambió con la invención de máquinas creadas por hábiles artesanos, que permitieron producir muchos más artículos en menos tiempo.

La revolución industrial comenzó en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y duro hasta principios del siglo XIX. Allí la agricultura había mejorado sus rendimientos, lo que permitió un importante aumento de población. En pocas décadas hubo más gente en el campo de la que era necesaria para trabajar la tierra. Entonces muchos campesinos fueron a buscar empleo a las ciudades.

Por otro lado, los burgueses, enriquecidos por el comercio de ultramar, vieron la oportunidad de aumentar sus riquezas invirtiendo en la industria. Compraron máquinas, construyeron galpones y contrataron trabajadores para producir en grandes cantidades. Así surgieron las fábricas.

Cambios que trajo

La producción con máquinas multiplicó rápidamente el número de productos e hizo necesario buscar más compradores. También modificó la forma de trabajo. El obrero ya no era dueño de las herramientas ni del objeto que fabricaba; tampoco opinaba sobre la cantidad que producía ni el precio de venta. Todas estas decisiones correspondían al patrón que era dueño de la fábrica y de las máquinas. Los obreros recibían un salario como pago por su trabajo.

La mecanización de la industria cambió la relación del hombre con la naturaleza. Fue necesario extraer metales para hacer las máquinas y carbón como combustible.

También cambió la relación de los hombres y mujeres dentro de la sociedad ya que apareció una nueva clase social —la clase obrera o proletariado— y se agrandó la diferencia entre ricos y pobres.

El derecho a la libertad y el deber de la tolerancia

Hoy nos parece natural que todos los seres humanos tengan derecho a la libertad, pero en aquella época no era así. Todavía había esclavos y siervos, incluso los que se consideraban libres podían ir presos por decir lo que pensaban si ello iba en contra del gobierno. Los reyes tenían poder absoluto y bastaba una orden suya para encarcelar a una persona sin que pudiera defenderse. Llegaban al gobierno en forma hereditaria y sostenían que su poder era de origen divino. Dios les había dado ese poder y solo él podía quitarlo el día de su muerte. Existía la censura de prensa, se vigilaban las reuniones, la Iglesia prohibía determinados libros, los hombres de ciencia no podían investigar libremente…

Contra esta sociedad, varios pensadores defendieron el derecho a la libertad de pensamiento, de opinión y de reunión. Admitían solo la limitación impuesta por la ley, porque cuidaba el interés de todos. La defensa de la libertad individual suponía la tolerancia frente a las ideas de otros.

La separación de poderes

En aquel entonces la mayor parte de los gobiernos europeos eran monarquías absolutas.

No había leyes ni garantías que protegieran a los súbditos frente a la voluntad real. Entonces, para ser totalmente libres había que limitar el poder del rey.

En Inglaterra, la monarquía era parlamentaria. Junto con el monarca existía un Parlamento que hacía las leyes y votaba impuestos. Por eso la monarquía inglesa fue tomada como modelo por muchos pensadores del siglo, que proponían controlar el poder del soberano por medio de un Parlamento y una Constitución.

Uno de estos filósofos, el barón de Montesquieu, propuso que el poder del Estado no se concentrara en una sola persona —el rey—, sino que hubiera un poder que hiciera las leyes (el

Poder Legislativo), otro que obligara a cumplirlas (el Poder Ejecutivo) y un tercero que juzgara a quienes no las obedecían (el Poder Judicial). Los tres poderes se controlarían entre sí evitando abusos de autoridad.

La idea de la separación de poderes fue adoptada por la mayoría de los gobiernos modernos.

República y soberanía popular

Voltaire y Montesquieu proponían un cambio importante en la forma de gobierno pero no plantearon eliminar la monarquía. Juan Jacobo Rousseau fue más lejos. En su opinión, los seres humanos primitivos eran inocentes, buenos salvajes que más tarde se corrompieron por la codicia y la ambición. Estos males, fruto de la civilización, habían dado lugar a sociedades desiguales y a gobiernos tiránicos.

La propuesta de Rousseau era que los hombres hicieran un nuevo pacto que reconociera la igualdad de derechos entre ellos y diera origen a leyes que garantizaran estos derechos.

En cuanto al gobierno, Rousseau sostenía que el poder de gobernarse estaba en el pueblo reunido. Por tanto, el soberano, no era el rey sino el pueblo.

La idea de la soberanía popular era realmente revolucionaria, ya que implicaba la sustitución de la monarquía por el poder del pueblo. Este elegía los gobernantes por un determinado número de años. Ellos tomaban las decisiones en representación del pueblo, pero el poder permanecía siempre en el pueblo. A esta forma de gobierno la llamó república. En una república, el gobierno es elegido por el pueblo por un determinado número de años. Toma las decisiones en representación del pueblo que le ha delegado esta función, pero no es el dueño del poder.

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