ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

SÁNCHEZ MORALES - TIPO B

Anita Sanchez MoralesExamen17 de Diciembre de 2015

2.946 Palabras (12 Páginas)117 Visitas

Página 1 de 12

SÁNCHEZ MORALES - TIPO B


1. ¿Cómo evolucionó la figura del caudillo a la del Presidente? Explicar y sustentar su opinión

La historia hispanoamericana tanto la de España como Portugal se da con un hecho dominante el caudillismo, es decir el gobierno por individuos; entre los caudillos hubo militares y civiles, así como también blancos y mestizos como mucho de los peruanos, (Salaverry, Castilla, Piérola), letrados y barbaros.

En realidad los caudillos son el fruto de una motivación histórica. De alguna manera de los orígenes de la época de la conquista: los Pizarros, los Almagro eran modelos impresionantes de caudillos en virtudes como en sus defectos.

Pero la guerra de la independencia vino a subrayar esta tendencia. Es un fenómeno característico el de como los principales lugartenientes de Bolívar domina la vida política. Pues todo lo llamaron la el hombre fuerte: la traición de mando autoritario, la confusión de las relaciones entre las razas y de las jerarquías, la antimonia entre la situación de las sociedades llenas de dinamismo y unas formas publicas hechas para el equilibrio, el compromiso, la necesidad primaria de toda sociedad, que es el orden. Hubo cabaleros nobles y felones, y también caudillos buenos y malos. Pues aparecieron como guías y conductores. Pues los caudillos veían pasar su época constructiva en el caos, pasaba a ser paladín del desorden y prócer de motín. Entonces ve pasar progresivamente el lugar la figura de presidente.

Por lo que se considera; que los caudillos fueron jefes militares que se disputaron el control del Estado durante gran parte del siglo XIX. Por lo general, habían combatido en la guerra de independencia; tenían tropas a su mando y prestigio militar. Esto les permitía tener el poder suficiente para llegar a la presidencia a través de un golpe de Estado o un levantamiento.

Para lograr sus objetivos, el caudillo debía mantener buenas relaciones con las familias aristocráticas y con los hacendados locales, que le prestaban tropas y dinero. Pero, al mismo tiempo, debía ganarse el favor de las clases populares. La revuelta de un caudillo solía iniciarse con una declaración pública en la que afirmaba que el gobernante de turno había quebrantado la ley, y que él le devolvería la legalidad al país. Luego, ambos bandos se enfrentaban militarmente. Si el triunfador era el caudillo, se autonombraba protector de la patria y convocaba a elecciones, las cuales ganaba fácilmente. Por último, mandaba a elaborar una Constitución acorde con sus intereses. Por ello, entre 1827 y 1845 se promulgaron cuatro Constituciones (1828,1834, 1836 y 1839) y más de una docena de caudillos ocuparon la presidencia.


2. ¿Qué opina sobre el régimen bicameral en el Congreso según el diseño de 1828? ¿Fue adecuada la cuota de poder asignada al Presidente de la República?

La Constitución Política de la República Peruana, nombre oficial de la Carta de 1828, rigió formalmente al menos sin alteración hasta el 10 de junio de 1834. Sancionada el 18 de marzo de 1828, fue promulgada solemnemente el siguiente 20 de abril, invocando el nombre de “Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Supremo Autor y Legislador de la Sociedad”.

Para poder hablar del régimen bicameral en el Congreso según el diseño de 1828 debemos, resaltar o hacer hincapié de los puntos más resaltantes que en ella destacan:
Sobre la organización del Estado, la Constitución de 1828 definía la forma de gobierno como “popular representativa fundada en la unidad”, la soberanía era ejercida por los clásicos tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, sin que pudieran “salir jamás de los límites prescritos por la Constitución”. Así, se suprimía el Poder Electoral creado por la Constitución Vitalicia.

El Poder Legislativo era BICAMERAL, es decir, estaba conformado por dos Cámaras: de Senadores y de Diputados, conservando muchas de las atribuciones de la Constitución de 1823. Este sistema bicameral se mantuvo reiteradamente en nuestra historia constitucional, salvo en las Constituciones de 1823, 1826, 1867 y la actual de 1993. La potestad legislativa de ambas Cámaras era igual, pero la Cámara de Diputados tenía la iniciativa en materia de contribuciones, empréstitos y deuda pública, además de poder acusar ante el Senado al Presidente y al Vicepresidente, a los Ministros de Estado y a los vocales de la Corte Suprema, por todo delito cometido en el ejercicio de sus funciones. Se recuperaba la incompatibilidad entre la función ministerial y la congresal de 1823.
La Cámara de Diputados estaba conformada por los representantes de las provincias, y eran electos por los Colegios Electorales en proporción a la población de la provincia: uno por cada veinte mil habitantes o por fracción superior a diez mil, aunque la provincia no llegue a esa cifra. La edad mínima era de 26 años, y el mandato duraba 4 años. La Cámara de Diputados se renovaba por mitades cada 2 años. El Senado estaba conformado por tres representantes de cada departamento, electos por las Juntas Departamentales entre los candidatos propuestos por los Colegios Electorales. La edad mínima era de 40 años y el mandato duraba 6 años. El Senado se renovaba por tercios en el mismo tiempo que la Cámara de Diputados.

Con respecto a la cuota de poder asignada al presidente, pues estoy de acuerdo ya que la constitución de 1828, al estar inspirada en el modelo norteamericano; se destaca que en su  Poder Ejecutivo era reforzado en comparación con la Constitución de 1823. El“Supremo Poder Ejecutivo” era ejercido por un solo ciudadano, el Presidente de la República, “jefe de la Administración General de la República”. Sobre la organización interior de la República, la Constitución de 1828 debatió de forma extensa el problema del federalismo, hasta ser el principal problema constitucional. Sus defensores lo hacían en base a la soberanía de los pueblos y la conservación de sus características regionales. Sus detractores demostraban la inexistencia de medios humanos para concretar esa idea. Si en los albores de la emancipación, la Monarquía fue la utopía de la derecha, la Federación fue la utopía de la izquierda, como bien afirmó Víctor Andrés Belaúnde. Los liberales juzgaban que el unitarismo se acercaba a la Monarquía, mientras que en el federalismo, los pueblos retenían su soberanía, las leyes eran más adecuadas, habría menos privilegios y menos corrupción, evitando el despotismo, y al contrapesar el rol de la capital, se evitaba el centralismo. Pese ello, el federalismo fue rechazado. ¿Por qué?

En primer lugar, la tradición histórica del Perú había tendido al centralismo: en la época del Tahuantinsuyo, para salvaguardar la unidad del territorio frente a las inquietudes de los señoríos locales; durante el Virreinato, frente a cualquier intento de rebelión por parte de los Cabildos; y finalmente, durante la Guerra de Independencia, frente a la crítica coyuntura del momento.

En segundo lugar, no se podía aplicar el argumento que lo que había sido bueno para los Estados Unidos, lo era para el Perú, pues el Perú no se había forjado sobre la base de colonias independientes, con regímenes especiales, pero con una comunidad de intereses y vínculos que los unían.

En tercr lugar, la carencia de burguesías regionales sólidas, capaces de organizar aparatos estatales con una mínima autosuficiencia económica, así como el temor al desmembramiento, cuando las fronteras del Perú aún estaban por definirse, hicieron pensar a los constituyentes de 1828 que el federalismo debía esperar a mejores tiempos para su organización.

En cuarto lugar y para completar las razones del rechazo del federalismo, estaba la grave situación internacional del momento, con una posible guerra contra la Gran Colombia del resentido Bolívar, lo que requería una actitud militar enérgica y un gobierno fuerte, mientras que el federalismo, de por sí, es débil.

No obstante el rechazo momentáneo, pensaban sus promotores del federalismo, se crearon las Juntas Departamentales, encargadas de promover los intereses de sus provincias, con la intención de ir preparando al Perú para la implementación del sistema federal. Se establecieron municipalidades en toda población que contase con un colegio electoral, instituciones sin carácter representativo, limitadas a asuntos locales. Sus actos estaban sujetos a las Juntas Departamentales. Pero estas Juntas no funcionaron adecuadamente. ¿Por qué? Basadre nos ofrece una respuesta, que creemos la correcta: “En los años en que funcionaron las juntas, 1829 a 1834, el Perú estuvo gobernado por Gamarra y este gobierno creó una despótica oligarquía militar para mantenerse en el poder contra las múltiples asechanzas. Dentro de este despotismo cuartelesco, fue imposible que las juntas pudieran desenvolverse”.
En lo referente a los derechos y garantías, la Constitución de 1828 fue la única del siglo XIX peruano, que limitó la prisión por deudas, hasta su definitiva afirmación en nuestro constitucionalismo en 1920. Sobre la observancia y revisión de la Constitución, se señalaba que la Constitución se mantendría en vigor durante 5 años, tras los cuales, se procedería a reunir una Convención Nacional que determinaría si era pertinente reformar o continuar con la Constitución.

A imitación norteamericana, el Presidente no contaba con iniciativa legislativa, pero sí con el derecho de veto, sin existir algún hostigamiento parlamentario. A diferencia de la Constitución Vitalicia, el Presidente era responsable directo de los actos de su administración. Esta responsabilidad era compartida con los ministros de Estado, a diferencia del modelo norteamericano. Se reafirmó la refrendación ministerial, institución existente en nuestro derecho constitucional, desde el Estatuto Provisorio de San Martín. El Poder Ejecutivo podía tener facultades extraordinarias, sólo por autorización legislativa mayor a los dos tercios, y se anuló el hostigamiento parlamentario al derogar la interpelación y la censura.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb) pdf (105 Kb) docx (189 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com