Santa Rosa De Lima
MARV0217 de Septiembre de 2013
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ISABEL FLORES DE OLIVA – SANTA ROSA DE LIMA
Nació el 30 de abril de 1586, fue hija de Gaspar Flores, natural de Puerto Rico y María de Oliva. Fue bautizada el 25 de mayo de 1586 en la Parroquia de San Sebastián, en Lima por el sacerdote Antonio Polanco, sus padrinos fueron Hernando de Valdés y María Orosco. Un hecho singular provoca que su madre la empiece a llamar Rosa.
Según atestigua uno de sus confesores y prior de Santo Domingo en Lima, Fray Alonso Velásquez, Rosa “entristecíase de ver que la llamasen Rosa, por ser nombre célebre y de mucha hermosura y belleza”, ya que “en esa época no era usual ese nombre”. El cambio definitivo a “Rosa de Santa María”.
Su infancia fue común y nada llamativa, su compañero de juegos fue su hermano Hernando el cual siempre la apoyó y ayudó. A los doce años se mudó con su familia hacia Quives un pueblo a 60 kilómetros de Lima ubicado en el Valle Chillón. Es aquí donde ella recibirá la confirmación de manos de otro santo católico, Santo Toribio de Mogrovejo, su padrino fue el sacerdote del pueblo Francisco Gonzáles. Es en Quives donde al parecer empezó con sus mortificaciones contrayendo un reuma muy fuerte con consecuencias dolorosas para su recuperación que ella ocultaba a su madre.
Regresó a Lima con su familia ya siendo una joven. Debido a problemas económicos de la familia, trabajaba el día entero en el huerto y solía bordar con gran esmero para diferentes familias de la Ciudad y así ayudar al sostenimiento de su hogar.
A pesar de todo, se encontraba conforme con su forma de vida y no hubiera tratado de cambiarla si no hubiera sido por la insistencia de sus padres a casarla. Rosa resistió por más de diez años y finalmente hizo voto de virginidad ante la imagen del "doctorcito" para confirmar su resolución.
Al cabo de unos años ingresó a la orden de santo Domingo de Guzmán a imitación de Catalina de Siena.
A partir de entonces, se recluyó prácticamente en la Ermita que ella misma construyó con sus manos y ayuda de su hermano Hernando en un extremo del huerto de su casa, salvo sus salidas para atender las necesidades espirituales de los indígenas, los negros de la ciudad y sus visitas al Templo de Nuestra Señora del Rosario. También atendía a muchos enfermos que se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de enfermería en su casa.
Ya cerca del final de su vida, cayó gravemente enferma. Pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador notable del gobierno virreinal, cuya familia le tenía particular cariño. En este lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima.
Murió a los treinta y un años de edad en las primeras horas del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó y cuenta el padre Leonardo Hansen. El día de sus exequias y entierro, los devotos se abalanzaban sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta en busca de un recuerdo, aclamándola como santa.
Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) con notable devoción del pueblo peruano (y de América) que visita la Capilla dedicada a su culto en el Crucero del Templo dominicano.
“Es la primera santa que antes de ser canonizada - sólo 54 años después de su muerte, en 167l- sería proclamada - cosa excepcional- patrona del Perú (1669), del Nuevo Mundo y de Filipinas (1670)”.
Actualmente es patrona de institutos Armados: Policía Nacional de la República del Perú y en Argentina de sus Fuerzas armadas.
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