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Soledad Acosta De Samper


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  4.944 Palabras (20 Páginas)  •  257 Visitas

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Introducción

En este ensayo daremos un recuento de la biografía de dos importantes historiadores que hicieron un aporte fundamental a la implementación de esta ciencia en Colombia los cuales elaboraron un gran número de cuentos, ensayos históricos, tratados de historia entre otros.

Uno de ellos es la escritora Soledad Acosta de Samper quien se destacó por ser una de las escritoras más prolíficas del siglo XIX En sus labores como novelista, cuentista, periodista, historiadora y editora, escribió 21 novelas, 48 cuentos, 4 obras de teatro, 43 estudios sociales y literarios, y 21 tratados de historia; fundó y dirigió cinco periódicos, además hizo numerosas traducciones. Soledad Acosta publicó junto a algunas de sus contemporáneas como las poetisas Agripina Samper de Ancízar y Silveria Espinoza de Rendón. Sin embargo, Acosta no solo incursionó en literatura sino también en campos propios de los varones de su época: 24 de sus estudios sociales están dedicados al tema de las mujeres y su rol.

Abarcaremos muchos de los relatos y obras que realizaron haciendo énfasis en aquellas más importantes ,el segundo historiador del que trataremos es del escritor Alberto Quijano Guerrero fue un escritor, poeta, historiador, ensayista y humanista nariñense. El cual desempeño varios cargos públicos los cuales le fueron mérito para obtener diversos reconocimientos por su trayectoria en el campo de las humanidades entre ellos: por la Secretaría de Educación, Alcaldía de Pasto, Medalla Cívica Asamblea Departamental de Nariño, Medalla Leopoldo López Alvarez, Colegio de Abogados de Nariño, Medalla al Mérito Gobernación de Nariño en el grado de Comendador y Medalla Academia Nariñense de Historia.

A continuación se dará el desarrollo del ensayo el cual da cuenta de la trayectos de estos dos personajes dela vida pública en el siglo XIX – XX

Desarrollo

Es importante recalcar que para hablar de soledad acosta de Samper debemos recordar un poco sobre el contexto que se dio detrás de aquellos escritos que la misma elaboro, ya que podemos contrastar hechos con ideas realizadas.

En el período de transición que va de la independencia al establecimiento del orden democrático en la Nueva Granada, se encuentra un nuevo modelo de mujeres, diferente del tipo de las de la Gran Colombia, que sin desinteresarse de la vida civil -o acaso por eso mismo- comienzan a interesarse por las letras. Era llegada la época del romanticismo, y los jóvenes poetas de la generación "Gólgota" y "filotémica" hallaron almas gemelas para combustible de sus ideales. La mujer más interesante de esta nueva época, la precursora del tipo moderno de la colombiana intelectual, fue, sin duda alguna, la ilustre esposa de José María Samper. Doña Soledad en efecto, tuvo salón, habló varios idiomas, conoció el mundo y escribió muchos libros. Vivió una larga vida; fue amiga de presidentes, de ministros y de políticos; respiró la atmósfera de la Nueva Granada, de los Estados Unidos de Colombia y de la República central y unitaria; trató a plenipotenciarios extranjeros y a intelectuales nativos e hispanos; sostuvo correspondencia con escritores europeos de la talla de don Juan Valera; fue hija de un estadista e historiador, esposa de un polígrafo y político de lucha, y madre de una religiosa-poetisa. La tradición la señala unánimemente como una mujer de voluntad, de cultura y de espíritu, que fue la ninfa Egeria del poeta-soldado y la Corina que celebró los grandes hombres y las obras maestras de su patria.

Nació en Bogotá, del matrimonio del general Joaquín Acosta con la honorable dama inglesa Carolina Kemble, el 5 de mayo de 1833, en una vieja casona santafereña de la calle 14, conocida antiguamente en su cuadra sexta con el nombre de "Calle de los Enfardeladores".

A la edad de doce años fue llevada a Halifax -Nueva Escocia-, donde a la sazón residía su abuela materna. Poco después pasó a París, y allí completó en varios colegios, durante un lustro, la esmerada educación que había empezado a recibir en el hogar.

De regreso a Bogotá, y muerto ya su meritísimo padre, casó con el notable escritor José María Samper, en 1855, con quien volvió dos años después a Europa. Residieron allí hasta 1862, cuando fueron a pasar un año en el Perú, donde su esposo redactó "El Comercio" y fundó la "Revista Americana", de Lima, casi con la exclusiva colaboración de doña Soledad.

Vueltos a Colombia, ambos continuaron dedicados de lleno a labores intelectuales. Durante algunos años fue muy conocida en la prensa de Bogotá con

Los pseudónimos de "Aldebarán", "Bertilda", "Andina", "Olga" y "Renato", y los periódicos de la capital, desde 1862 hasta su muerte, o sea durante medio siglo, contienen gran copia de artículos, novelas y revistas del extranjero, escritos por ella.

"Empezó doña Soledad ya casada -dice uno de sus biógrafos- a ensayarse como escritora traduciendo algunas piezas del inglés y del francés para los periódicos que dirigía su esposo; luego se encargó de escribir revistas de modas y de sociedad para algunos diarios del Perú; en seguida se ensayó como cuentista y novelista; y, por último, en medio del dolor que le causó la muerte de dos de sus hijas, buscó la distracción en los estudios serios, y de allí surgió historiadora, con todos los conocimientos necesarios para llenar lucidamente esta difícil empresa.

"Mujer de altas energías, no sólo con la pluma sino también con decorosa industria, supo hacer frente a la precaria situación a que se vio reducido su hogar a consecuencia de las persecuciones de que fue objeto su esposo durante la guerra civil de 1876. Mientras él se hallaba en los campamentos, el gobierno confiscaba su imprenta y hacía que la noble dama desocupase y entregase en el término de veinticuatro horas su casa de habitación. Desde entonces, y durante muchos años, sin secar la pluma, ejerció el comercio y ganó así lo necesario para la subsistencia propia y de sus hijas sobrevivientes".

Forman las primicias de sus labores, como escritora, una serie de cartas enviadas a la "Biblioteca de Señoritas", de Bogotá, periódico en donde aparecieron, en 1859, bajo el título de "Revista parisiense"; y otra de artículos muy interesantes sobre sus recuerdos de Suiza y viajes por Europa, publicados en ese mismo año en "El Mosaico", con el pseudónimo de "Andina", y posteriormente completados en "La Mujer".

A instancias de su esposo publicó su primer libro en Bélgica, en 1869, con el epígrafe

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