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Sor Juana


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  2.220 Palabras (9 Páginas)  •  773 Visitas

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Sor Juana Inés De La Cruz

Historia de México

“Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos “ Sor Juana Inés De La Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz

¿Que mi tintero es la hoguera donde tengo que quemarme...?

Pues podré decir, al verme expirar sin entregarme, que conseguiste matarme mas no pudiste vencerme.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1651 - Ciudad de México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa y escritora novohispana, exponente del Siglo de Oro de la literatura en español. Cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de “el Fénix de América”, “la Décima Musa” o

“la Décima Musa mexicana”.

A muy temprana edad aprendió a leer y a escribir. Perteneció a la corte de Antonio de Toledo y Salazar, marqués de Mancera y 25.º virrey novohispano. En 1667, por vocación religiosa y anhelo de conocimiento, ingresó a la vida monástica. Sus más importantes mecenas fueron los virreyes De Mancera, el arzobispo virrey Payo Enríquez de Rivera y los marqueses de la Laguna, virreyes también de la Nueva España, quienes publicaron los dos primeros tomos de sus obras en la España peninsular. Murió a causa de una epidemia el 17 de abril de 1695.

Sor Juana Inés de la Cruz ocupó, junto a Juan Ruiz de Alarcón y a Carlos de Sigüenza y Góngora, un destacado lugar en la literatura novohispana. En el campo de la lírica, su trabajo se adscribe a los lineamientos del barroco español en su etapa tardía. La producción lírica de Sor Juana, que supone la mitad de su obra, es un crisol donde convergen la cultura de una Nueva España en apogeo, el culteranismo de Góngora y la obra conceptista de Quevedo y Calderón.

La obra dramática de Sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables en este género son Amor es más laberinto, Los empeños de una casa y una serie de autos sacramentales concebidos para representarse en la corte.

En el libro arrebatos carnales nos habla una mujer, amiga de sor Juana Inés de la cruz sobre, cómo fue la vida de sor Juana de tal forma que nosotros podemos imaginarnos como paso todo en aquellos tiempos, ya que nos describe lo mejor posible como era ella, como vivían, sus encuentros con la iglesia y la falta de igualdad entre hombre y mujeres.

Pero, ¿Cómo era Nueva España a finales del siglo XVII?

Sor Juana Inés de la Cruz vivió en una época en que los españoles dominaban a la nueva España (México). También en este tiempo nuestro país se le conoció como la época del virreinato o el tiempo de la colonia. Los Españoles llegaron a México y formaron familias con las mujeres indígenas dando paso a la nueva raza de México: Los Mestizos.

Los españoles nos dejaron una hermosa lengua también nos impusieron la religión católica. Los españoles nos trajeron sus costumbres, su moralidad y la fusión de las dos culturas nació la cultura Novohispana. España domino a México en todos los aspectos políticos, culturales educativos y económicos. El monarca español Carlos V dominaba a la colonia a través de los virreyes que imponían, como la distancia era enorme entre España los virreyes hicieron de las suyas y fomentaron la explotación, la corrupción, el burocratismo, es decir, la época colonial se basa en la injusticia social contra lo mestizos y de esta manera, se fomento la esclavitud en México. Los españoles dominaron a la nueva España a través de la evangelización por que todo estaba teñido en lo religioso y de esta manera conquistaron a los indígenas en personas sumisas y fáciles de controlar. La cultura creció gracias a la creación de una universidad en México y el uso de la Imprenta pero todo el continente religioso.

Si la vida en la Nueva España a finales del siglo XVII era particularmente difícil para cualquier humilde mortal, en razón del poder omnímodo de la Iglesia católica y del gobierno fusionados en una mancuerna siniestra en la que los arzobispos llegaban a ocupar simultáneamente el cargo de virrey y, por este, ostentaban y ejercían al unísono la autoridad política y la espiritual en contra de los gobernadas y de la propia grey, la situación de las mujeres que, según ellos, encarnan todos los males, no era, ni mucho menos, transitable ni cómoda ni segura. Pues bien, en ese contexto hostil hacia las mujeres, descuella, crece, evoluciona y se universaliza Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer de las que nace solamente una cada mil años, si acaso...

Ya que, en ese tiempo a las mujeres se les tenía prohibido siquiera intentar, pensar, a dar su opinión y hablar en algunas ocasiones.

Y con esto nos lleva a la Inquisición, La tarea de la Inquisición era tratar de proteger a la sociedad de la herejía que se definía arbitrariamente según la época y el lugar. Un poco de polvo acumulado en los hombros de un Cristo crucificado por un simple descuido doméstico podría ser causal para iniciar un juicio inquisitorial por herejía, más aún si la víctima era un judío adinerado a quien la alta jerarquía asediaba con todos los medios a su alcance, que no eran pocos ni ineficientes, para apoderarse de sus bienes a cualquier precio y con cualquier pretexto. Las blasfemias, la bigamia, la brujería o el curanderismo, las insinuaciones a las mujeres a través de la confesión, y los que se ostentaban falsamente como sacerdotes, constituían crímenes menores comunes que no llegaban a justificar la muerte en la hoguera, salvo que el acusado gozara de una gran fortuna económica apetecida por la Iglesia, en cuyo caso era quemado sin mayores tardanzas ni aplazamientos.

En lo que se refería a las mujeres los códigos de comportamiento establecidos por el Santo Oficio las protegía, siempre y cuando respetaran su posición como súbditas del hombre. Ya que cuando se referían a una mujer era como si no tuvieran inteligencia alguna y si ellas llegaran a saber algo que no era asunto de ellas les convenía mas callar que hablar por más insignificante o gigantesco que sea el problema. Y todo esto fue impuesto por la iglesia tratando de controlar al pueblo aunque estos estuviesen violando el mismo Evangelio, y cuando castigaban a los que violaban dichas leyes diciendo que ellos solo querían purificar su alma era en realidad un acto de la iglesia para causar terror en el pueblo, se llevaron a cabo mucha ejecuciones llamadas de la cruz verde donde participaban los frayles como verdugos. Curiosamente la iglesia empezó a perseguir a muchos escritores ya que, ellos negaban la existencia de Dios…

Sor Juana Presencio la incineración de muchos compañeros escritores que renegaron y refutaron las afirmaciones en torno a la Santísima Trinidad, hasta su último aliento. Aterrada por todo el horrible escenario que presenciaba, Sor Juana prefirió guardar discreción.

Tiempo más tarde intento entrar a la universidad y para ello se disfrazo de hombre ya que a las mujeres no se les tenia permitido estudiar pero tarde que temprano la iban a descubrir y el castigo podía ser muy cebero así prefirió irse a un convento ya que ella no pensaba casarse y estar a las ordenes de un hombre y por ello Sor Juana se sentía incomprendida, porque los hombres trataban a las mujeres como sirvientas con privilegios.

Su desprecio y actitud en torno al género masculino los dejó claramente asentados de acuerdo con los siguientes versos que la proyectarían como una gigante poetisa para toda la eternidad:

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis;

Si con ansia sin igual solicitáis su desdén,

¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, al niño qúe pone el coco y luego le tiene miedo. …

Sor Juana aun inmersa en un mundo de hombre siempre destacaba con sus grandes frases, enalteciendo a las mujeres, que pronto nos ayudaría a tener los mismos derechos que hombres y que al fin acabara ese machismo que no dejaba ser libres a todas las mujeres.

Con el pasar de los años Sor Juana fue publicando varios libros poéticos de aquella época y empezó a dar a conoce que las mujeres deberían tener las mismas libertades que los hombres lo cual hizo que comenzara en movimiento feminista que duraría muchos años hasta lograr su objetivo y que las mujeres pudiéramos ser sus iguales.

Y en febrero de 1695 Dios le concedió a Sor Juana el inmenso privilegio de saber del fallecimiento del padre jesuita Antonio Núñez de Miranda, quien la había perseguido implacablemente por varios lustros declarando públicamente, a quien lo quisiera oír, que mi musa, la de las Américas, era un azote mayor. Pues bien, a mí también que me escuche quien lo desee: este prefecto de la Congregación de la Purísima Concepción de la Virgen María, que él dirigió treinta y dos años, varón 'recto, asceta, penitente y culto, a quien llamaron «la biblioteca viva de los jesuitas», sabio maestro en Teología moral, escolástica y expositiva, docto conocedor del Derecho canónico, civil e Historia eclesiástica, «escogido para dirigir las conciencias de dos arzobispos y de tres virreyes», entre todos sus títulos el más destacado será el de cómplice en el asesinato de Sor Juana Inés de la Cruz, cargo con el que pasará a la historia extraviado en el anonimato más oprobioso con todo y sus reconocimiento s banales. Nunca nadie, y el tiempo lo dirá, podrá apagar la luz que encendió Sor Juana Inés de la Cruz. La silenciarán, sí, pero no la vencerán: sus letras serán eternas, su ejemplo inmarcesible y su legado inagotable para ser disfrutado y aprovechado por todas las generaciones subsecuentes. Seres mezquinos, ruines y miserables como Aguiar y Seixas y otros de su calaña jamás podrán opacar su santa gloria ni silenciarla para siempre ni esconder sus lúcidas razones ni destruir sus poderosos argumentos. Nadie se acordará de ellos, mientras que Sor Juana será honrada en academias y universidades a las que la sevicia, la crueldad y la sinrazón le impidieron ingresar. ¡Jesús: cómo se distorsionaron tus palabras y tu sacratísimo mensaje de amor! Sor Juana tendrá monumentos de mármol blanco, las avenidas llevarán su nombre, su efigie será elevada en gigantescas columnas de hierro, su rostro aparecerá inmortalizado en enciclopedias o en estupendos óleos que habrán de colgarse en las salas de los museos de todo el orbe, mientras que ellos, sus detractores, irán a dar a la fosa común de la historia... Según escribió Calleja, su biógrafo, el17 de abril de 1695, a las tres de la mañana, Sor Juana Inés de la Cruz se rindió para siempre. Yo, la condesa de Paredes, su gran amiga, no pude estar a su lado teniéndole la mano, arrodillada ante su lecho de muerte, ni pude consolarla ni ayudarla ni cerrarle los ojos. Un sacerdote enviado por Aguiar y Seixas para ingresar al convento con todas las autorizaciones que el caso ameritaba, sentenció en voz grave cuando Sor Juana exhalaba su último aliento:

-Requiem aeternam dona eis Domine. La priora de las monjas jerónimas respondió arrodillada: -Et lux perpetua luceat eis. -Dominus vobiscum. -Et cum spiritu tuo. -Amén.

Una gran cantidad de escritos, poemas místicos, ensayos y obras de teatro inacabadas que Juana guardaba y que siguió produciendo, secuestradas por el arzobispo, fueron quemados en la chimenea de su palacio. Se llegó a decir que cada hoja arrojada para ser consumida por un fuego goloso despertaba una sonrisa sardónica en Aguiar y Seixas como cuando escuchaba los gritos de horror de los herejes y blasfemos, quemados en la hoguera, durante las ceremonias de cremación a las que asistía con supremo deleite para congraciarse con Dios. El arzobispo presidió las misas multitudinarias cantadas en honor de esta hija privilegiada de Dios que sólo Él supo por qué nos la arrancó con tan dolorosa y patética anticipación. Es nuestro deber intentar su canonización ante el Santo Padre para que su imagen santísima sea adorada en todos los altares mexicanos por los siglos de los siglos amen…

En conclusión Sor Juana Inés De La Cruz una poetista muy famosa en todo el siglo XVII ese la inspiración de muchas mujeres de aquella época y esta también ya que al recordar su frases nos hace sentir que somos iguales todos ya sean hombres, o mujeres.

Sor Juana aparece hoy en día como una dramaturga importantísima en el ambiente hispanoamericano en ese siglo. La literatura de este siglo, principalmente, alabo la obra de Sor Juana he instantáneamente la incluyo entre los grandes clásicos de la lengua española. Dos ediciones de sus obras y numerosas polémicas avalan su fama.

Poniéndola así como una gran mujer que nos ayudo a las mujeres a poder lograr muchas cosas extraordinarias sin ser juzgadas injustamente…

“Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos “ Sor Juana Inés De La Cruz

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