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TERCERA EXPERIENCIA DE PRAXIS: EL RENACIMIENTO


Enviado por   •  6 de Abril de 2015  •  1.043 Palabras (5 Páginas)  •  325 Visitas

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La tercera experiencia de praxis humana en la que se basa la dialéctica como concepción del mundo para demostrar su factibilidad histórica se produjo durante el corto esplendor del Renacimiento en el norte de Italia y en algunos ligares más de Europa, islas de praxis en un océano de terror dogmático inquisitorialmente aplicado por la Iglesia y los Estados. Marx y Engels se refirieron con admiración a los grandes sabios del Renacimiento, remarcando sus conocimientos múltiples, su dominio de varias lenguas y sus viajes y hasta sus aventuras, su rechazo a la división intelectual del trabajo y el valor que otorgaban a la práctica en todos los aspectos, incluida la lucha política con la pluma o con la espada, cuando no con ambas. Aunque existen grandes diferencias entre la praxis en el comunismo primitivo, en la primera fase de la Grecia clásica y en el Renacimiento que surgen del desarrollo de las fuerzas productivas y de las diferentes relaciones sociales de producción, también existe una identidad que se mantiene y que consiste en que en las tres situaciones, las personas respondieron a la adversidad con la dialéctica entre la mano y el cerebro, la práctica y la teoría. No es casualidad que el Renacimiento fuese la época de más intensa y creativa recuperación de las tradiciones griegas clásicas desde que los árabes trajeron a Europa el saber griego. Para acabar con estos logros el cristianismo en sus dos corrientes mayoritarias y más feroces, la católica y la protestante-calvinista, reprimió la praxis con extrema brutalidad, asando la carne humana en las brasas de la hoguera.

Pero el Renacimiento duró poco y aunque la praxisse trasladó hacia el norte del continente al mismo ritmo de las luchas socio-religiosas y de liberación nacional holandesa frente a la ocupación española, fue perdiendo intensidad conforme la burguesía desarrollaba la división intelectual del trabajo y empeoraban las condiciones del trabajo físico. Unida a esta tendencia en ascenso inherente al capitalismo, se desarrolló la visión mecanicista y metafísica de la naturaleza a partir de los descubrimientos realizados desde el siglo XVII en adelante. Dado que la mayoría de los estudiosos aceptaban la existencia de dios y al menos de boca para fuera el dogma cristiano de la creación del mundo; dado que la dialéctica se había refugiado por miedo a la represión en lo profundo del saber,casi clandestinamente; dado que eran tiempos de rápida expansión del capitalismo mercantil y comercial, con la irrupción incontenible del dinero y de la abstracción-mercancía antes vista, abstracción que reduce la calidad y el movimiento a la quietud cuantitativa del equivalente universal; y dado que los descubrimientos realizados trataban en su mayoría sobre el funcionamiento mecánico y cíclico de la naturaleza, lo que concordaba plenamente con el funcionamiento mecánico de las nuevas máquinas que se iban inventado y que siempre necesitaban de un motor externo para ponerse en funcionamiento, como la fuerza de trabajo humana o animal, el viento y el agua, o la pólvora y la mecha encendida en las armas de fuego, o más tarde la máquina de vapor, etc., viendo todo esto, es perfectamente comprensible que la “revolución científica” del siglo XVII confirmara sin quererlo ni saberlo la ley dialéctica del desarrollo desigual y combinado: por un lado, los conocimientos disponibles

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