Teoría e Historia VII
A I REnsayo15 de Marzo de 2016
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Universidad Católica de Colombia.
Arq. Carlos Alvarez de la Roche.
Teoría e Historia VII
Por. Estefanía Silva Siatova / Cód. 1102837
Desde años atrás, la constante incineración de la justicia colombiana, solo ha sido el reflejo de lo que hoy se logra lejos de los escombros físicos y más humanos. Así pues, la declaración de los derechos humanos, es una herramienta más de consulta y enseñanza que poca práctica tendría hoy sobre los emblemáticos y violentos cambios de este país.
Entonces, la evolución concluye plenamente en un trastorno de cultura que alguna vez dejo infinitas tragedias alrededor de los andenes y placas conmemorativas que solo nos invitan a la reflexión de una violenta trasformación ciudadana. “La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia” 1. Bogotá, la ciudad de la impronta indeleble, la caracterización de los bipartidismos que mantienen el suceso del tiempo con una balanza que representa un equilibro divino, desajustada desde sus inicios.
Es razón de abatimiento, encontrar que el patrimonio de los Bogotanos esta sustentado en alguna histórica conflagración que nos hace parte irremediable de una base violenta y que a causa de los representantes, tiene pocas intenciones de cambiar. La sugestión que imparten las mentes al mando, con respecto a la solución social de una mal nombrada “Calidad de Vida” solo se pueden basar en algunas cifras de áreas “gratis” para aquellas familias que no solo han perdido su destino, sino que además la ciudad no les ofrece otro distinto; refiriéndose a la condición de desplazamiento que infortunadamente consume a Bogotá.
La inmediatez de la condición humana en la ciudad, se concentra en la indigencia que según El portafolio 2 actualmente cerca de 8.000 personas habitan la calle desde la última concentración del 2007 cuando apenas eran la mitad. Valdría la pena considerar evaluar por qué las estadísticas crecen año tras año, si la administración afirma estar destinando recursos para la salud y la educación de quienes más lo necesitan. O será que dentro de los censos establecidos esta pequeña parte de la población no configura como personas?
Los medios que se emplean dentro del proceso de rehabilitación urbana piensan en el fin de un objetivo y no como obtenerlo. “No es igual emplear jabón y agua que balas y pistolas para alcanzar la llamada higiene social, y sobre todo, es diferente recuperar unas gentes y unas calles para generar otras, que eliminarlas o desplazarlas y propagar el problema y el odio a todos los sectores de la ciudad 3.
Entrando en materia, la arquitectura pocas veces responde a la solución sobre una incidencia social. Más bien responde a una cultura económica, por la que se subestima al usuario según su alcance financiero. Parece que, las personas que contaron con menos oportunidades están destinadas a vivir en 100 mil agujeros negros que el Misterio de vivienda ofrece con orgullo en su afán de convenir un terreno fértil para el surgimiento de pequeños colectivos de Arquitectura.
Pero, desde otras perspectivas, la ciudad se llena de innumerables centros comerciales que en su “riqueza arquitectónica” dejan al descubierto la pobreza mental de una evolución que va más en decadencia. Las fuentes de inversión de las familias consisten ahora en mantener un status tecnológico y diferirlas en módicas cuotas que compren la clase que la educación no les dio, si es que la tuvieron.
La idea principal de esta reflexión no es más que un sinfín de razones por las que la Educación es la primera respuesta a un conflicto que lleva décadas queriendo darle solución. Bogotá de seguro, tiene más porcentaje en sus índices de suelo destinados al comercio, lo que genera que la sociedad crea que está bien, trabajar para comprar, estudiar para avanzar, mendigar para vivir. A medida que la situación se resuelve a través de impuestos y tarifas elevadas la ignorancia es reina en un país donde el presupuesto nacional destina el 60% al conflicto armado y la educación tan solo el 21%.
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