Tlatelolco

TLATELOLCO

Tlatelolco es un referente central de la historia mexicana. Hacia 1338, algunos grupos provenientes de Tenochtitlán fundaron ahí la segunda ciudad en importancia del mundo mexica, en dos islotes de lo que era el último segmento occidental del Lago de Texcoco. Tlatelolco se convirtió paulatinamente en la gran ciudad-mercado de la cuenca y en el mayor crucero comercial de la geografía mexica. En su momento de auge, la ciudad estuvo integrada por veinte barrios o calpullis definidos con armoniosos locativos en lengua náhuatl, algunos de los cuales han sobrevivido hasta nuestros días: Acozac, Tepiton, Nonohualco, Xolalpa, Atezcapan, Tecualtitlan, etc.

Desde los umbrales de la época novohispana, el sitio continuó viviendo con una dinámica prodigiosa que puede constatarse en las Cartas de relación redactadas por Hernán Cortés o en la prosa testimonial del fraile franciscano Juan de Torquemada en los Veintiún libros rituales de la monarquía indiana. Primero las misiones españolas construyeron en su plaza central un templo dedicado a Santiago Apóstol y posteriormente, en la Epifanía de 1536, el primer Virrey Antonio de Mendoza funda el Colegio Imperial de Santa Cruz, que se convierte en el principal punto de encuentro intelectual del mestizaje asociado tanto a los frailes Juan de Zumárraga y Bernardino de Sahagún como a los hijos de los señores principales, cronistas indígenas, o a Juan Badiano, autor del primer gran códice de la herbolaria medicinal producido en el virreinato.

Desde los días de la Guerra de Independencia hasta los años de la Revolución, las instalaciones del Colegio Imperial de Santa Cruz se transforman en prisión. Hacia 1931, Manuel Toussaint pugna afanosamente por la recuperación de Tlatelolco como un sitio emblemático que concentra los ideales y las pasiones políticas e intelectuales de diversas épocas de la historia mexicana.

En los años sesenta del siglo pasado, se desarrolla en la zona de Tlatelolco el mayor proyecto habitacional de la administración del Presidente Adolfo López Mateos, construyéndose en uno de sus extremos la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), en un conjunto diseñado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Durante varias décadas Tlatelolco se convierte en el lugar desde el que México dialoga con el mundo. En su seno se suscribe el Tratado para la proscripción de las armas nucleares, instrumento impulsado por Alfonso García Robles, quien agrega una marca indeleble a la presencia de Tlatelolco en la vida del país.

En 2005, tras la construcción de la nueva sede de la Secretaria de Relaciones Exteriores, el antiguo edificio ubicado en Tlatelolco estuvo a disposición política del GDF dando lugar a un acuerdo para que la Universidad Nacional Autónoma de México creara el Centro mismo que se encuentra abierto al público desde 2007.

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