Tratado De Versalles

“LA VIVENCIA EN CENTROS DE RECUPERACION”

Trabajar en este centro me permitió interactuar con estas personas tanto en el área de psiquiatría como en el área de adicciones, saber su estado, su pasado y su historia. Saber que la realidad de esta gente no es como todos imaginamos o nos adelantamos a etiquetarla. También me permitió observar como es la interacción social entre los internos y sus cuidadores refiriéndome a enfermeras, médicos y psicólogos más que un análisis a los internos quiero hacer un análisis a los que pretendemos ayudarlos “los sanos”.

Sea cual sea el origen de su padecimiento, estas personas están pasando por un proceso mediante el cual de ser una “persona normal” pasan a transformarse en “enfermo mental” siendo esta una gran etiqueta desde el inicio y las consecuencias a nivel del rol social que esta transformación implica tanto el momento de ingresar como al momento de salir después de recibir su tratamiento con un pronóstico casi siempre para los doctores incierto ¿hicieron mal su trabajo? A partir de que una persona es considerada como un paciente psiquiátrico o paciente adicto todos sus actos, todas sus ideas, todas sus pequeñas manías se vuelven significativas desde la perspectiva del psiquiatra o psicólogo y se apoyan en esta observación para reafirmar el padecimiento del paciente. Por ejemplo, la repentina melancolía que cualquiera de nosotros puede sentir en algún momento puntual, se transforma cuando hablamos de un paciente mental en una depresión mayor, diciendo que es un síntoma de su carácter depresivo o si el paciente ríe por un recuerdo es ya una risa inmotivada característica de una hipomanía su labilidad emocional, si personalidad histriónica. Y mucho cuidado si se enamora la persona se transforma inmediatamente en limítrofe.

Siempre he hablado o le dicho oraciones a Dios cuando paso por momentos difíciles y también le agradezco cuando tengo momentos felices me imagino que todas las personas tenemos un aprecio muy significativo por un retrato, cuadro o fotografía, lo considerado como normal, si el enfermo mental realiza esta misma acción, adaptada a las limitaciones de un hospital mental su comportamiento de seguro será evaluado como patológico.

Debemos tener siempre el cuidado de no caer en la manipulación del paciente interno, pero no pasa siempre que les quitamos el derecho a la credibilidad a estos pacientes? ¿le creemos al paciente o a los familiares que lo internan? ¿Y si el familiar o pariente es el síntoma? ¿Mejor aun si el médico psicólogo proyecta?

Considero este problema no como especifico de este centro, pero no he observado la realidad de los otros, nosotros los profesionales llegamos a etiquetar o porque no decir estigmatizar al paciente desde el momento que asiste a consulta, cuando nos pregunta cómo salir de un problema o si se encuentra

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